Un inmenso animal roto

Renson Said
07 de abril de 2020 - 05:17 a. m.

El presidente Duque pide a la virgen de Chiquinquirá que nos proteja de la pandemia. La viceministra de Políticas y Normalización Ambiental del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, María Claudia García, espera que en estos días llueva para que en Cúcuta mejore la calidad del aire contaminada por algunas coquizadoras de carbón y la quema de basura en la frontera. Todavía se recuerda el cuadro del Sagrado Corazón de Jesús con rostro de Álvaro Uribe que Paloma Valencia exhibe en su apartamento de Bogotá. El representante por el partido Conservador, Ciro Rodríguez, pedía no hace mucho tratar el tema del COVID-19 con Juan Guaidó, el presidente de Venezuela en Facebook, y no con Maduro, el presidente de la Venezuela real.

-Si no hemos desaparecido como especie, con esta nómina de lujo, es porque hemos tenido suerte.

Este país sigue siendo camandulero, con una clase política que no está a la altura de su tiempo. Es probable que llueva en Cúcuta y esa lluvia limpie un poco el aire contaminado, pero si llueve no es por las rogativas de la viceministra, sino por fenómenos meteorológicos. Desde hace décadas el mundo emplea el método de “siembra de nubes”, mediante la inyección de químicos que aviones especializados utilizan para provocar las lluvias. Pero la viceministra prefiere esperar un milagro. No ejecuta acciones, sino que prefiere la magia. No es ella la que soluciona, sino que es Dios el responsable. Y por eso es que nos va como nos va. Por eso es que estábamos mejor cuando estábamos peor.

Esta pandemia ha servido para darnos cuenta de algo aterrador: no hay líderes en Colombia. Quiero decir, no hay líderes en el gobierno. La forma como el presidente Duque manejó el tema de las máquinas para procesar muestras del coronavirus que donó el gobierno de Venezuela, evidencia que en Colombia el presidente es inmaduro, y en Venezuela, Maduro.

También sirvió (esta pandemia) para que en Cúcuta la gente se diera cuenta que el progreso no estaba en la creación de centros comerciales. “Ramiro mató, pero hizo puentes y creó el Ventura”, se decía en las calles, haciendo alusión al exalcalde Ramiro Suárez, preso en cárcel La Picota de Bogotá por asesinato, y en cuyo gobierno se construyeron puentes y se levantó el centro comercial Ventura Plaza que tanto éxito ha tenido dentro de la clase media cucuteña. Ahora se saben cosas que antes el pan y circo no dejaba ver: que necesitamos más hospitales que centros comerciales. Que un médico es más indispensable que un político. Que la visita de una enfermera es más urgente para la sociedad que la de una viceministra de Medio Ambiente. Si comparamos el sueldo de un médico con el de un senador de Norte de Santander, nos damos cuenta que vivimos en una sociedad enferma y mal diseñada. Todavía el Hospital Erasmo Meoz espera el desembolso del gobierno nacional de 370.000 millones de pesos para enfrentar la crisis. Situación que se complica por ser zona de frontera y carpa de recepción de los conflictos con Venezuela que crea permanentemente el gobierno nacional. ¿Ha visitado Duque, Uribe, algún ministro, las urgencias del hospital? Es un campo de batalla. Allá no se asoma ni la virgen de Chiquinquirá. Allá no llegan las rogativas de la viceministra. Allá los médicos trabajan de verdad, no como en el Congreso de la República.

Cúcuta es un inmenso animal roto. Un venado rojo en vías de extinción que siempre vienen a cazar los políticos en campaña. Una bestia hermosa que agoniza porque le han vaciado sus vísceras. Y en medio de ese destripamiento, pide agua para calmar la sed y el dolor.

Y responde el señor presidente, los ministros, los viceministros, los senadores, representantes, la bancada, jefes de prensa de Palacio y los parapolíticos que se han alimentado durante décadas de esta frontera:

-Esperamos que llueva pronto.

 

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