Mamá canguro, el milagro que le ha permitido a Salomé sobrevivir

A los 23 años Chris Garzón tuvo que abandonar la universidad y el trabajo para dedicarse tiempo completo a la pequeña Salomé. Hoy sus días transcurren entre medicamentos, controles médicos y los cuidados que exige un bebé de 1.730 gramos.

Marcela Díaz Sandoval
07 de mayo de 2016 - 05:58 p. m.
Mamá canguro, el milagro que le ha permitido a Salomé sobrevivir
Foto: CRISTIAN GARAVITO

Justo cuando los médicos daban pocas esperanzas de vida, Salomé respiró profundo y decidió luchar. Vivió solo 28 semanas en el vientre de su mamá y nació con un peso de 800 gramos cuando el promedio es de 2.500. Es una bebé canguro que debe terminar de formarse fuera del útero.

Sus dos primeros meses de vida han transcurrido en una incubadora de la Unidad de Recién Nacidos del Hospital San Ignacio, en Bogotá. Pero no ha estado sola, junto a ella permanece todo el tiempo su madre. Chris Garzón no sabe lo que es tener a su bebé lejos de su cuerpo, del contacto piel con piel depende que pueda salir adelante y sobrevivir. Una situación que no cambiará durante los próximos ocho meses y que le ha impedido volver a dormir completo.

Cada dos horas Salomé debe comer y tomar medicamentos. “Los cuidados son bastantes y delicados, ella no se puede bañar hasta que logre el peso adecuado, ahorita está en 1.730 gramos, no puede recibir visitas, los familiares más cercanos debemos estar vacunados contra la tosferina y siempre tiene que estar con gorro y medias e ir todos los días a control en el hospital”.

Chris y su pareja son estudiantes de administración de empresas. Ella tiene 23 años y él, 26. Tuvieron que renunciar a las clases, al trabajo y a un noviazgo normal. “Todo cambió desde que nos dijeron que seríamos papás canguro. A los seis me dio preeclampsia severa. El embarazo siempre fue de alto riesgo porque estaba en peligro la vida de las dos. Al final me tuvieron que ‘desembarazar’ para salvar a la niña. Ella es mi mejor regalo”.

Los dolores del parto, las madrugadas diarias para ir a los controles –viven a una hora del hospital-, la falta de sueño e incluso las labores que hasta hace un tiempo hacía Chris pasaron a un segundo plano. Lo único y más importante en su vida se llama Salomé. “Hoy mis preocupaciones giran en torno a cómo está su respiración, el oxígeno, los ojitos y a que todo su cuerpo siga creciendo bien”, cuenta esta mamá canguro mientras consiente la pequeña cabeza de su hija.

Tenerla todo el día sobre su pecho, en posición vertical, no solo ha cambiado los hábitos de la rutina diaria, también ha creado un vínculo extraordinario entre mamá e hija. “La conexión es más grande porque uno siente el corazón del bebé ahí junto al de uno, se duermen con uno, se despiertan con uno. Sus abrazos y sonrisas lo pagan todo. Es como si estuviera en el vientre solo que la podemos consentir como es”.

Aunque existen muchas razones por las cuales esta valiente mamá nunca pensó en abortar, la principal, cuenta, es la fuerza que tiene la pequeña Salomé. ''Haberla visto tantas veces al borde del peligro y con riesgo de perder la vida y tenerla hoy con dos meses, con el doble de peso con el que nació y con una evolución importante en todo su cuerpo, es lo que nos motiva a seguir luchando''.

Cristian Castro, papá de Salomé, agradece el apoyo de sus familiares y su mensaje para las futuras madres es que hagan todo lo posible por salvar la vida de sus bebés. A este joven no le quedan dudas de que el amor todo lo puede.

Por Marcela Díaz Sandoval

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