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María de Zayas y Sotomayor: La escritora de novelas más leída del Siglo de Oro español

Muchos académicos y estudiosos de la literatura del siglo XVII español afirman que después de Miguel de Cervantes, María de Zayas y Sotomayor fue la escritora de novelas más leída de su tiempo.

Mónica Acebedo
05 de marzo de 2020 - 01:30 a. m.
María de Zayas y Sotomayor: La escritora de novelas más leída del Siglo de Oro español

Así lo sostiene, por ejemplo, Agustín de Amézua en el estudio introductorio de la edición de Novelas amorosas y ejemplares publicado en 1948.

Sin embargo, su nombre y obra se perdieron en el olvido durante siglos y, solo hasta hace unos años ha habido un intento por rescatar su producción literaria y su importante aporte al feminismo moderno. ¿Qué sabemos de esta autora y de su obra?

De su vida, poco; tan exigua es su biografía, que inclusive hace unos meses, una académica española, Rosa Navarro, decidió acabar con la existencia de la autora y conjeturar que la afamada novelista nunca existió y que es un heterónimo de Alonso de Castillo Solórzano (María de Zayas y otros heterónimos de Castillo Solórzano, Edicions de la Universitat de Barcelona, 2019). Exagerada y demasiado especulativa la tesis de la estudiosa, pues es evidente que contamos con muy pocos datos de la autora, pero también es incuestionable que en la época no era común que se dejaran registros de las vidas de los escritores y mucho menos de las escritoras. En todo caso, y antes de la atrevida presunción de Navarro, los biógrafos han coincidido en que Zayas debió nacer en 1590 en Madrid y probablemente su muerte se dio en 1669. Sobre su vida tenemos datos de su participación en algunas academias de Madrid, en justas poéticas y algunos reconocimientos de autores de la época: Lope de Vega, por ejemplo, le dedica una silva en el Laurel de Apolo (1630) y alaba su ingenio; Castillo y Solórzano, por su parte, en La garduña de Sevilla (1642) también la reconoce como una gran poeta; fue además muy amiga de la dramaturga sevillana Ana Caro de Mallén, quien de hecho le dedica un poema en los preliminares de las Novelas amorosas y ejemplares.

Ahora bien, lo que sí tenemos es una de las producciones literarias más importantes del Siglo de Oro, no solo como muestra costumbrista, sino como evidente manifiesto a favor de la situación de la mujer de su tiempo.

La autora nos dejó, sin discusión, una herencia inconmensurable a los estudios de género, a la historia de la literatura femenina española, a la evolución de la novela corta y más concretamente, a la novela enmarcada. Escribió además de poemas, una obra de teatro, La traición de la amistad (1632), y dos repertorios de novelas: Novelas amorosas y ejemplares (1637) y Desengaños amorosos, que también se llamó Parte segunda del Sarao y entretenimiento honesto (1647).

El discurso narrativo que se rezuma a lo largo de toda su producción literaria es claramente de corte feminista; y aunque para el momento en que la autora escribió su obra, el feminismo, con la carga axiológica con que lo conocemos hoy en día, no existía, sí se nota un reclamo constante a partir tres ejes temáticos: (I) la falta de educación de las mujeres, (II) la dificultad o imposibilidad que tienen las damas de acceder al mundo de los libros y (III) el maltrato de los hombres a las de su sexo opuesto. Dice la autora en el prólogo de las novelas: […] “¿Qué razón hay para que ellos sean sabios y presuman que nosotras no podamos serlo? Esto no tiene, a mi parecer, más respuesta que su impiedad y tiranía en encerrarnos y no darnos maestros. Y así, la verdadera causa de no ser las mujeres doctas, no es defecto del caudal, sino falta de la aplicación. Porque si en nuestra crianza como nos ponen el cambray en las almohadillas y los dibujos en el bastidor, nos dieran libros y preceptores, fuéramos tan aptas para los puestos y para las cátedras como los hombres […]”

Las dos colecciones de novelas están narradas a través de dos niveles narrativos; el primero corresponde a una misma novela marco que atraviesa los dos grupos de relatos (a pesar de haber sido publicadas con diez años de diferencia) y el segundo, a una serie de historias que narran los personajes de la novela marco con el propósito de entretenerse durante unas noches de diciembre. El argumento es el siguiente: Lisis está enferma y su madre, para entretenerla, convoca a hombres y mujeres nobles a una reunión de música, baile y canto; durante cada noche los asistentes deberán contar historias que serán narradas indistintamente por hombres y mujeres que interactúan en el sarao con poesía, música, buena comida y un complicado triángulo amoroso.

El discurso de la primera colección se centra en la queja por la desigualdad de la situación de la mujer. Por ejemplo, El prevenido engañado trata de los penosos trabajos de don Fadrique por buscar una esposa perfecta que, además de hermosa, sea sumisa, obediente y discreta y, el cómico y ridículo desenlace de su matrimonio con una mujer mucho más joven que él a la que él mismo ha marginado del corrupto mundo exterior, justamente para que se mantenga “perfecta”. Esta, entre las diez novelas, es una de las que más matices presenta de una ruptura en la discreción femenina, no solo por el manejo de los tópicos que, si bien son los usuales, los esgrime y manipula de una forma que complementa el concepto de querella femenina, sino también por el recuento costumbrista del sentir y actuar de las mujeres desde una perspectiva interior. Pero, además, se permite el manejo de la temática sexual, de forma poco usual para la época, sin rebasar las exigencias propias del decoro.

En la segunda parte la autora se centra en los desengaños y el maltrato que los hombres les dan a las mujeres. Por ejemplo, en La esclava de su amante, la bella esclava Zulima relata su verdadera condición de mujer noble que ha sido burlada en su honor y por eso le es forzado convertirse en esclava. Se trata de una narración particularmente ejemplar que además dialoga de manera directa con el primer nivel narrativo de las dos colecciones de novelas. Pero, adicionalmente, en la obra la voz querellante se limita a una lección moral sobre la maldad de los hombres, la vulnerabilidad de las damas débiles, ingenuas y las consecuencias de esta impotencia e incredulidad. La novela plantea, probablemente a manera de crítica, el delicado tema de la liviandad de la mujer como presupuesto del engaño. Es decir, que el abuso sexual sea culpa de la debilidad de las mujeres.

Se trata pues de una obra de obligatoria lectura en la cual la percepción visual, allende las descripciones adornadas y las variadas condiciones textuales, confluyen en una escritura combativa que altera el orden social y literario y que constituye un modelo referencial de lo que anacrónicamente se podría llamar feminismo áureo. Recomiendo las ediciones Cátedra: Novelas amorosas y ejemplares, 2014 y Desengaños amorosos (Parte segunda del sarao y entretenimientos honestos), 2017.

Por Mónica Acebedo

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