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¿Se hará justicia con el Eje Cafetero?

LA PROPUESTA DEL GOBIERNO COlombiano sobre la reforma a las regalías tiene la bondad de dar el 10% de estos recursos para financiar ciencia, tecnología e innovación.

Ricardo Gómez Giraldo*
11 de octubre de 2010 - 09:54 p. m.

La reforma contempla que parte importante de los recursos en discusión se distribuyan también entre regiones no productoras de hidrocarburos según su nivel de pobreza. Suena excelente como criterio de equidad que el indicador de redistribución sea la pobreza. Sin embargo, es absolutamente injusto con la historia y con la realidad de ciertas regiones lo que, para efectos del proyecto, se define como pobreza.

Según el proyecto, la pobreza departamental se mide por calidad de la vivienda, acceso a servicios públicos, hacinamiento, ausentismo escolar y proporción de personas con empleo, que es lo que los técnicos llaman Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI). Nuestro Eje Cafetero tiene un NBI “positivo”, pues está entre el 15 y el 17%, lo cual para la tecnocracia central y los políticos de otras regiones suena a Arabia Saudita, pues hay departamentos con NBI del 65% como La Guajira o Arauca (35%) que coincidencialmente nadan en regalías.

Sin embargo, este indicador desconoce realidades que hacen del Triángulo del Café una región pobre en muchos otros sentidos. Por ejemplo, hay estudios autorizados (de las cajas de compensación locales) que demuestran que el 30% de los niños sufren de desnutrición crónica, es decir, irreparable. Hay municipios netamente cafeteros que tienen más habitantes en España que en su propio territorio. Marulanda —la tierra de El Príncipe de Sábados Felices— está a punto de quedarse sin habitantes. Según el DANE, nuestras capitales son las campeonas en desempleo en Colombia desde hace 20 años, cuando se rompió el pacto mundial del café. En el Quindío el promedio de bajo peso al nacer es del 10,9% frente a un promedio nacional del 7%. Según el Informe Regional de Desarrollo Humano del PNUD, el índice de desarrollo humano de la zona está en 0,7 mientras el de Colombia es del 0,76 en 2002.

Es mentira entonces que el Eje Cafetero no necesita subsidios del Gobierno Nacional. El éxito asiático, en su veloz desarrollo y equidad en cuatro décadas, no es sólo su foco en la producción industrial para la exportación sino también su decisión estratégica de fortalecer sus zonas rurales con subsidios agrícolas, vías y distritos de riego. La hoy rica España se desarrolla gracias a los fondos de compensación de la Unión Europea que le ha regalado millardos de euros para autopistas, trenes de alta velocidad y más. Esto con base en un criterio técnico y Político —con P mayúscula— para mantener la paz e irrigar desarrollo y la equidad.

Teniendo en cuenta que el café fue el 80% de las exportaciones colombianas hasta 1980, cabe preguntarse: ¿se hará justicia con la región que cuando tuvo riqueza la supo aprovechar y entregó escuelas, vías terciarias, electricidad y acueductos a prácticamente todas sus veredas? ¿O imperará la ley del más fuerte o del que más grite en el Congreso?

* Rector de la Universidad de Caldas

Por Ricardo Gómez Giraldo*

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