El Magazín Cultural

“Virus tropical”: un filme por fuera de las viñetas

El cineasta Santiago Caicedo presenta una adaptación de la novela gráfica de Powerpaola, en la que se narra de manera autobiográfica los desafíos de una niña entre Quito y Cali.

Óscar Hemberth Moreno
08 de mayo de 2018 - 04:38 a. m.
Una de las imágenes de la película “Virus tropical”, con la protagonista en primer plano. / Cortesía
Una de las imágenes de la película “Virus tropical”, con la protagonista en primer plano. / Cortesía

Desde las películas pioneras de Fernando Laverde (El país de Bellaflor, 1972) se ha sabido que hacer cine de animación en Colombia es una labor quijotesca. Virus tropical propone en su ausencia de color y con una temática autobiográfica (recordando un poco el estilo de Persépolis, 2000, la novela gráfica de Marjane Satrapi) la historia de una “familia disfuncional”, característica del cine estadounidense, pero con un camino entre el punk y la salsa, y si bien el filme no tiene un trasfondo político, dará un nuevo paso a la madurez del cine de animación en Colombia.

Vea aquí Algiunas imágenes de "Virus Tropical".

Santiago Caicedo marca un estilo como su rasgo de personalidad. Muestra esta historia con dibujos casi incompletos y algo ásperos, y lleva a los espectadores a prestar atención a las texturas, a la historia y los altibajos del viaje de Paola hacia la edad adulta. Virus tropical evita los lugares comunes y habla con cierto realismo (mágico) desde un contexto familiar latinoamericano. Los personajes, de manera muy natural, van creciendo a lo largo del filme. El padre, Uriel (Diego León Hoyos), quien dejó el sacerdocio para formar una familia con Hilda (Alejandra Borrero) e irse a vivir a Quito (Ecuador), retorna a Colombia después de varios años, pero esta ausencia, el padre que se va, marca la vida de Paola cuando era solo una niña.

Virus tropical trata los contrastes sociales que abarcan nuestro continente como parte de una gran historia. El filme, no dejando de lado su carácter universal, habla de la experiencia latinoamericana del migrante e ironiza un poco sobre la idea de irse a otro país por razones políticas, económicas o de cualquier otro tipo, bajo la supuesta integración regional, representado por una familia colombiana acomodada radicada en Ecuador.

El filme expresa, con inteligencia, un trasfondo antropológico y femenino (o feminista), la vida de una mujer que se descubre en las mujeres que la rodean.

Powerpaola, por medio de sus viñetas, nos habla de las diferentes representaciones de la mujer, ya sea a través de la fortaleza de una madre para salir adelante o con los primeros pasos en el amor y la sexualidad de las hermanas de Paola, o en las diferentes separaciones matrimoniales, o en el rol de la madre latinoamericana. Al tratar estos temas reales, en un momento contemporáneo (aunque la película se desarrolle entre los 80 y 90) que ahora mismo está en plena construcción y que se articula a un tiempo en el que los jóvenes conviven con el bullying escolar, la apariencia, los ideales de belleza en América Latina, el abuso de las drogas, el narcotráfico y la violencia en las calles de Colombia, no llega (otra de sus virtudes) obligatoriamente a ser una caricatura dagogarciesca de la que suponemos ver en películas colombianas.

Al romper varios de los estereotipos de la mujer en esta película, sobre todo aquellos que supuestamente representan a las mujeres latinoamericanas, que los vemos a través de las circunstancias difíciles en la toma de las riendas de sus vidas, Virus tropical habla, desde lo autobiográfico de la artista Powerpaola, sobre los supuestos roles sociales y comportamientos de lo que se espera del ser mujer en una sociedad machista como la caleña o quiteña, y llega a cuestionar estos supuestos roles de una manera sutil.

La joven protagonista sueña con ser una mujer creativa e independiente, ofreciendo un modelo positivo para los espectadores jóvenes de la película, mostrando que las mujeres pueden apropiarse de sus historias, sus vidas y tomar sus propias decisiones.

Las novelas gráficas tienen cada día mas posibilidades de replantear los viejos modelos de sociedad. Antes tenías que ser hombre y hablar de superhéroes blancos y héteros; ahora el mundo femenino se está ampliando y el espectro dentro de las novelas gráficas permite historias como las de Powerpaola. Los temas que podemos llamar adultos se abordan con la mayor sinceridad posible, como el uso recreativo de drogas, la actividad sexual y la violencia en las calles de una gran ciudad. Esto deja a Virus tropical por fuera del ámbito de película infantil.

Por último, y no menos importante, la música: otro de los aspectos para disfrutar de este filme de animación. Quienes conocen el cómic ven que aquellos momentos de la vida de Paola hacen referencia a canciones de Rubén Blades y Pink Floyd, algo de pop y rock, pero en la película era imposible usarlas por cuestiones de derechos. Esto llevó al director a crear una banda sonora completamente nueva, que así no fuera exactamente de los 80, da la sensación de ser de la época. La banda sonora fue liderada por Adriana García Galán, quien creó un deleite sonoro que acompaña perfectamente las imágenes toscas del filme.

El largometraje llegará a las salas de cine del país el 17 de mayo de este año. Y a partir del sábado 5 de mayo, en el Museo La Tertulia en la ciudad de Cali, se inaugurará la exposición y conversatorio De frente, me escondo, sobre la artista colombo-ecuatoriana Powerpaola. Sin importar el género o la nacionalidad, todos los espectadores se verán reflejados en las diferentes facetas y problemáticas de esta familia latinoamericana. 

Por Óscar Hemberth Moreno

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