Una misión del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) corroboró la "situación humanitaria extremadamente difícil" en varias comunidades indígenas asentadas a lo largo del río Guaviare.
"Rumores sobre una inminente intensificación del conflicto han causado un pánico generalizado en la población civil", indicó Redmond.
La peor situación se observa en las localidades de Mocuare, Puerto Alvira y Barranco Colarado. Esta última "está prácticamente vacía, aparte de dos grupos indígenas de unas 40 familias cada uno", precisó el portavoz.
De Puerto Alvira ha partido el 75 por ciento de la población, estimada en unas 3.000 personas, en tanto en Mocuare se observa que los habitantes están huyendo.
Según el testimonio de los enviados del ACNUR, las personas que permanecen en los pueblos están aisladas, no reciben alimentos y los que quedan son extremadamente caros.
También faltan medicinas y no hay medios para evacuar a los enfermos graves, relató el portavoz.
Esa área, cuyo control se disputan el Ejército colombiano y las FARC, es remota y accesible sólo por río, pero ahora hasta el transporte fluvial se ha paralizado debido al temor de un desabastecimiento de combustible.
El ACNUR logró la semana pasada distribuir alimentos a unas 1.000 personas, la mayoría de ellas indígenas de las tribus Guyabero y Nukak Maku.
Sobre ellos, Redmond advirtió de que el conflicto les está forzando a abandonar sus tierras, "lo que pone en riesgo la supervivencia de esos grupos étnicos".
Se cree que los secuestrados en manos de las Farc pueden encontrarse en la zona selvática del departamento del Guaviare.