San Benito (Santander) y la caída de una tradición familiar en el poder

Jaime Amado Argüello fue elegido como alcalde de este municipio del sur de Santander con 1628 votos; su único rival fue el voto en blanco. La familia Ardila era el grupo político que había gobernado en los últimos años.

Luis Álvaro Rodríguez - Periódico 15 UNAB
19 de noviembre de 2019 - 05:06 p. m.
En medio del parque ‘Martín Galeano’ se encuentra una ceiba de al menos 20 metros de altura, bajo la sombra, los san beniteños se descansan en las tardes en su «remanso de paz». /  Luis Álvaro Rodríguez Barrera.
En medio del parque ‘Martín Galeano’ se encuentra una ceiba de al menos 20 metros de altura, bajo la sombra, los san beniteños se descansan en las tardes en su «remanso de paz». / Luis Álvaro Rodríguez Barrera.

En medio en las montañas de la provincia de Vélez hay un municipio de escasos cuatro mil habitantes que acabó con 12 años -al hilo- de una tradición familiar en el poder. El apellido Ardila fue la constante en el nombre de los alcaldes de las últimas cuatro administraciones.

Menos en esta ocasión, pues el exalcalde (2012-2015) -y sobrino del actual mandatario- Pedro José Ardila Téllez, iba a ser el candidato de esa casa política, sin embargo, desistió de su inscripción porque, según él, recibió amenazas contra su vida.

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Quince kilómetros de una trocha dura y polvorienta, con uno que otro tramo de pavimento, separan a Güepsa -ubicado a en el kilómetro 203 de la vía Bucaramanga-Bogotá- del municipio de San Benito, el único pueblo de Santander que el 27 de octubre solo tuvo dos opciones para la Alcaldía: Jaime Amado Argüello y el voto en blanco.

San Benito es uno de los ocho municipios que integran la Hoya del río Suárez y como los demás, su producto principal es la panela, que con la inestabilidad de los precios ha diversificado los cultivos y algunas fincas han pasado a los cítricos y a la siembra de café.

Es domingo y, a pesar de ser el día de descanso, las calles están vacías. El calor sofoca a los pocos campesinos que vinieron desde sus veredas a comprar el pan o para encontrarse con quienes regresan del mercado en el pueblo vecino. El punto de encuentro es la ‘sombrita’ de una tienda en la esquina del parque. Allí comparten con cerveza en mano y hablan de todo, menos de las elecciones de hace casi un mes.

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Quién ganó o quién perdió, ese no es el tema de discusión. Ellos llevan la fiesta en paz. Lo único que reconocen es que están tranquilos con el alcalde electo -Jaime Amado Argüello-, pues lo ven como un “muchacho humilde, que nunca nos ha quitado el saludo”, dice uno de los campesinos mientras se toma el último trago de su cerveza.

Y aunque 491 habitantes hayan votado en blanco y otros 797 ni siquiera se acercaron a a las urnas, todos los san beniteños coinciden en dos peticiones para la futura gestión: el arreglo de la vías veredales y un nuevo acueducto que les brinde agua potable. La actual administración dice que esa última obra arranca su ejecución a mediados de diciembre y adelanta algunos convenios de placa huellas.

Durante años, estos han sido los dolores de cabeza. El primero porque hace más difícil la distribución de sus productos y el segundo porque en tiempos de verano tienen que esperar los carrotanques o bajar hasta la quebrada Juan Curí -a media hora en carro- a recoger el agua.

Los inicios del nuevo alcalde

Jaime Amado Argüello (34 años) es contador público egresado de la Universidad de Pamplona. Creció en Hatos, una de las nueve veredas de San Benito. Es hijo de dos campesinos, que le han dedicado sus esfuerzos a los cultivos de caña de azúcar y demás actividades del agro. Hizo su primaria en la escuela Santa Águeda de su vereda, luego cursó todo su bachillerato en el colegio de Güepsa. Después de graduarse, Amado Argüello regresó a la finca a trabajar como jornalero, estuvo allí durante un año hasta que consiguió un puesto en el pueblo.

Amado Argüello comenzó su carrera en lo público a mediados de 2004, durante el período de Antonio de Jesús Aguilera Zamudio (2004-2007). Durante siete años y medio, trabajó como auxiliar administrativo del centro de salud del pueblo hasta que renunció en 2012.

Aspiró a la alcaldía de su municipio en 2015. En esa ocasión fue candidato por el partido Opción Ciudadana -colectividad liderada por el condenado por parapolítica Luis Alberto ‘El Tuerto’ Gil Castillo- y, en ese primer intento, perdió por 91 votos con el alcalde actual Hugo Ardila Mateus, quien recibió el respaldo de Cambio Radical, y los partidos Liberal y Conservador.

Durante su trayectoria ha trabajado con dos de los grupos políticos más poderosos en la región: los Aguilar y los Tavera. Superada la derrota, Amado Argüello fue contratista durante dos años en la Corporación Autónoma de Santander en la sede de Vélez. Luego de ese paso, se dedicó a recorrer las veredas de su municipio.

Dice que parte de los seguidores de la casa Ardila se unieron a su campaña. “Iniciamos con más gente, se nos fueron uniendo más gente del otro grupo político”, asegura Amado Argüello.

Sus paisanos le reconocen una campaña limpia sin hablar mal de sus contradictores y sin renegar sobre ellos. Así lo admite Trinidad Malagón, habitante del municipio, quien califica la campaña de Amado Argüello como “honesta, respetuosa y transparente”. Los más aficionados tienen como timbre de sus celulares la canción norteña que le compusieron al alcalde electo, avalado por los partidos Liberal y Centro Democrático.

“Porque ha llegado la hora / y el pueblo lo está pidiendo / vamos a cambiar la historia / porque ha llegado el momento / Jaime Amado es un gran líder / es un buen hijo del pueblo”.

El pasado de San Benito

El 10 de noviembre de 1982 las Farc  se tomaron San Benito. En cinco entregas, distribuidas a lo largo de una semana, el periódico Vanguardia Liberal informó los sucesos. Fueron cerca de 70 guerrilleros comandados por alias ‘Arcesio’, quienes a las ocho de la noche atacaron la registraduría, el comando de policía y la sede de la Alcaldía.

Como resistencia encontraron a cinco policías que respondieron hasta horas de la madrugada. El entonces registrador de ese municipio, Hernando Gómez Rodríguez, fue el mediador del enfrentamiento. Luego de un silencio prolongado, fue a pedirle a los guerrilleros que cesaran el ataque, estos lo delegaron para que hablara con los policías, quienes continuaban atrincherados en el comando.

Al principio, los uniformados no creían, pero luego, Gómez Rodríguez los convenció para que salieran y se entregaran. Periódico 15 reproduce un fragmento del artículo “FARC y Policía estrecharon sus manos” publicado, seis días después de la toma, en la sección Judicial de Vanguardia Liberal y citado en el informe “Tomas y ataques guerrilleros (1965 – 2013)” del Centro Nacional de Memoria Histórica, como uno de los casos particulares.

“Afuera los guerrilleros observaban con cierta admiración a los valientes policías, que erguidos marchaban al centro del parque a la espera, posiblemente de un juicio popular…‘Arcesio’ descendió de la colina con su Estado Mayor y apenas los tuvo a su lado, procedió a felicitarlos uno a uno… se estrecharon las manos para decirse adiós”.

Los daños llegaron a tal punto que se pensó trasladar el pueblo a El Limón, un corregimiento a orillas del río Suárez en el que ya había funcionado el municipio.

Al pueblo también llegaron grupos paramilitares a finales de los años noventa como parte de la respuesta a las incursiones guerrilleras. Sin embargo, no hay documentos sobre la presencia de ese grupo. Los san beniteños reconocen que padecieron el conflicto y el daño que causado, sin embargo, desde hace 15 años viven en completa tranquilidad y sin la intervención de esos actores armados. Hasta la fecha, hay 96 víctimas registradas en San Benito según cifras de la Unidad de Víctimas.

Quiénes han gobernado

En los últimos 21 años la alcaldía se ha distribuido de la siguiente manera: Hugo Ardila Mateus (2019-2016 y 2003-2001); Pedro José Ardila Téllez (2015-2012); Yadi Ardila Grandas (2011-2008) quien a pesar de llevar el apellido en mención no fue apoyada por esa casa política; Antonio de Jesús Aguilera Zamudio (2007-2004) y Pedro Antonio Ardila Mateus – alcalde del pueblo en dos períodos (1998-2000 y 1994-1992)-, quien días después de perder la contienda de 2008 frente a su sobrina Ardila Grandas fue asesinado en la ciudad de Bogotá.

Si un turista quiere recorrer el pueblo se encontrará con dos huellas ‘imborrables’ de la familia Ardila. La primera es una escultura con el rostro de Pedro Ardila, padre del actual alcalde Hugo Ardila Mateus. Ese es uno de los dos bustos que hay en el parque, el otro es del español Martín Galeano -colonizador español a quien le atribuyen la fundación del municipio en el año 1592-.

Y la segunda es el nombre del palacio municipal ‘Pedro Antonio Ardila Mateus’ -hermano del actual mandatario y padre del exalcalde Ardila Téllez. Desde ese edificio, de tres pisos y cuyo nombre está ligado a sus contendores, empezará a gobernar Amado Argüello, quien dice que no le gustaría ser recordado como el que destronó a una familia de la Alcaldía, sino como un servidor más que ayudó a su pueblo; insiste en que, para él, “no se trata de tener el poder, sino de ayudar”.

Por Luis Álvaro Rodríguez - Periódico 15 UNAB

 

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