Por el blindaje internacional y el consenso local

El apoyo de dos nobeles de Paz, la visita de Bernard Aronson, delegado del gobierno norteamericano, y los puentes entre el Gobierno y el uribismo, ambientaron la ronda de diálogos.

Alfredo Molano Jimeno
01 de marzo de 2015 - 02:00 a. m.
El presidente Juan Manuel Santos y el exsecretario de Naciones Unidas Kofi Annan, durante el foro de comisiones de la memoria realizado en Bogotá. / SIG
El presidente Juan Manuel Santos y el exsecretario de Naciones Unidas Kofi Annan, durante el foro de comisiones de la memoria realizado en Bogotá. / SIG

Se ha vuelto costumbre que al tiempo que los delegados de paz del Gobierno y las Farc enfrentan una ronda de diálogos, en el país se barajan temas medulares del proceso de paz, aunque muchas veces estos no hayan sido tratados en la mesa de diálogos. El ciclo 33, que empezó el pasado miércoles y termina el martes, no fue la excepción. Y dos han sido los asuntos propios de esta ronda: el blindaje internacional al proceso —que implica exigencia en el aspecto de justicia— y la búsqueda de puentes con quienes se oponen a la mesa de La Habana.

En este contexto, esta semana se vivió una fuerte oleada de noticias sobre el proceso de paz. Y no fue acerca de las desavenencias entre los negociadores, ni por declaraciones de alguna de las partes, sino por una verdadera batería de apoyos internacionales a la mesa de diálogos, que incluyó el respaldo de dos nobeles de Paz y la llegada a Colombia de Bernard Aronson, el designado por el Departamento de Estado norteamericano para los diálogos de paz.

La agenda de paz la inició el expresidente de Costa Rica Óscar Arias —nobel de Paz—, quien estuvo en Bogotá el martes para manifestar su respaldo a los diálogos de paz. “He venido aquí porque conozco los desafíos de la paz, porque sé que los acuerdos que ponen fin a la violencia tienen siempre aliados y detractores y porque he comprobado que en toda negociación hay voces que alimentan la fe y voces que siembran la desesperanza”, refirió el exmandatario.

El discurso del gestor del Plan de Paz para Centroamérica en la década de los 80 hizo un pronunciamiento conciliador para acercar a quienes respaldan la mesa de diálogos y quienes tienen reparos al proceso. Y como el punto más álgido en esta controversia es la confección del modelo de justicia, el nobel de Paz se refirió a ello y pidió aferrarse a la paz como Noé lo hizo al arca en el pasaje bíblico. También pidió concretar el cese bilateral del fuego, un tema que despierta muchas pasiones.

“Todo negociador de paz sabe que un acuerdo implica un equilibrio entre el reconocimiento a los horrores cometidos y el señalamiento de los responsables, y el riesgo de que el impulso por otorgar castigo se convierta en un obstáculo para lograr el fin de la guerra. Por duro que parezca, una sociedad en guerra eventualmente debe elegir entre sancionar el pasado o habilitar el futuro”, expresó Arias.

Al siguiente día el turno fue para el exsecretario general de Naciones Unidas Kofi Annan. En el foro sobre comisiones de la verdad, el nobel de Paz ghanés fue enfático en que no existe la fórmula de la paz, que el equilibrio entre verdad y justicia debe ser un acuerdo nacional, que debe estar regido por la satisfacción de los derechos de las víctimas. Annan pidió persistir en la búsqueda de la paz y haciendo gala de su experiencia en resolución de conflictos se reunió con el presidente Juan Manuel Santos, el expresidente Álvaro Uribe, Piedad Córdoba y las delegaciones de paz del Gobierno y las Farc.

Precisamente, el expresidente Uribe luego de la reunión con Annan sostuvo que “si él —Annan— ayuda a que en el Gobierno de Santos haya receptividad a estas preocupaciones del Centro Democrático, pues nosotros depositamos en Kofi Annan nuestra confianza, porque él ha tenido mucha claridad en estos temas”. Sobre los acercamientos entre el uribismo y Santos ya se especulaba que el expresidente César Gaviria tendría una parte activa y que la propuesta de justicia transicional para los no combatientes buscaba acercar las partes.

La declaración del exmandatario, aunada a que el exministro Carlos Holmes Trujillo —quien fue fórmula presidencial de Óscar Iván Zuluaga— ha participado de los foros de paz de esta semana, podrían advertir que el Centro Democrático empieza a dar muestras de interés por participar en el debate sobre el proceso de paz. Y el mismo presidente Santos lo celebró en los eventos y señaló en una entrevista que si se entrevistara con Uribe, muy pronto resolverían sus diferencias.

Un discurso que también planteó el jefe negociador del Gobierno, Humberto de la Calle, luego de la visita de Annan a La Habana: “Para mí, el mensaje central es que la paz es un proyecto nacional, de todos y para todos”, señaló refiriéndose a su disposición de reunirse con quienes se oponen a las conversaciones, y agregó: “Por ejemplo, el doctor Óscar Iván Zuluaga nació a pocos kilómetros del sitio donde yo nací, y hemos vivido siempre a pocos kilómetros uno del otro. ¿Por qué no podemos hablar sobre Colombia?”.

De esta forma es evidente que durante los últimos días el proceso de paz entre el Gobierno y las Farc ha ganado prestigiosos defensores internacionales. Y el papel que estos jugarán incluye dos caras de la misma moneda: lograr un blindaje internacional, para que el mundo acepte un acuerdo final, especialmente en lo que a justicia respecta, y desvertebrar la polarización interna, para convertir la paz en un asunto nacional que involucre a todos los sectores.

Y lo dejó claro el presidente Santos hace unos días cuando sostuvo que “no queremos firmar un acuerdo de paz para que luego sea derrotado en las cortes”. La tesis fue reforzada por la declaración de Annan al termino de sus encuentros con los negociadores de paz de Gobierno y Farc: “La Corte Penal Internacional tiene la norma de que si el gobierno involucrado, en este caso el gobierno colombiano, no soluciona los asuntos de justicia, no establece un tribunal (...), la CPI interviene”.

Annan concluyó su intervención haciendo un llamado: “La paz no es un asunto del Gobierno solamente, es un problema de todos”. Y añadió: “Tenemos que ser realistas, terminar un conflicto no es fácil, las pasiones y tensiones que condujeron a la guerra no desaparecerán instantáneamente”. Es así como la agenda de paz esta semana ha versado sobre el apoyo internacional al proceso, la necesidad de hallar un modelo de justicia que tenga legitimidad ante el mundo y la búsqueda de puntos de encuentro que permitan consolidarla como un proyecto nacional.

Por Alfredo Molano Jimeno

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