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¿Qué pasará con la reserva marina Seaflower?

El cuidado de una de las zonas protegidas más biodiversas del Caribe, lugar de algunos de los ecosistemas marinos más exóticos del planeta, será uno de los temas claves que Colombia y Nicaragua deberán discutir ahora que los límites marítimos entre ambas naciones fueron definidos por La Haya.

Redacción Internacional
20 de noviembre de 2012 - 08:45 p. m.
¿Qué pasará con la reserva marina Seaflower?

Y es que una parte de las aguas que le fueron designadas a Nicaragua se encuentran dentro de Seaflower, la reserva de biosfera declarada en noviembre de 2000 por la Unesco, que reconoció en su riqueza ambiental motivos suficientes para incluirla en la red mundial de reservas de biosfera más grande del mundo.

Con una extensión total de 349.800 km², Seaflower es el hábitat de más de 400 especies de peces, corales duros y blandos, medusas, moluscos, crustáceos, reptiles y aves. Esto sin contar que, según el Ministerio de Ambiente, tan sólo el 10% de estos ecosistemas ha sido estudiado, por lo que la ausencia de información podría opacar la magnitud de la riqueza submarina.

En concordancia con lo establecido por la Unesco, en 2005 el gobierno colombiano convirtió 65.000 km² de esa reserva en área marina protegida, adquiriendo el compromiso de desarrollar allí prácticas de pesca sostenible y acompañar de cerca la conservación de los ecosistemas que ahora Colombia compartirá con Nicaragua.

Opal Zapata, directora de la Corporación para el Desarrollo Sostenible del Archipiélago (Coralina), declaró su inconformidad con el fallo de La Haya argumentando que el área de la reserva de biosfera Seaflower en Colombia se redujo aproximadamente en 54%. Zapata ve con preocupación la pérdida de control sobre estas aguas frente a los propósitos de Nicaragua, que no se conocen en detalle, teniendo en cuenta que el reconocimiento internacional de la Unesco no tiene el poder para ponerle freno a las iniciativas de desarrollo que las naciones lleven a cabo en las áreas de reserva.

En sus primeras declaraciones, el embajador nicaragüense en Holanda y también agente de ese país en la defensa frente a La Haya, Carlos José Argüello, afirmó que los intereses de ese país estaban guiados hacia la zona económica exclusiva, las zonas de pesca y el subsuelo “donde puede haber petróleo y quién sabe que otro tipo de minerales y riquezas”.

Frente a la probabilidad de que más adelante Nicaragua quiera explorar esas aguas en busca de combustible fósil, la directora de Asuntos Marinos y Costeros y Recursos Acuáticos del Ministerio de Ambiente de Colombia, Elizabeth Taylor, cree que el país vecino tendría que estudiar los riesgos que implicaría intervenir ecosistemas tan vulnerables. “Por ahora sabemos que la Unesco viene defendiendo, a través del mundo, la creación de reservas de biosfera binacionales, porque han entendido que los ecosistemas rebasan los límites de los países. Desde este concepto tendríamos que negociar con Nicaragua cómo, en conjunto, adelantaríamos estrategias de preservación para mantener la integridad de la reserva. El archipiélago completo representa una unidad ecológica importantísima, el 76% de los lo arrecifes colombianos están en ese archipiélago. Esperamos entonces instrucciones de la Cancillería sobre cuál será la ruta a seguir”.

Por Redacción Internacional

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