La comerciante Yamilce Arámbula, quien había dicho que su compañero se había suicidado, fue acusada por la Fiscalía por los delitos de homicidio agravado y porte ilegal de armas.
De acuerdo con el diario El Heraldo, el juez tercero Penal del Circuito, Jaime Angulo, consideró que los exámenes de balística y de absorción de pólvora fueron “contundentes” para condenar a Arámbula por la muerte de su marido, Wilger Carreño Poveda.
Carreño, dueño de una distribuidora de víveres y abarrotes en Barranquilla, murió en la habitación marital de la casa de la pareja en septiembre de 2008 por un disparo que recibió en el costado izquierdo. Según las declaraciones de sus familiares, el crimen se debió a los celos de la enjuiciada y a que el fallecido estaba aburrido de estar a su lado.
Durante la investigación del caso, la Fiscalía encontró varias contradicciones que ‘tumbaba’ la versión del suicidio. A través de los análisis técnicos se determinó que la víctima no habría podido dispararse.
Según Arámbula, Carreño empuñó el arma con su mano izquierda a pesar de que éste era diestro, lo cual también demostraba un movimiento inusual en casos de suicidio, pues no es habitual que las personas apunten el arma al costado del mismo perfil.
Una funcionaria de Medicina Legal testificó ante el juez que “las estadísticas indican que las personas se suicidan con un tiro en la sien, en la boca o se ahorcan, no de esa manera”.
Además, cuando Criminalística revisó el cadáver de Carreño no se presentaron rastros de pólvora ni en su mano ni en su ropa, lo que debió haber pasado considerando la mínima distancia que se habría necesitado para el disparo.
Debido a estas pruebas, la condena de la mujer estará entre los 30 y los 40 años en prisión. “Ella está libre por vencimiento de términos –desde diciembre de 2009–, pero es una libertad provisional y tiene restricciones como salir del país”, aseguró Miguel Bolívar Acuña, abogado de la familia de la víctima.