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La violencia 'invisible' de Medellín

Los impactos humanitarios de la violencia en esa ciudad siguen siendo difíciles de identificar.

SebastiánJiménezHerrera /
17 de junio de 2013 - 12:15 p. m.
La violencia 'invisible' de Medellín

Durante 2012 se registró un descenso del 24% en la tasa de homicidios en Medellín: pasaron de 1.649 casos en 2011 a 1.249 el año pasado. Si fuera por esa cifra las autoridades de la capital de Antioquia podrían sentirse algo aliviadas. Pero el problema no son sólo los muertos sino también los desplazados y las mujeres abusadas o aquellas que han quedado viudas por cuenta de la criminalidad. Hay muchas víctimas del conflicto que vive esa ciudad que permanecen en las sombras, que no son mencionadas en los informes.

“Formas de violencia como el reclutamiento forzado, la violencia sexual, el control social, económico y territorial, son invisibles para las autoridades, pero esenciales para la supervivencia de los agentes armados”, resaltan el Centro de Recursos para el Análisis de Conflictos (Cerac) y el centro de investigación Humanitarian Action in Situations other than War (Hasow), de la Pontificia Universidad Católica de Río de Janeiro, en un reciente informe sobre la situación humanitaria en Medellín, en el que rechazan la “invisibilidad” de estas otras víctimas.

Citando un informe de la misma Personería de Medellín, ambas organizaciones alertan de que el año pasado hubo “2.546 registros de desplazamiento forzado intraurbano, 60 líderes sociales y 67 artistas fueron amenazados. Y en los últimos tres años se reportaron 1.872 personas desaparecidas, de las cuales, se presume, 48 corresponden a desaparición forzada”.

Y eso que, como las mismas entidades señalan, hay mucho subregistro y fallas a la hora de establecer estas cifras. Sea como sea, la conclusión no es otra que en Medellín los niveles de violencia son, incluso, superiores a los de muchos conflictos armados en el mundo. Pero, dice el informe, en esa ciudad no se vive un conflicto armado o, por lo menos, no uno que pueda ser catalogado de esa forma. En cambio, la violencia en Medellín “es dinámica, episódica y volátil, y no tan regulada como en los conflictos convencionales, como la que se registra entre las Farc y las Fuerzas Armadas”.

Con cerca de 200 combos y sin las grandes cabezas que en su momento dominaron el mundo criminal del Valle de Aburrá, la violencia en esa ciudad ha entrado en una nueva etapa en la que Medellín vuelve a ser una vez más un campo de batalla con “fronteras invisibles”, desplazamientos intraurbanos —principalmente en la Comuna 13— e incluso violencia sexual contra mujeres como un mecanismo de agresión entre combos. En 2011 se presentaron 1.346 reportes de violencia sexual en la ciudad, en su mayoría, en las comunas 6, 8 y 13.

En este panorama las autoridades y entidades como el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) realizan su labor humanitaria. Con respecto al CICR, el Cerac y el Hasow dicen que en Medellín tiene la posibilidad de responder a preguntas como: ¿cuáles son las reglas para negociar con bandas criminales? ¿Qué protección pueden desplegar los trabajadores humanitarios cuando las leyes de la guerra no aplican? ¿Y qué nos dice la presencia de organismos internacionales de ayuda humanitaria acerca de la estabilidad de una ciudad global como Medellín?

“Sea cual sea la respuesta, el futuro de la acción humanitaria internacional se decidirá en estos nuevos tipos de situaciones que no son guerra ni paz. Lo que se lleva a cabo en Medellín sin duda va a desempeñar un papel fundamental en la definición del panorama de la protección de la población civil en las próximas décadas”, indica Claudia Navas, una de las autoras del informe, en otro documento conocido por este diario.

En Medellín la situación es crítica. Ayer el ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón, informó que el Gobierno doblará el número de cuadrantes de Policía en la ciudad. “Es un mensaje a los criminales de que, no importa cómo se llamen, van a caer tarde o temprano”, enfatizó al respecto. Sin importar si vienen del Gobierno, del CICR o de las ONG, la ciudadanía en Medellín no espera otra cosa que soluciones a este conflicto de varias décadas al que con los años apenas le ha cambiado la cara.

Por SebastiánJiménezHerrera /

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