El Magazín Cultural

Manifestaciones artísticas en memorias del olvido

La lucha no violenta a través del cuerpo y futuros posibles en el postconflicto reconocen al arte como una herramienta que ponen en movimiento la historia.

Sandra Fernández
17 de julio de 2019 - 01:59 a. m.
Imagen de una parte del proyecto ‘RE: BANDERA’, realizado en 2016 por 'Más arte más acción', con 26 artistas que diseñaron una nueva bandera de Colombia.
Imagen de una parte del proyecto ‘RE: BANDERA’, realizado en 2016 por 'Más arte más acción', con 26 artistas que diseñaron una nueva bandera de Colombia.

El presente del país es un tejido malformado con agujeros y nudos en su interior, que poco a poco, con el pasar del tiempo pareciese que desenredara de sus entrañas verdades que luego vuelven a ocultarse entre esa misma niebla que nunca se ha disipado. Muchos han sido víctimas, dolientes y testigos sin voz que poco a poco se llenan de rencor con la ausencia de la esperanza y la fuerza por el suelo. Son los colombianos capaces de trabajar una tierra contaminada sin detenerse en el tiempo y mucho menos pensando en un pasado que estableció sus raíces a causa de la ignorancia con información errada y disfrazada que confunde la realidad de este territorio. 

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Si parara el tiempo únicamente para reflexionar sobre el pasado y se posara así frente a un espejo, el sujeto tendría la oportunidad de transformar el presente. Esta oportunidad podría plantearse más directamente desde lo visual, con indumentarias cotidianas que crearan identidad. “El arte es el primer paso mediante el cual una cultura atraviesa las puertas de su historia y logra verse a sí misma, no desde los hechos que conforman la experiencia histórica (frente a la cual la mirada reflexiva siempre “demasiado llega tarde”), sino desde una perspectiva que sea capaz de poner en movimiento la inmovilidad de la historia”, se explica en el prólogo del libro ‘Resistencias al olvido, memoria y arte en Colombia’ escrito por María Victoria Uribe Alarcón.

Esta asociación entonces saca a la luz diversas vertientes de historias ya contadas, esta vez mucho más reflexivas y asertivas con el fin de ocasionar una sensibilidad que opte por generar cuestionamientos acerca de un presente en construcción. Desde esta perspectiva, el proyecto Instituto Habanero del artista Juan Pablo García Sossa que nace en 2016 a raíz del acuerdo entre el gobierno colombiano y las FARC-EP, busca investigar sobre esta nueva era colombiana luego del Acuerdo de Paz y cómo se contará en el futuro lo que estamos viviendo hoy, que, según el artista: “Es valioso poner temas sobre la mesa para poder discutirlos y explorarlos desde ahora. De otra manera andar en piloto automático no nos llevará a ningún futuro sino a una extensión del presente”. Es estancarnos en el tiempo o vivirlo más bien sin sentirlo, es por eso que el Instituto Habanero propone que cualquier ciudadano haga su aporte a este proyecto que inició en un portal web en el cual se muestran estos posibles futuros.

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Luego de convertirse en una plataforma web, en el mes de junio aparece como una exposición en la que no solamente se muestran estos futuros como un nuevo plato típico, nueva música o días festivos en Colombia, sino que invita a otros artistas que han visualizado o más bien de manera clara visibilizan el estado actual del país. “Las piezas e investigaciones reunidas en la muestra buscan detonar entendimientos a realidades y futuros posibles, plausibles o remotos. Si lo deseamos, podríamos redefinir todo lo que hemos sido hasta ahora y desafiar el mejor malo conocido que bueno por conocer”, Explica García Sossa.

La exposición ‘Herencia Futura  El Nuevo Normal’ presenta proyectos como ‘RE: BANDERA’ realizado en 2016 por Más arte más acción, invitando a 26 artistas a rediseñar la bandera colombiana; o la instalación del artista Fernando Arias ‘0566 (Contador de víctimas)’ que representa el número de homicidios de lideresas y líderes sociales y comunitarios desde la firma del Acuerdo de Paz. “El arte tiene la fuerza para sensibilizar, provocar y estimular. Nuestras realidades podemos tomarlas con nuestras propias manos e independizarlas de agendas instrumentalizadoras y políticas del político de turno”, comenta García Sossa

En el arte se detiene el tiempo para visitar ese momento una y otra vez no solamente para recordar sino para plantearse una reflexión y que según Hegel: “De maneras siempre inesperadas y singulares, el arte abre nuevas posibilidades en el presente, e interviene activamente en la historia que busca revisitar y comprender, abriendo también con ello nuevas perspectivas de futuro”. Estas nuevas visiones atraviesan lo usual y se convierten en manifestaciones comprometidas con la sociedad, que en ocasiones son realizadas no únicamente por el artista, sino por el público con voz de activismo.

Actualmente en la recién inaugurada Galería Santa Fe se presenta ‘Cuerpo social, político y crítico’, una exposición que hace parte de la Bienal Internacional de Performance PerfoArtNet y que busca a partir del cuerpo realizar acciones de resistencia pacífica en espacios púbicos. Estas manifestaciones se aparecen para abrir espacios de reflexión y buscar posibles transformaciones que según Fernando Pertuz, curador y gestor de este proyecto: “El uso del cuerpo como símbolo y signo ha sido fundamental en el desarrollo del pensamiento creativo, del individuo y de las sociedades (…) yo diría que es responsabilidad de todos expresarnos, pero el arte tiene el poder de entrar por los sentidos y permite sensibilizarnos, darnos pistas o una luz”.

En la muestra se presentan videos como el de la colombiana Evelyn Loaiza que a través de la siembra se indaga por los cuerpos desaparecidos durante la guerra y que a partir de la construcción colectiva no se deja atrás el olvido; el performance ‘Pachakuti’ de José Ignacio Manco que colgado de los pies hace una reflexión sobre miles de campesinos violentados por cultivan con semillas ancestrales; Daniela Medina Poch presenta ‘MetaProtesting’ que consiste en realizar la acción de forma simbólica y absurda de una protesta individual como una manera de reclamar todas las protestas inexistentes.

“El arte permite hacer duelos colectivos, monumentos de memoria que permiten sanar a una comunidad herida, el arte tiene el poder de llenar la vida de colores en busca de una esperanza, aunque este algo gris”, dice Pertuz y es que esta coincidencia construye y fortalece acciones sociales que vistas a través del arte conllevan a un viaje de distintos caminos; es así que la emergencia de un país olvidado le otorga a las artes la posibilidad de recordar y replantear un presente y futuro posible.

Las representaciones de la realidad suelen ser dominadas y los actos que hacen historia parecen estar estancados, es así que debe existir una verdad hecha de crítica y reflexivamente pura, es el arte capaz de revelar lo encriptado, lo poco visto para así detenerse en el tiempo y actuar. “El arte debe articular política y estéticamente la mirada para que la relación con las imágenes del pasado sea intensiva y problematizadora a la vez, descifradora y enjuiciadora, ya que las imágenes deben ser no solo “vistas” (consumidas por la vista) sino, según nos dice S. Sontag, “examinadas” por la conciencia crítica”, dice Nelly Richard en ‘Fracturas de la memoria.

 

samifernandezc@gmail.com 

Por Sandra Fernández

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