Miguel Fernández, un luchador incansable

Convencido de la necesidad de trabajar por una Colombia más justa y reivindicar la labor del campesinado, un sector que siente olvidado por la sociedad, se convirtió en líder, sacrificando su vida en familia. Una misión que también comparte su hijo mayor, quien no sólo quiso seguir su ejemplo sino buscar la forma de tenerlo más cerca.

Ricardo Fernández
19 de junio de 2016 - 02:36 p. m.
Ricardo y Miguel Fernández hoy trabajan juntos defendiendo los derechos del campesinado colombiano.  / Archivo particular
Ricardo y Miguel Fernández hoy trabajan juntos defendiendo los derechos del campesinado colombiano. / Archivo particular

Mi nombre es Ricardo Fernández, hijo mayor (de tres hermanos), de Miguel Fernández, un luchador incansable por la vida y la justicia de las comunidades. Toda su vida ha estado al lado de los sectores sociales y populares, aportando desde su conocimiento y compromiso por el cambio de un país con justicia social y soberano.

Mi relación con él ha sido muy cercana. Hemos estado muy juntos en todo el proceso, pero la vida en familia ha sido un poco complicada. Su compromiso ha sido tal que no contamos mucho con su presencia, pero cuando está con nosotros tratamos de aprovecharlo al máximo. A pesar de no estar todo el tiempo, siempre ha estado pendiente de lo que nos pase.

Nos ha tocado vivir muchas situaciones de riesgo y de incertidumbre. En mis recuerdos siempre tengo la escena de estar pensando en que no le fuese a pasar nada. Pensé que estábamos preparados para el día en que en realidad faltara. Hace un año y medio mi padre sufrió un infarto y su vida estuvo pendiendo de un hilo, y ese día me di cuenta de que no había nada preparado y que no sé qué haría si no estuviera.

Ha sido una persona muy entregada al trabajo con las comunidades campesinas del suroccidente colombiano, a través del Comité de Integración del Macizo Colombiano (CIMA), en donde se ha desarrollado en su rol como dirigente y en el que ha aportado para que la lucha por el reconocimiento del campesinado como un sujeto social y de derechos sea real en este país que ha olvidado a este sector importante para la economía y la vida de la sociedad.

Nunca nos insistió para que pensáramos igual que él, pero me di cuenta que la injusticia en la que vivimos y los problemas sociales están al orden del día y de igual forma me he vinculado desde muy joven en esta dinámica, que también se ha convertido en una forma de estar más cerca, pues sabía que en el proceso podría estar junto a él. Lo admiro, sé de su calidad como persona, de su honestidad, entrega, berraquera, humanidad, amor por el prójimo y por sus hijos que adora por encima de todas las cosas e incansable lucha por ver algún día una Colombia con justicia social.

 

Por Ricardo Fernández

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