El Magazín Cultural

Sólo un café

La poesía también es arte para no morir en el especial de El Magazín de este lunes festivo.

Pablo Enrique Triana Ballesteros
20 de agosto de 2018 - 01:18 a. m.
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– Invité a Valentina a un café. Voy a verme con ella el viernes. 
– ¿Y Alicia?
– ¿Qué pasa con ella? Es sólo un café.
– ¿Le contaste?
– ¿Cómo se te ocurre?  ¿Te volviste loco?
– ¿Por qué no? ¿No que sólo es un café?
– Pues sabes que sí... Esta misma noche le cuento a Alicia. Sé que ella sí entenderá, no todos se quedaron viviendo en el medioevo como tú.
– Hermano, no te enojes. Si te digo esto es porque te aprecio y no quiero verte sufriendo después. Disfruta a tu mujer y mejor no tientes tu suerte.
– ¡Mmmmm! Pero ni que te hubiera dicho que voy a dejar a Alicia o quién sabe qué... Ni que le hubiera propuesto matrimonio a Valentina, sólo la invité a un café. ¡Eso es todo!
– Bueno, tú sabrás. Pero un café, nunca es solo un café.
Ese viernes Ricardo llegó 20 minutos antes de lo acordado a su sitio favorito en el centro de la ciudad. Intentó secarse las manos contra el pantalón, pues desde que se había despertado no paraban de sudarle. Trató de leer algo en su celular para pasar el tiempo, pero no pudo concentrarse.
Valentina llegó 45 minutos tarde, pero nada de eso importó. Cuando Ricardo la vio quedó con la boca abierta, y entonces Valentina supo que había valido la pena pasar por el salón de belleza después del trabajo (así se le hubiera hecho un poco tarde).
Cuando el mesero se acercó para tomar su orden, juntos pidieron un cóctel

Por Pablo Enrique Triana Ballesteros

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