El Magazín Cultural

Camilo de Mendoza: “Las librerías no son un negocio”

Uno de los fundadores de Tornamesa —librería fundada hace diez años en Bogotá—, habló para El Espectador sobre los mayores desafíos de vender libros en Colombia.

Laura Camila Arévalo Domínguez - Twitter: @lauracamilaad
25 de noviembre de 2018 - 02:00 a. m.
Camilo de Mendoza es filosófo de la Universidad Javeriana.  / Cortesía
Camilo de Mendoza es filosófo de la Universidad Javeriana. / Cortesía

¿Cómo nació Tornamesa? 

En 2008 comenzamos a hablar con mi socio, Álvaro Roa, dueño de Tango Discos, sobre una tienda de discos especializada. En 2010 empezamos a concretar esa idea, pero el disco estaba fuera del mercado. Lo digital y la piratería lo dejaron fuera. Nos preguntamos ¿qué otro concepto podemos manejar aparte de los discos? Y la respuesta llegó muy fácil. Yo había estudiado Filosofía y letras en la Universidad Javeriana y Álvaro (Roa) era un amante del cine, así que decidimos abrir una librería en la que también se pudiesen conseguir vinilos y películas que eventualmente no fuesen de fácil acceso.

¿Cuál ha sido el mayor reto que ha tenido que enfrentar administrando la librería?

El tema comercial. Es un mercado difícil, tiene un margen de utilidad muy bajo. Lograr un equilibrio entre los libros, los vinilos, el cine y las ventas: ese es el gran reto. La parte comercial no es lo único importante, pero si no vendes mueres. Hemos logrado sobrevivir, las librerías no son un negocio. No generan ganancias o son muy mínimas. Generalmente son pérdidas.

Y de acuerdo con su experiencia, además de sobrevivir comercialmente, ¿qué es lo más importante que debe atender para el funcionamiento de la librería?

El catálogo es lo más importante. Estar pendiente de que los buenos libros estén y de que los que no se venden o no rotan se devuelvan. Hay que mantener un stock, porque siempre salen y entran títulos. Tienes que ir abriendo espacio para las novedades y saber qué sacar.

¿En qué se diferencia Tornamesa de las demás librerías?

Somos fuertes en la novela gráfica, álbum ilustrado, literatura infantil y cómics. Y por supuesto lo principal que nos convierte en una librería no convencional es que ofrecemos música y cine. Estas otras dos disciplinas nos han permitido tener un catálogo importante de vinilos de altísima calidad y cine independiente, sobre todo colombiano.

¿Qué tiempo le dedica a la lectura, la música y el cine?

Desde que estoy al frente de Tornamesa, cada vez menos. Uno se consume en los tiempos administrativos. La gente dice: “¡Uy, lo que usted hace es lo que yo hubiese querido hacer toda la vida! ¡Todo el día leyendo y escuchando música!”, pero lo que no saben es que la administración y contabilidad son temas complejos que te quitan energía y tiempo. No se pueden descuidar porque la librería moriría.

¿Cómo es la relación de las librerías con las editoriales? ¿Cómo funciona?

Es sencillo. Las editoriales hacen unas apuestas, traen algunos títulos o en algunos casos tú los sugieres. Unos funcionan, otros no. Hay un porcentaje para los que se venden y los que no, se devuelven. Las editoriales te entregan los libros en consignación, de otro modo sería imposible, y cuando no se venden muy bien en una librería, los reubican. Eso pasa mucho y depende del público de cada librería. En esta casa debe haber 45.000 libros, eso en dinero es una cifra impensable.

Usted lleva diez años en el negocio de los libros, ¿cree que los colombianos leemos más o menos a comparación con el año en el que se inició Tornamesa?

Mucho más. Aquí viene mucha gente joven. Se tiende a creer que la gente joven no lee y es un error porque leen mucho. Mis contemporáneos no leían tanto. Ahora, hay que reconocer que uno quisiera que se leyera más. Por eso existen pocas librerías, porque a pesar del crecimiento de ese nicho que tiene hábitos lectores, somos un país que aún tiene índices de lectura bajos.

Si bien el presidente Ivan Duque ya dijo que no incrementaría el IVA para las industrias culturales, ¿qué opina de la propuesta inicial de la Ley de financiamiento en la que se planteaba un aumento?

El incremento del IVA nos mataría. Los libros ya son caros y ese sería un golpe mortal. Se necesita tener cierto poder adquisitivo y si además le vamos a subir el precio, ahí sí habría que apagar e irnos. Por eso tampoco he entendido muy bien la economía naranja.

¿Por qué?

Porque si es una de las banderas del nuevo gobierno y pensaron en incrementar el IVA a las industrias que se agrupan en la economía naranja, es contradictorio. No entiendo de qué se trata en realidad. Qué más quisiéramos en la industria de los libros que tener un aporte del Estado a nuestra actividad.

De las disciplinas que se pueden encontrar en Tornamesa, ¿con cuál es la que usted ha tenido más afinidad?

Con la música. Mi fuerte es ese. Estudié Filosofía y letras, me gusta leer, pero no tengo el espíritu real de librero. Cuando estaba en la universidad comencé a trabajar en radio. Pasé por la HJCK, la emisora de la Tadeo y la Javeriana. Los libreros en Tornamesa son los que atienden al público.

¿Y qué género o artista prefiere?

Ha cambiado dependiendo de la época de mi vida. La música clásica, la salsa, el rock. Me gusta la buena música sin límites. Pero, para responder tu pregunta, soy un seguidor de Bach.

Usted menciona que los verdaderos libreros son las personas que atienden al público, ¿cuál es el perfil de un trabajador de Tornamesa?

Personas que sepan de literatura. Que la conozcan o la hayan estudiado. Hemos hecho una escuela de libreros importante.

 

 

 

Por Laura Camila Arévalo Domínguez - Twitter: @lauracamilaad

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