El Magazín Cultural

“El ángel exterminador”: En los extremos del surrealismo

Basada en la peli?cula homo?nima de Luis Bun?uel, el compositor ingle?s Thomas Ade?s estrena en el continente americano "El a?ngel exterminador", la tercera o?pera de su cata?logo. Cine Colombia presenta la transmisión en directo hoy a la 1:00 p.m.

Hugo Chaparro Valderrama*
18 de noviembre de 2017 - 04:00 p. m.
El drama surrealista de los invitados a un banquete, que no pueden abandonar el lugar por razones desconocidas, es acentuado por la partitura de Thomas Adès y por la puesta en escena de Tom Cairns.  / Cortesía
El drama surrealista de los invitados a un banquete, que no pueden abandonar el lugar por razones desconocidas, es acentuado por la partitura de Thomas Adès y por la puesta en escena de Tom Cairns. / Cortesía

La leyenda puede ser una invención, pero corresponde al surrealismo hecho estilo según Luis Buñuel.

“¿No sabes?”, me dijo un amigo mexicano en el restaurante Los Panchos de Ciudad de México (para los interesados, su dirección: Tolstói # 9, Colonia Anzures). “¿No sabes cómo consiguió don Luis que los actores de su  Ángel exterminador sintieran la claustrofobia que los encierra en la película?”.
Con la cuchara suspendida en el aire y goteando una sopa que encajaba con el ángel de don Luis, la Sopa Angélica, preparada con flor de calabaza, granos de elote, calabazas y queso oaxaca, le dije que no, que no sabía cómo los había hecho sufrir más de lo que se ve en la pantalla.

“¡Los desnudó, les untó el cuerpo con miel y les dijo que se vistieran!”.

¿Sería posible? Aunque fuera imposible, Buñuel hacía posible cualquiera de sus delirios.

Más allá de la leyenda, la adaptación que Buñuel hizo de la obra de teatro del dramaturgo español José Bergamín, Los náufragos de la calle Providencia -prefiriendo la efectividad de un ángel exterminador en el título: “Si veo eso en un cartel”, dijo Buñuel, “entro inmediatamente en la sala”-, la película fue desde su estreno, a principios de los años 60, una provocación con la que se confirmó la capacidad del cine para crear realidades paralelas.

Realidades donde se invierten las normas y es posible burlarse de la obsesión por los símbolos que padecen ciertos críticos con pretensión de criptólogos y de la falta de humor que momifica al universo político.

Durante la rueda de prensa que siguió a la proyección de la película en el Festival de Cannes, alguien preguntó por qué había un oso rondando la fiesta de los comensales encerrados en la mansión donde los atrapa un hechizo inexplicable.

¿Tal vez sea una metáfora que representa a la Unión Soviética amenazando con devorar a los burgueses?

Según Buñuel, el asunto era más simple: le gustaban los osos y decidió invitar a uno para que hiciera parte del zoológico de la película.

Para enrarecer aún más la historia, Buñuel repitió escenas, convencido de que los seres humanos somos animales cíclicos y de que estamos sometidos a nuestros hábitos.

“Se ve, por ejemplo, a dos hombres que son presentados el uno al otro y que se estrechan la mano, diciendo: ‘Encantado’. Un instante después vuelven a encontrarse y se presentan de nuevo el uno al otro como si no se conociesen. Una tercera vez, por fin, se saludan calurosamente como dos viejos amigos”, escribió Buñuel en su libro de memorias, Mi último suspiro, donde continúa vivo.

Aparte de la realidad, El ángel exterminador se burla de las convenciones amparadas por un vocablo dudoso, la civilización, detrás del que se agazapan los instintos de la especie y su deterioro: nuestros canibalismos y su manera de trastornar la armonía cuando todo se desquicia y el “¡sálvese quien pueda!” anula las virtudes de la solidaridad y de su compasión.

Lo que pone a prueba la paciencia y la curiosidad mutuas entre Robinson Crusoe y Viernes cuando se encuentran en la isla o lo que enfrenta a los chicos que pierden por completo la paciencia en El señor de las moscas, de William Golding.

Elogiado por un crítico tan agudo como Alex Ross en The New Yorker -“un virtuoso de extremos (…) alguien que respeta la tradición, pero no teme desplegar sonidos brutales cercanos al caos (…) que evoca tanto el pasado que se desvanece como el presente efímero (…) que a sus cuarenta y cinco años, sin que sea del todo una sorpresa, ha probado ser un potente compositor de música para el teatro”-, el compositor inglés Thomas Adès asumió el reto de lo inexplicable según Buñuel en el mundo no menos alucinado de la ópera a la que adaptó El ángel exterminador.

El experimento de la claustrofobia cinematográfica, por la que el espectador del Ángel se encerraba durante noventa y cinco minutos tanto en la casa con los personajes de la película como en la caja negra de la sala, se prolonga en la ópera de Mr. Adès durante dos horas y media, ofreciendo en el escenario teatral un plano general de lo que fragmenta la cámara en el cine.

Mientras avanza la ópera el espectador decide a quién acompaña y sus ojos son la cámara que enfoca a los personajes, mientras que en la película de Buñuel son la cámara y la edición los que llevan la mirada hacia un espacio determinado por el director.

La sensación que transmiten las imágenes en la pantalla son reforzadas en la ópera por la música. De otra manera, ¿para qué adaptar El ángel exterminador si no es para producir angustia en el público?

“Los extremos de Adès no habían chocado de forma más espectacular que en El ángel exterminador”, escribió Ross refiriéndose al estreno de la ópera en el Festival de Salzburgo, en julio de 2016, contrastándola con sus dos primeras óperas -Powder Her Face (1995) y La tempestad (2004).
Tal vez, en la versión que presente la Metropolitan Opera en octubre y noviembre de este año, el espectador sienta su cuerpo regado por la miel de la claustrofobia y comprenda que el sufrimiento puede ser otra forma del placer.

Transmisión en directo: 18 de noviembre de 2017. 1:00 p.m.
Transmisión en diferido: 13 de enero de 2018. 12:00 m.
Compositor: Thomas Adès (1971).
Libretista: Tom Cairns.
Ópera en tres actos
Idioma: inglés (subtítulos en español).
Estreno mundial: Festival de Salzburgo, 28 de julio de 2016. 
Elenco

Director musical: Thomas Adès.
Director escénico: Tom Cairns (nueva producción).
Soprano: Audrey Luna (Leticia Maynar). 
Soprano: Amanda Echalaz (Lucía de Nobile).
Mezzosoprano: Alice Coote (Leonora Palma).
Contratenor: Iestyn Davies (Francisco de Ávila).
Bajo: John Tomlinson (Doctor Carlos Conde).
* Laboratorios Frankenstein

 

Por Hugo Chaparro Valderrama*

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar