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Rafael Pardo Buelvas: 30 años de su asesinato

Eran las siete y treinta de la mañana del 12 de septiembre de 1978, cuando dos hombres jóvenes, vestidos con prendas militares, ingresaron a la casa de Rafael Pardo Buelvas...

Luis Eduardo Celis/ Especial para El espectador
12 de septiembre de 2008 - 09:00 p. m.

Eran las siete y treinta de la mañana del 12 de septiembre de 1978, cuando dos hombres jóvenes, vestidos con prendas militares, ingresaron a la casa de Rafael Pardo Buelvas, argumentaron traer un mensaje urgente para el ex ministro de estado, el servicio doméstico les indicó que se encontraba en una planta baja, hacia allí se dirigieron, en el camino se encontraron con su esposa, la señora Sarita Abello, quien les increpó por su presencia en la casa, ellos argumentaron que razones urgentes de seguridad explicaban la situación y que era urgente hablar con el doctor Pardo, la señora Sarita dijo “mijo”, dirigiendo su voz hacia el baño donde Pardo Buelvas realizaba ejercicios en una bicicleta estática, hacia allí se enrumbaron los dos individuos y sin mediar palabras, dispararon contra la humanidad de Pardo Buelvas, quien cayó gravemente herido, en su salida, enfrentaron a un obrero de la construcción, quien realizaba arreglos en la casa, lo intimidaron y continuaron, dos hombres de civil, encañonaban al conductor, todo se tornó en caos y angustia, los gritos llevaron al vecino Alberto Lleras Puga, hijo del ex presidente Alberto Lleras Camargo, a hacerse presente y trasladar a un agonizante Pardo Buelvas a la clínica Shaio, a donde llegó sin vida.

Rafael Pardo Buelvas había nacido el 21 de enero de 1928 en Montería, cursó sus estudios primarios en el Colegio Departamental de Córdoba y se graduó de abogado en la Universidad Javeriana. Se desempeñó en varios cargos judiciales, entre ellos como juez municipal de Purísima y Planeta Rica, luego como juez del circuito de Montería.

La importancia del tema agropecuario en su región, lo motivó a vincularse a este sector, primero en la Caja Agraria, de la cual llegó a ser gerente, de allí pasó a la gerencia de la Industria Colombiana de Fertilizantes y en 1966 es nombrado gerente de la Federación Nacional de Algodoneros y en 1972 preside la Sociedad de Agricultores de Colombia.

El presidente López lo nombra Ministro de Agricultura, al inicio de su mandato, cargo que desempeñó hasta el 19 de octubre de 1976, para pasar a ser ministro de Gobierno, dignidad desde la cual le toca responder por el paro cívico del 14 de septiembre de 1977, convocado por las cuatro centrales sindicales: CTC, UTC, CSTC y CGT, que se agruparon en el Consejo Nacional Sindical y orientaron que para esa fecha obreros, trabajadores y pueblo en general debían salir a las calles a protestar y así fue, el 14 de septiembre fue una jornada de protesta impresionante, la mayor que se vivió después del 9 de abril del 48, la gente en las calles estaba indignada por la carestía y el desempleo.

El paro cívico del 14 de septiembre fue un éxito para sus organizadores, un fracaso para el gobierno, hubo un numero indeterminado de muertos, especialmente en Bogotá, se habla de cifras entre quince y cincuenta personas muertas, en muy disímiles circunstancias, pero todas en medio de muchedumbres enfurecidas, esto fue duramente criticado por sectores de la prensa y la política, lo cual llevó al ministro Rafael Pardo Buelvas a renunciar el 30 de septiembre de 1977.

Las personas que asesinaron a Rafael Pardo Buelvas, hacían parte de Autodefensa Obrera, una pequeña organización constituida en 1974 por personas de capas medias, algunos de procedencia popular y que reivindicaban el derecho a la rebelión armada, a las pocas horas del asesinato se conocía un comunicado en el que se decía: “al cumplirse un año de la masacre del 14 de septiembre pasado, la autodefensa obrera rinde un homenaje a sus hermanos, a los que luchan por sus derechos y se encuentran en huelga, a los que cayeron víctimas de las balas asesinas de los ricos… la justicia revolucionaria llega a los culpables de las desgracias del pueblo, llega a los verdugos… Rafael Pardo Buelvas, como Ministro de Gobierno en la época del paro cívico, fue el directo responsable de la masacre y ha sido castigado…”, esta era la argumentación de quienes perpetraron el crimen, se podía tomar justicia por mano propia.

Este crimen fue ampliamente repudiado por la clase política, no sólo bipartidista, la revista Alternativa, expresión de importantes sectores de izquierda, editorializó sobre el crimen diciendo que este crimen “no era ni autodefensa, ni es obrero. Es un acto de provocación”, las centrales sindicales, igualmente lamentaron y repudiaron el hecho y dejaron en claro que nada más alejado de sus convicciones. Por supuesto que en la izquierda armada el acto fue recibido como legítimo y parte de “la guerra contra la oligarquía”, izquierdas y derechas recurrían con argumentos al uso de la violencia, es más, el propio ministro de la Defensa, general Luis Carlos Camacho Leyva, llamó a la población a armarse y defender sus derechos con las armas en la mano, lo cual por supuesto fue criticado en su momento.

Hubo una acción de investigación policial por el crimen de Rafael Pardo Buelvas, que llevó a juicio a tres personas —no sin antes haber sido salvajemente torturadas en dependencias oficiales—: Héctor Fabio Abadía Rey, Alfredo Camelo Franco y Manuel Bautista fueron condenados a veinticinco años de prisión, de los cuales cumplieron ocho efectivos, por estudio, trabajo y buen comportamiento en la cárcel, sumaron doce años a su pena y fueron puestos en libertad en 1987.

Hoy, treinta años después del crimen contra Rafael Pardo Buelvas, Colombia sigue buscando sacar la violencia de la política, tarea enorme que sigue vigente, paz en la tumba de Rafael Pardo Buelvas y de todos los que murieron en esa enorme jornada de protesta popular del 14 de septiembre de 1977, la historia juntó estos tristes y dolorosos hechos.

Por Luis Eduardo Celis/ Especial para El espectador

 

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