El Magazín Cultural

Un final que no está a la altura de Polanski

Hoy se estrena en todas las salas del país la última película del director francés. La historia, basada en un libro homónimo, habla de Delphine de Vigan, sus demonios personales y su incapacidad para escribir después de llegar a la fama.

Camila Builes / @CamilaLaBuiles
12 de abril de 2018 - 02:00 a. m.
La película es protagonizada por Eva Green y Emmanuelle Seigner. / Cortesía
La película es protagonizada por Eva Green y Emmanuelle Seigner. / Cortesía

L. entró en mi vida y la desquició profunda, lenta, firme, insidiosamente. L. entró en mi vida como en un escenario de teatro, en mitad de la representación, como si un director de escena se hubiera encargado de que todo se difuminase en derredor para abrirle paso, como si la entrada de L...

Cuando Delphine de Vigan publicó Nada se opone a la noche, un libro de desnudez emocional y una crónica familiar basada en el suicidio de su madre, una de las cosas que más la sorprendieron fue la insistencia de los lectores por saber si todo lo que contaba en aquella novela era verdad. “A mí me llamaba la atención que les pareciese tan relevante, pero no disimulé las cosas y el resultado para los lectores fue un auténtico shock”, dijo la escritora en ABC.

Nada se opone a la noche vendió más de un millón de ejemplares en su primer año en librerías y lo que parecía un éxito rotundo para De Vigan, representó todo lo contrario. El libro la atropelló. La dejó inmóvil y durante tres años no escribió nada No escribió ni una carta burocrática, ni una tarjeta de agradecimiento, ni una postal de vacaciones, ni una lista de compras. Nada que exigiera un esfuerzo de redacción, que obedeciese a una preocupación formal. Ni una línea, ni una palabra. Ver un bloc, una libreta o una ficha le producía náuseas.

Luego llegó L., un personaje que se adentró en la vida de la escritora francesa hasta obligarla a escribir su libro Basada en hechos reales. Después de la publicación en 2016, el director de cine Roman Polanski compró los derechos de la novela y la llevó a la pantalla grande.

Con 84 años de edad, Polanski presume de una de las filmografías más influyentes de todos los tiempos. A él se deben Repulsión, La danza de los vampiros, El bebé de Rosemary y Luna amarga. También películas más comerciales como El pianista y la adaptación de 2005 de Oliver Twist.

Dentro de todos esos trabajos, los que mejor reflejan sus habilidades como cineasta son los que retratan la psicología de sus protagonistas, sus demonios personales. A ese grupo pertenece, aunque con resultados tibios, la adaptación del libro de Delphine de Vigan.

Delphine (Emmanuelle Seigner) es una autora incómoda con el éxito de su novela debut. Recibe cartas anónimas acusándola de beneficiarse económicamente de una historia familiar, y está presionada ante la necesidad de seguir escribiendo y capitalizar el triunfo.

A raíz de la campaña publicitaria del libro, Delphine conoce a Elle (Eva Green), una misteriosa fan que parece entenderla como nadie más, y con la que inicia una relación que gradualmente irá fracturándose hasta llegar a los límites de la cordura.

La película ha dividido rotundamente a la crítica: es amada y repudiada por igual. Mientras algunos especialistas consideran que la nueva película de Polanski carece de novedad, los que la han recibido con agrado alaban el intenso trabajo metaficcional y el gran pulso que sigue mostrando el autor.

Esta cinta, a pesar de que está basada en una obra conocida, está estrechamente relacionada con la demás filmografía del director. La subtrama del escritor fantasma que ya había abordado en El escritor fantasma; los arcos del personaje lisiado y la relación tormentosa, similares a los de Luna amarga; y el jugueteo con la frágil línea que divide realidad y alucinación, vistos en Repulsión y El bebé de Rosemary.

Retomando la idea de la creación artística que vimos en su anterior trabajo, Venus in Fur, Polanski se vuelca en la idea del artista y su creación: si en el anterior filme era un director de teatro enfrentado a una misteriosa actriz que lo somete a su voluntad, en Basada en hechos reales estamos ante una escritora obsesionada por una especie de musa que cree le ayudará a desarrollar un argumento para su nuevo libro. En la película hay dos aspectos que subyacen en este ingenioso juego de espejos: las dinámicas de poder en las relaciones personales y la doble personalidad.

La trama es interesante. Durante casi toda la película uno está esperando qué hará Ella con Delphine, hasta dónde llegará la violencia psicológica a la que la ha sometido, si robará sus libros, si la asesinará. Es una historia de vértigo y picos altos; sin embargo, no pasa nada. Polanski opta por un final que no está a la altura de lo que ha retratado.

Aunque los finales de Polanski nunca presentan un desenlace concreto, el final de esta película es explícito, innecesariamente explícito. Las preguntas que debieron quedar saldadas, por su parte, quedan en el aire. Imágenes sueltas que parecían más adorno que ingredientes a la trama.

Hoy se estrena en las salas de cine del país esta película y es obligatorio ir a verla, sobre todo porque la firma Polanski siempre sorprende, a pesar de todo. Gracias a todo.

Por Camila Builes / @CamilaLaBuiles

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