Lupa a reguladores de transporte por tragedia en Fundación

Jaime Gutiérrez, conductor del bus que se incendió segando la vida de 31 niños en este municipio del Magdalena, y Manuel Salvador Ibarra, quien lo contrató, pagarían hasta 60 años de cárcel.

Redacción País
22 de mayo de 2014 - 02:43 a. m.
Familiares y amigos de las víctimas escriben mensajes en un mural en las afueras de Medicina Legal en Santa Marta. /Efe
Familiares y amigos de las víctimas escriben mensajes en un mural en las afueras de Medicina Legal en Santa Marta. /Efe
Foto: EFE - STR

Mientras el país no sale de la consternación por la muerte de 31 menores en Fundación, Magdalena, donde el bus en el que se transportaban se incendió segando su vida el domingo, las autoridades adelantan la investigación para determinar las causas de la tragedia y la responsabilidad que tuvieron en ella Jaime Gutiérrez, conductor del automotor, y Manuel Salvador Ibarra, líder de la congregación religiosa Pentecostal, quien lo contrató.

Desde el día en que fallecieron los menores, la vida de estos dos hombres se ha convertido en un infierno, no solo por ser señalados como culpables de estos hechos, sino porque en el caso de Ibarra, su hija murió en el incidente y su esposa, quien tiene quemaduras por tratar de salvar a su hija, continúa en un centro asistencial recuperándose. En el caso de Gutiérrez, su familia tuvo que desplazarse de Fundación y su casa es custodiada por las autoridades para evitar cualquier tipo de represalia en su contra.

Ambos están recluidos en un centro carcelario. El martes se llevó a cabo la primera audiencia, que tardó más de seis horas y en la que ninguno aceptó cargos.

El delito por el que tendrían que responder, según la Fiscalía, sería homicidio simple con dolo eventual en concurso homogéneo, una pena por la que pagarían hasta 60 años de cárcel y sin ningún beneficio de reducción de la pena, pues la ley colombiana lo impide cuando se trata de menores.

El director seccional del ente investigador en Magdalena, Germán Ordóñez Plata, aseguró que también serían incluidas en la investigación las autoridades responsables de que los automotores cumplan con las normas exigidas por la ley para transitar y prestar este servicio al público. Como se conoció en días pasados, el bus en el que los menores perecieron incinerados no contaba con SOAT, no tenía la revisión técnico-mecánica y aunque la capacidad para transportar era de 25 personas sentadas, a bordo iban más de 50 pasajeros. Otro de los investigados, y de quien hasta el momento no se conoce la identidad, sería el dueño del bus.

El congresista Jorge Hernando Pedraza, mediante una proposición radicada en el Senado de la República, solicitó investigación exhaustiva y severas sanciones para los responsables de la espantosa tragedia de Fundación.

“El país ha conocido con espanto este infausto acontecimiento, que refleja graves anomalías en la prestación del servicio de transporte de pasajeros”, anotó Pedraza.

Jorge Alejandro Pérez, un estudiante de Derecho de la U. Cooperativa de Ibagué, estuvo a punto de ser linchado luego de publicar mensajes ‘jocosos’ a propósito de la muerte de los menores en Magdalena.

Entre los comentarios de Pérez estuvo: “Bueno, menos costeños que alimentar”. Y “¿Tan cara que está la gasolina y desperdiciarla en 32 costeños? Tienen huevo”.

Tras conocerse los trinos, y por medio de un grupo de Facebook llamado ‘Repudiamos a Jorge Alejandro Pérez Monroy’, el joven fue ubicado y cercado en las instalaciones del claustro universitario, donde fue obligado a retractarse de sus palabras.

La reacción obligó a que un escuadrón del Esmad interviniera y, según le dijo el coronel Óscar Gómez Heredia al periódico El Tiempo, tuvieron que retirarlo de las instalaciones vestido como un agente de este cuerpo.

El joven emitió un comunicado en el que se disculpaba por su soeces comentarios: “Disculpas a nivel nacional y ojalá se escuche en el exterior esto. La verdad, estoy realmente arrepentido, porque esos niños no tuvieron la culpa de lo que pasó”, aseguró el joven, quien al parecer fue víctima también, de una acción igual de deplorable a sus comentarios.

 

Por Redacción País

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