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La construcción de un hotel en el barrio Getsemaní, en Cartagena, desencadenó una polémica en las últimas semanas. La Procuraduría afirmó que la edificación “violaría las normas urbanísticas al no ajustarse a la reglamentación vigente para predios ubicados en el Centro Histórico de la ciudad”.
Este viernes, nuevas denuncias salen a la luz, pero con otra edificación. Se trata del Castillo de San Felipe de Barajas, lugar que recibe 700 mil visitantes cada año, y en el que se estarían realizando intervenciones que afectan la arquitectura histórica y ponen en riesgo la distinción de patrimonio.
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Según le manifestó a RCN Radio, Rafael Escallón, presidente de las Fundación Roztros, en San Felipe se están instalando vallas, torniquetes y garitas que atentan contra la investidura patrimonial de Cartagena.
“Le han instalado torniquetes en la entrada principal como si se tratara de un vehículo de transporte público. Además, el texturizado del Castillo ha sido reemplazado por cemento. A la entrada también le colocaron un techo de madera y una garita de cemento rígido, afectando la arquitectura histórica” manifestó Escallón.
Frente a las declaraciones, Carmen Inés Vásquez, ministra de Cultura, aseguró en entrevista para La FM que las intervenciones se realizaron para mejorar el servicio y experiencia de los turistas que visitan el lugar.
“Queremos darle un poco de comodidad a los visitantes que tenían que soportar largas filas y el inclemente sol de Cartagena y con estas intervenciones le estamos dando orden al ingreso a la fortificación. La idea es hacer intervenciones que no riñan con la conservación del patrimonio”, señaló, agregando que “no hay afectación de la estructura del Castillo de San Felipe y por ende no existe la afectación al patrimonio.
La edificación es uno de los bienes materiales más importantes que tiene la capital de Bolívar. Por eso, frente a cualquier riesgo que dañe o afecte su preservación, los defensores culturales denuncian ante las autoridades.
Un sonado caso ocurrido a mediados del año anterior, dejó al descubierto la participación de Ronald Llamas en la expedición de licencias de construcción irregulares para la elaboración del edificio Aquarela, cerca del castillo. De acuerdo con la investigación, el funcionario entregó licencias sin el análisis para medir el impacto real que esta obra tendría en una zona histórica que convierte a Cartagena en Patrimonio de la Humanidad.