Usurpadores

Renson Said
24 de febrero de 2020 - 07:23 p. m.

Colombia es un país que ha sido gobernado por usurpadores a los que no les ha temblado la mano para hacer suyo lo que no era suyo: en la religión, en la política, en el periodismo. Y en doscientas cosas más.

Usurpadores, o sea, saqueadores. Desde la presidencia de la república hasta el vendedor de minutos que vende un minuto que apenas dura 40 segundos. Y así. Despojadores del tiempo, de la lengua y la religión. Desde aquella remota madrugada del siglo XVI en que los conquistadores llegaron arrasando con todo, como esos terrenos baldíos cuando son arrasados por el fuego, hasta nuestro trágico siglo XX de presidentes que son elegidos cuando se va la luz, como le pasó al viejo Pastrana, o cuando llega una mano divina, “la mano de Dios”, y en la registraduría maquillan las cifras.

Un país arrasado por el vendaval bíblico de usurpadores que una vez han chupado todos los recursos del Estado, dejan tirado el cascarón vacío de una nación rica que todavía tiene sustancia en los huesos con qué alimentar a la nueva generación de usurpadores.

Usurpadores de tierras en Medellín, en el Urabá antioqueño, en el Magdalena Medio, en el Catatumbo. Todo el mundo roba tierras: el Estado, la guerrilla, los paramilitares, el señor que de la noche a la mañana pone una cerca en un terreno y se hace el pendejo y, un año después, se lo apropia. Pero hay que ver cómo quedan las calles de la ciudad cuando termina el periodo del alcalde: calles y parques vendidos a particulares. En Colombia no solo los usurpadores se adueñan de terrenos públicos y privados, sino que se adueñan del aire de los parques que compran y del canto de los pájaros que anidan en los árboles de los parques que usurpan. ¿Recuerdan a Panamá? Se roban alcaldías enteras. Esta semana, Ariel Ávila, subdirector de la Fundación Paz y Reconciliación, mostró frente a las cámaras de un canal de Youtube un cartapacio de 3.500 folios que contienen las prueban de cómo en Colombia los usurpadores se roban las elecciones. Y el país tiembla, pero luego, de manera inmediata, todo se olvida porque Álvaro Uribe publicó su declaración de renta.

Aquí se roban el espacio público y al público. Usurpan el bolsillo de los colombianos por igual los bancos, las casas de cambio, los impuestos, los taxistas usureros. En fin. Y los usurpadores extranjeros, que se han llevado casi todo por imposición o por colaboración con los cipayos locales: desde la compañía bananera la United Fruit Company y su hermana gemela, la Chiquita Brands, hasta Odebrecht. No sé si la Oxy ya se llevó el mar caribe en cajas, pero hay que preguntarle con urgencia a la Agencia Nacional de Hidrocarburos.

Y cuando no son unos son los otros. El exprocurador Ordóñez usurpando el puesto del inquisidor Torquemada. Uribe, usurpando el puesto de Iván Duque. Duque, usurpando el puesto de la Democracia, que, según Borges, es un abuso de la estadística.

Leo que Alternativa, la más importante revista de izquierda en la historia de Colombia, fundada por Enrique Santos Calderón y Gabriel García Márquez, y cuyo propósito era ser "la voz de toda la izquierda democrática", acaba de ser usurpada y ahora su nombre encabeza una publicación del Centro Democrático. Es curioso que esto pase, dado que Santos y García Márquez son satanizados en el uribismo. Al primero le dicen castrochavista y, al segundo, María Fernanda Cabal le deseó que se quemara en el infierno por toda la eternidad. Pero así actúan los usurpadores, con cinismos, sin vergüenza, entregando un espejito para luego imponer una lengua y un dios.

 

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