El Magazín Cultural

“Seberg”, cuando la realidad (una vez más) supera a la ficción

El director Benedict Andrews asumió el reto de llevar a la pantalla la increíble historia de la actriz Jean Seberg. Para ello unió fuerzas con Kristen Stewart en el rol de la malograda intérprete.

Janina Pérez
06 de octubre de 2019 - 01:00 a. m.
El director de cine Benedict Andrews y la actriz Kristen Stewart, durante la presentación de la película "Seberg" en el pasado Festival de cine de Venecia.  / Festival de Cine de Venecia
El director de cine Benedict Andrews y la actriz Kristen Stewart, durante la presentación de la película "Seberg" en el pasado Festival de cine de Venecia. / Festival de Cine de Venecia

La historia de Jean Seberg (1938-1979) posee todos los elementos de una película de Hollywood: amor, misterio, suspenso, acción, intriga, espionaje y una muerte demasiado temprana que aún no está por completo resuelta, la de la misma actriz.

Jean Seberg, estadounidense de nacimiento, se convirtió en una de las actrices más codiciadas de los años 60, sobre todo en Europa, tras su primer rol en Santa Juana, de Otto Preminger (1957). Hacia el final de esa década fue el blanco de una campaña de desprestigio, concretamente del Cointelpro, programa de contrainteligencia del FBI, con el temido J. Edgar Hoover al frente, que orquestó la desestabilización de movimientos diversos en los Estados Unidos, desde la lucha por los derechos humanos de la comunidad afroamericana hasta el comunismo.

Desde temprana edad, Seberg defendió varias causas sociales, pero cuando empezó a hacer donaciones a la organización política Black Panthers (los Panteras Negras) y a asociaciones sociales de afrodescendientes, aunado a su relación amorosa con el activista negro Hakim Jamal, el Cointelpro arremetió contra ella. En 1979, Seberg fue encontrada muerta en un coche en una calle de París, donde residía, tras 10 días de desaparición.

Seberg, presentado fuera de concurso, constituía, pues, uno de los títulos más esperados de la Mostra de Venecia. Benedict Andrews, reconocido por su trabajo teatral, une fuerzas especialmente con Kristen Stewart (como Jean Seberg), Anthony Mackie (Hakim Jamal) y Jack O’Connell (el agente del FBI Jack Salomon), para llevar a la pantalla esta increíble historia que pone de manifiesto la trillada frase: una vez más la realidad supera a la ficción.

La historia de Jean Seberg tiene muchas conexiones con el presente. ¿De qué manera le influyó actualidad?

No quise hacer una película de época, ni plasmar la nostalgia hacia los 60 y 70, con todo lo que sabemos de esos años o de las fantasías de lo que pensamos que sabemos al respecto. Mi intención fue rodar este filme de eventos del pasado, pero como una historia contemporánea, que nos hable a los espectadores de una manera directa, emocional, artística y política. Quería que se sintiera el aroma de aquella época, pero al mismo tiempo era necesario que fuera una película contemporánea, y no que resultase una pieza de museo. En efecto, 1969 está conectado con el 2019 de diversas maneras, y en la historia de Jean se aprecian ingredientes culturales actuales, pero al final lo que interesan son las personas. Me importaba estar lo más cerca posible de ella, y lo más bonito de la historia es que, al lograr esa cercanía, automáticamente nos aproximamos a los otros personajes, así como al otro lado del debate político.

¿Cómo consiguió Kristen Stewart dar con la esencia de Jean Seberg?

Antes del rodaje, Kristen dedicó mucho tiempo a investigar a Jean, vio sus películas, leyó biografías y de hecho aportó mucho al guion (escrito por Anna Waterhouse y Joe Shrapnel). Kristen es excepcional e instintivamente inteligente, y desde el principio me di cuenta de que sentía una profunda compasión y empatía hacia Jean. Cuando partes de esa base, lo que viene después es como bailar juntos. Todos los implicados en esta película estábamos bajo mucha presión, fueron días frenéticos, y Kristen siempre estuvo allí en el frente. Cuando una actriz interpreta a otra actriz, de inmediato piensas que se pone una máscara, que apela a la imitación. Jean era sincera y pura, tal como lo es Kristen, por lo que no pensé que podría hacer una farsa. Kristen es asombrosa, posee una técnica actoral impecable y transmite una verdad muy refinada. Como director fue una alegría, un privilegio y un placer trabajar con ella.

¿Cuáles fueron las cualidades de Jean Seberg que quiso resaltar?

Queríamos transmitir su instinto, su sensibilidad, su valentía, su generosidad, su franqueza. Lo que ves es una película de ficción de un personaje real bastante complejo, y no una imitación.

Uno de los aspectos que presenta es el comienzo de la carrera de Seberg con su experiencia traumática con el director Otto Preminger (“Santa Juana”, su primer rol a los 17 años, en cuyo rodaje sufrió serias quemaduras). ¿Cree que esta experiencia fue definitiva para construir la persona que trató de tomar control de su carrera y de su vida?

En la vida de Jean hay muchas historias. A diferencia de una biopic formal, quise que la audiencia se preguntase quién es Jean Seberg, qué le pasó, cómo llegó a ese punto, que son las mismas interrogantes que se hace Jack (interpretado por Jack O’Connell), el detective del FBI que hurga en el pasado de la actriz para la operación que está en marcha, pero que se topa con todas las complejidades de Jean, incluyendo las heridas que sufrió durante el rodaje con Preminger. La relación entre los actores y sus directores puede ser muy complicada: del amor puede pasar a la tortura o como en ese caso, que se trató de una dependencia mutua (luego rodaría nuevamente con Preminger “Buenos días, tristeza”, en 1958).

Aunque en la película no profundizamos en esa relación en particular, damos pistas. Usamos la voz de Preminger en la primera audición con Jean, pero queríamos que él fuera como una especie de fantasma, quien tras su trabajo en conjunto le había dejado secuelas. Aunque Jean ya era una persona empática, la experiencia con Preminger la hizo mucho más comprensiva y compasiva hacia las personas que sufren injusticias.

Otra de las conexiones con el presente es el racismo. ¿Cuáles fueron los peligros al tocar un tema tan sensible como ese?

Nunca fue mi intención hacer una película sobre los Black Panthers, pero me interesó mostrar los mecanismos del racismo. La historia de Jean y su activismo ya es de por sí muy complicada, por lo cual me sentí fascinado. No la presentamos como una heroína, y creo que la audiencia reconocerá sus fragilidades. El activismo de Jean no era cínico, a diferencia de otras celebridades que se unen a un movimiento o causas determinadas. Ella creía en lo que estaba haciendo. Cometió muchos errores y lo hizo desde una posición muy privilegiada: viviendo en París, con una mansión en Hollywood Hills. Sin embargo, honestamente trató de encontrar significados, respuestas a sus preguntas.

Por Janina Pérez

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