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Un emporio textil que se hizo en el aire

Cititex llegó a ser la segunda importadora de confecciones y textiles más grande del país. Lo que queda de ella, sin embargo, es un compendio de fraudes y robos al erario.

Diana Carolina Durán Núñez
17 de mayo de 2015 - 02:00 a. m.
Las autoridades colombianas calculan que el contrabando mueve en el país unos US$16.000 millones anualmente. / “La Prensa”
Las autoridades colombianas calculan que el contrabando mueve en el país unos US$16.000 millones anualmente. / “La Prensa”

Joaquín Bruges Gómez tiene 50 años, nació en Ciénaga (Magdalena) y es, nada más ni nada menos, el hombre que se “craneó” la telaraña de empresas y movimientos para ingresar textiles al país de contrabando, afectando así a un gremio que lleva años quejándose de que el contrabando y la competencia desleal lo están llevando a la ruina. Hace dos semanas, la Fiscalía capturó a seis personas involucradas con sus negocios irregulares; ahora, la justicia espera que se entregue lo más pronto posible, si no es que lo arrestan primero.El esquema que estableció Bruges no fue nada fácil de desenmarañar, pero se resume fácilmente porque se trató de lo mismo que ya otros han hecho para robarse plata que el Estado debería estar invirtiendo en sus contribuyentes —o sea en usted y en mí—: a través de un grupo de un grupo de empresas, por un lado, simuló exportaciones para pedir devoluciones de IVA, y por otro, importó textiles a precio de huevo, traídos desde Asia principalmente, para así poder vender telas y ropa a un precio que su competencia, la que sí pagaba impuestos, no podía equiparar.

De acuerdo con la investigación en la que llevan más de un año la Fiscalía y la Policía Fiscal y Aduanera (Polfa), Bruges y el emporio que levantó de la mano de su hermano, Daniel Bruges Gómez, va mucho más allá de las seis personas que fueron arrestadas a finales de abril. Este expediente está ligado a las 17 capturas que se hicieron en noviembre de 2013 en Barranquilla, Riohacha y Bogotá, en las que se estableció, de nuevo, que se habían creado empresas fachadas para fingir importación y exportación de productos. El fraude habría sido por unos $50.000 millones.

De ese proceso, en el que también resultaron involucrados funcionarios de la DIAN, una de las personas claves para el entramado creado por Bruges era un hombre llamado Carlos Barrios Acosta, revisor fiscal de la empresa CI Fruit of Colombia, quien ya aceptó cargos. De esa empresa además era socio Jesús Miranda Daza, otra ficha clave en el tablero de Bruges, quien también ya aceptó cargos, incluido el de lavado de activos. Estaba también Miguel Darío Cotes de la Rosa, otro que aceptó cargos, uno de los socios de la Agencia de Aduanas FB Logistic S. A.

En esa red se detectó un nexo político: Miranda es el hermano de Anaís Miranda Daza, concejal conservador de Juan de Acosta (Atlántico), elegido con 594 votos según la Registraduría, hasta que se entregó en diciembre de 2013. A él ya le iniciaron proceso de extinción de dominio sobre propiedades que supuestamente se compraron con dinero del desfalco. Según la Fiscalía notificó en la audiencia de imputación, Miranda Daza hizo cinco solicitudes fraudulentas de devolución del IVA por $1.804 millones a través de su empresa Agropecuaria Intercontinental S. A.

Las principales empresas con las que Joaquín Bruges coordinó el fraude fueron Cititex, una importadora y exportadora; y Aduanas FB Logistic, una agencia aduanera. De las declaraciones en su contra se concluye que él era el hombre que sostenía los hilos de todas las operaciones irregulares, usando a su favor el no figurar en ninguna empresa implicada en las transacciones. Lo que hacía era “triangular”: por ejemplo, es el representante legal de Inversiones Bruges S. A., que a su vez es accionista de FB Business, la cual es miembro de la junta directiva de Aduanas FB Logistic.

Durante muchos años, Bruges pudo moverse en la sombra, a sus anchas, con un nombre que difícilmente se identificaba en el gremio. Sin embargo, las movidas de la joya de la corona Bruges, Cititex, no pasaron inadvertidas por sus competidores. Fuentes de la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia (Andi) le dijeron a este diario que hace unos cuatro años empezaron a notar que el volumen de importaciones de Cititex sólo subía y subía, con una particularidad: “Mientras el precio del kilo de las confecciones estaba a US$10, él lo traía a US$1,6”.

Luego pasó lo mismo con los textiles: en el mercado el kilo se vendía a US$3,5 y él lo importaba por debajo del dólar. En esa diferencia de precios radica el motivo de por qué es tan difícil para las empresas colombianas legales, que pagan todos los impuestos que exige el Estado, mantenerse a flote en un mar de productos con cuyos precios es imposible competir. Visto desde esa perspectiva, el contrabando es una gran fuente de desempleo en el país. O un facilitador para el lavado de activos, cargo del que está acusado Joaquín Bruges. O un boquete para las finanzas de cualquier nación.

Las inquietudes alrededor de la empresa de Bruges siguieron creciendo hasta que hace dos años, para sorpresa de la Andi, esa empresa desconocida que era Cititex se convirtió en la segunda importadora más grande del país. Entonces se prendieron las alarmas. “Lo que Cititex trajo en un año en metros cuadrados de textiles no lo hacían todas las empresas nacionales juntas. Y eso es lo paradójico de la ley: a pesar de que la mercancía venía con precios ostensiblemente bajos, tenían que dejarla entrar. Se paga una póliza y listo”, señaló una fuente de la Andi.

En concreto, la Fiscalía determinó que la empresa de Bruges, entre 2009 y 2011, había importado más de cuatro millones de metros cuadrados de textiles, los cuales debían convertirse en ropa para exportar si la empresa quería que le devolvieran el IVA. Las confecciones nunca tuvieron lugar y, sin embargo, a la compañía se le giraron más de $4.500 millones por ese concepto. Quizá no parezca mucho dinero, pero esto es sólo lo que se ha podido comprobar hasta ahora. Además, las pérdidas más significativas son el dinero que las empresas legales dejan de recibir por culpa del contrabando.

Por otra parte, los tentáculos de la empresa de Bruges llegaron hasta Guatemala: con la empresa Escobar y Alecio de ese país, Cititex simuló la exportación de mercancías. El destino era, supuestamente, Puerto Quetzal, la aduana más importante de las siete que tiene Guatemala en términos de recaudación tributaria. Utilizar el sistema aduanero para cometer fraudes provocó una investigación penal en ese país, liderada por el exmagistrado auxiliar de la Corte Suprema Iván Velásquez, que llevó a la renuncia de la vicepresidenta Roxana Baldetti, tal como lo contó este diario en su edición del pasado 8 de mayo.

Así fue como Joaquín Antonio Bruges Gómez construyó un imperio textil en el aire. Ante un juez la Fiscalía le imputará siete cargos, incluidos concierto para delinquir, enriquecimiento ilícito, lavado de activos y fraude procesal. A su hermano Daniel Eduardo Bruges, quien tiene 39 años y nació en Riohacha, le van a imputar cuatro cargos, incluido contrabando y exportación o importación ficticia.

Puede que Cititex haya alcanzado a ser la segunda importadora de textiles más grande del país, pero de esa empresa ya no queda más que el recuerdo y una investigación judicial a la que todavía no le ponen punto final.

Cititex, ganancias y pérdidas

Cititex se reportó ante la Superintendencia de Sociedades como una empresa con saldos negros. Eso, al menos, es lo que se deduce de los estados financieros entregados a ese organismo en los últimos años. En 2008 la compañía reportó $155 millones de ganancias netas. En 2012 la cifra ya iba por $971 millones. Sin embargo, para el siguiente año el bajón fue drástico: Cititex pasó de esos $100.000 millones en ganancias a reportar pérdidas por $164 millones. En total, entre 2008 y 2013 la empresa le dijo a la Supersociedades que ganó $2.174 millones, mientras que tan sólo entre 2009 y 2011 recibió el doble por concepto de devolución del IVA: $4.492 millones.

Inexmoda calcula que en el país el 30% del mercado textil es de contrabando. Carlos Eduardo Botero, presidente ejecutivo de Inexmoda, ha señalado que este tema “es recurrente porque no hemos tomado la decisión de acabar con el contrabando. Siempre hablamos de mejorar los controles y ya es hora de cambiar ese discurso”.

 

Por Diana Carolina Durán Núñez

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