San Raffaele, el barco hospital que superó la delincuencia y seguirá con sus misiones médicas en el Pacífico

El 2019 fue el año con mayor actividad del barco. Zarpó 72 veces y atendió a más de 24.000 pacientes.

Foto: Tomada de: https://barcohospitalhsr.org/servicios/

Diego Posso es un paramédico caleño que en 1995 llegó a Italia para trabajar en el Hospital San Raffaele. A pesar de la distancia con el país, en ningún momento desconoció las limitaciones en salud que atravesaba Colombia y, a punta de pericia, comenzó a formar alianzas para ayudar a mejorar este sector, particularmente en el Litoral Pacífico, a lo largo de sus cuatro departamentos.

En 1998, gracias a donaciones de médicos italianos, comenzó a mandar equipos médicos a esta zona del país y en 1999 conoció a Iván Ramiro Córdoba, ex futbolista colombiano y leyenda del Inter de Milán, con quien hizo amistad y unió fuerzas para llegar a los rincones más apartados del Pacífico con misiones médicas, al alcance de la gente.

“Conocíamos de la necesidad de contar con hospitales en estos lugares. Pero al mismo tiempo sabíamos que mantener uno solo era muy costoso y no podía traer muchos beneficios para una población amplia. Fue por eso que nació la idea de tener un barco hospital que llegara directamente a la casa del paciente. Así se atendía mejor y con un alcance excepcional”, relata Diego Posso, fundador y director del barco hospital San Raffaele.

En 2009 este proyecto zarpó por primera vez, mediante los esfuerzos de Posso, Córdoba y la ONG AISPO (Asociación Italiana para la Solidaridad entre los Pueblos).

Con unos años más activos que otros, en promedio el barco hospital San Raffaele tuvo recorridos mensuales de 12 días, dependiendo del llamado de las comunidades y, a pesar de las adversidades sociales o logísticas, nunca ha incumplido ninguna cita que previamente es pactada con un líder de consejo comunitario de los municipios donde llegan.

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San Raffaele cuenta con cinco consultorios, de múltiples especialidades médicas, una sala de cirugía, una sala de recuperación para dos pacientes, el trabajo de 25 trabajadores de la salud y la capacidad de atender cerca de 100 personas al día.

“Normalmente cada misión la encabeza un obstetra, un pediatra y un internista con sus auxiliares. Veinte días antes de llegar a los diferentes puertos hacemos una pre-misión y nos ponemos en contacto con los líderes de los consejos comunitarios, para hacer la inscripción de todos los pacientes y así llegar puntual en una fecha pactada para atender a la gente de las comunidades alejadas del Pacífico en la puerta de su casa”, describe Ana Lucía López, cabeza de las misiones médicas del San Raffaele.

Un obstáculo superado para las misiones

En la madrugada del domingo 26 de julio de 2020, un grupo de 10 personas fuertemente armadas ingresaron al San Raffaele para robar equipos técnicos y de laboratorio. En cuestión de minutos, y arrasando con las instalaciones externas e internas de la embarcación, se llevaron electrodomésticos, equipos médicos, computadores, herramientas varias y tres motores.

“Nos preparábamos para una misión en Guapi (Cauca), pero al inicio esto detuvo todo. Los delincuentes no conocían la labor que nosotros hacemos y pienso que por eso fue el robo. Por fortuna, tuvimos una acogida tan grande a nivel nacional, especialmente desde el movimiento de los líderes comunitarios de la región, que logramos recuperar los equipos”, afirma López.

A la 1:00 a.m. de este lunes, Diego Posso recibió una llamada desde el casco urbano de Buenaventura, en la que miembros de la Policía y la Armada le comentaron que todos los objetos robados habían sido devueltos; y que de esta forma, las misiones podían continuar con regularidad.

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Reanudación de actividades

En 2020, San Raffaele no ha tenido misiones médicas. El ritmo que tuvo en 2019, con 72 zarpadas y la atención a 24.000 pacientes no es el mismo por cuenta de la pandemia y por estar a la espera de una financiación por parte de la Unión Europea.

Pero ahora, con la recuperación de los equipos y la tarea de corregir los daños en el barco que dejó la delincuencia, el calendario para comenzar a navegar por el Litoral Pacífico sigue en pie. En agosto tienen pensado llegar a Guapi (Cauca) y posteriormente, harán lo propio durante septiembre en otros lugares del Pacífico sur, a la altura de la costa nariñense, en La Tola y El Charco.