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A Duque “le quedó grande el más elevado cargo de la Nación”: reaparece Iván Márquez

Pasado más de un año desde su rearme, varios desertores del proceso de paz se refirieron a la actualidad del país y pidieron la renuncia del presidente Duque y de su vicepresidenta.

29 de septiembre de 2020 - 01:48 a. m.
Dicen los rearmados dirigentes, Duque quiere "salvar de la cárcel y del castigo judicial a su jefe político, Álvaro Uribe, no tanto por su condición de zar de los testigos falsos, sino por sus crímenes de lesa humanidad".
Dicen los rearmados dirigentes, Duque quiere "salvar de la cárcel y del castigo judicial a su jefe político, Álvaro Uribe, no tanto por su condición de zar de los testigos falsos, sino por sus crímenes de lesa humanidad".
Foto: Tomada de Farc-ep.net

En un comunicado emitido desde la clandestinidad y alojado en el portal www.farc-ep.net, el exjefe negociador del Acuerdo de Paz en La Habana, Iván Márquez –así como otros dirigentes de la otrora guerrilla de las Farc como Jesús Santrich, El Paisa, Aldinever Morantes, Walter Mendoza y Romaña– pidió la renuncia del presidente Iván Duque y aseguró que su gobierno “tiene el alma contagiada de narcotráfico, de fraude electoral y compra de votos, y sus manos manchadas de sangre”.

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En la misiva, los líderes guerrilleros catalogan el cuatrienio de Duque, “a nombre de (Álvaro) Uribe”, como una maldición que dañando futuro del país de la manera más irracional y absurda. Según Márquez y compañía, cuando Colombia se ilusionaba con la posibilidad de inaugurar una nueva era de paz, “el gobierno Duque-Uribe convirtió la destrucción del más hermoso sueño de los colombianos en el principal objetivo de su estrategia”.

Para los subversivos, tanto el actual mandatario como el exsenador del Centro Democrático son “un par de locos sueltos” que, actuando contra el sentido común, no solamente están “incendiando al país”, sino que buscan también, “bajo el apremio de Washington”, incendiar el vecindario.

“Esta guerra que vivimos es una guerra impuesta por mentes criminales que creen que, desviando la atención de la gente hacia sus horrores, podrán hundir definitivamente en el foso de la impunidad y el olvido, la responsabilidad que le cabe a Álvaro Uribe Vélez, por décadas de violencia paramilitar desde el Estado, y eclipsar simultáneamente la verdad de sus alianzas con el narcotráfico”, señalan los líderes guerrilleros.

Márquez y compañía, que hace poco más de un año, en agosto pasado, anunciaron su rearme, explican en la carta que el narcotráfico y el paramilitarismo llegaron a este gobierno “para obstruir la justicia, para robar el erario, darle rienda suelta a la corrupción, al despojo violento de tierras, y a la desfachatez de gobernar solo en beneficio de los poderosos”.

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Incluso, van más allá y manifiestan que “Uribe debe tener encendidas en el altar de su corazón velas de agradecimiento a Pablo Escobar, a los Ochoa Vásquez y al Chapo Guzmán… y al gobierno de los Estados Unidos que lo protege”.

En esa línea, advierten que el país “sabe muy bien” que Iván Duque fue elegido presidente “gracias al dinero proveniente del tráfico de cocaína” y hacen alusión al fallecido ganadero investigado por narcotráfico José Ñeñe Hernández. Lo anterior, por cuenta de audios en los que se escucha a Hernández, asesinado en Brasil en 2019, hablar sobre una presunta compra de votos en el Caribe que iba a beneficiar la campaña presidencial del hoy presidente.

“(El Ñeñe Hernández), amigo de Uribe y amigo de Duque, de generales antinarcóticos y de otros que ponían a su disposición aviones de la fuerza aérea para sus desplazamientos seguros”, reclaman los guerrilleros, señalando que el Ejecutivo persigue “con saña” al campesino cocalero y pobre, pero también abraza al capo, “cantan y bailan con él y lo invitan al Palacio. El actual gobierno tiene el alma contagiada de narcotráfico, de fraude electoral y compra de votos, y sus manos manchadas de sangre”, dicen.

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Por todo esto, insisten en que Duque debe “irse anticipadamente de la Presidencia”, alegando que es un “mandatario ilegítimo”, al que “le quedó grande el más elevado cargo de la Nación” y quien además quiere, dicen, generalizar el caos destruyendo el equilibrio de poderes “al incurrir en desacato y cuestionamiento público a decisiones de la Corte Suprema de Justicia”.

Lo anterior, no solo ante el respaldo expresado al expresidente Uribe, a quien ese tribunal le abrió una investigación desde julio de 2018, pues al parecer él y su defensa convencieron a testigos que lo han vinculado con el paramilitarismo para que cambiaran su versión, sino por el fallo que obliga al Ministerio de Defensa pedir perdón y promover reformas tras la muerte del abogado Javier Ordoñez luego de un procedimiento judicial. Por esto, dicen que el gobierno “quiere borrar a plomo las movilizaciones sociales que hoy estremecen al país”, y precisan que “Colombia no quiere la dictadura”.

“No más tolerancia con Iván Duque. Tenemos que cerrarle el paso a la tiranía, a la ineptitud y al mal gobierno. El coronavirus, que lo había salvado de la ira y la indignación popular volcada en las calles, ya no sirve para apaciguar el descontento popular, y mucho menos, sus aburridas e insulsas comparecencias diarias por televisión. De nada sirven sus palabras hipócritas cuando el gobierno, en lugar de ayudar a los pobres en confinamiento y sin comida, ayudó fue a los empresarios que todo lo tienen. Ni siquiera repartió tapabocas gratuitos en los barrios populares”, reza la misiva.

Precisan también que Duque “quiere que muera Sansón y mueran todos los filisteos” con tal de salvar de la cárcel y del castigo judicial a su jefe político Álvaro Uribe, “no tanto por su condición de zar de los testigos falsos, sino por sus crímenes de lesa humanidad”. Según los guerrilleros, por dicha razón el mandatario está obstinado en “dinamitar con desacatos a la Corte y quiere una reforma judicial que le permita construir una rama institucional garante de la impunidad de su capo político y rendida a su bufete de abogados del diablo”.

Por otro lado, los jefes guerrilleros alegan que Colombia “no quiere un gobierno facho”, sino verdaderamente democrático, incluyente, del pueblo y para el pueblo, de coalición democrática y que garantice la paz completa “sin traiciones, la titulación de tierras a los campesinos, la reforma política, y una cancillería de paz y hermandad con América Latina y el Caribe”. Agregan que se debe extirpar la corrupción y comenzar a escuchar a sectores sociales como mujeres, estudiantes o indígenas.

Acto seguido instan a que, “saliendo ya de la mala hora de la pandemia”, el país debe volcarse a las calles con marchas, plantones y cacerolazos para gritar la inconformidad contra el mal gobierno. Por esto, abogan por el fin de la represión, el respeto constitucional a la protesta social y castigo para los altos cargos determinadores de lo que catalogan como “masacre de ciudadanos inermes en Bogotá” el pasado 9 de septiembre. A ello se suma el fin del exterminio de líderes sociales y de excombatientes, así como el esclarecimiento pleno de la ñeñepolítica.

“Revocatoria a todos los corrompidos por los dineros mal habidos del Ñeñe Hernández hoy vinculados al Ejecutivo, al Legislativo y al poder Judicial, empezando por la vicepresidenta, Marta Lucía Ramírez, por sus nexos con el paramilitarismo y con el mafioso y lavador de activos, el Memo Fantasma. No más impunidad para Álvaro Uribe, despojador violento de tierras y autor de los más horrorosos crímenes de lesa humanidad, como masacres y falsos positivos”, precisan.

Los guerrilleros concluyen su carta haciendo un llamado a la unidad y pidiendo el “fin de la impunidad con castigo judicial ejemplar” para casas políticas del calibre de los Char, los Gerlein y a “todos los delincuentes que se han mantenido en la política a través del fraude electoral y la compra de votos. Cárcel y pérdida de derechos políticos para los denunciados por Aída Merlano”.

A finales de agosto de 2019, tras un año de su desaparición del Espacio Territorial y de Reincorporación de Miravalle (Caquetá), el exjefe negociador de paz, Ivan Márquez, reapareció para anunciarle al mundo que nace una nueva guerrilla producto de lo que él denomina en su intervención “la traición al Acuerdo de Paz”, firmado entre el gobierno de Juan Manuel Santos y las Farc en Cuba, a finales de 2016.

El video se publicó dos meses después de que el excongresista por el partido FARC, Jesús Santrich, dejara atrás su esquema de seguridad y desapareciera en la madrugada del 30 de junio de 2019 del espacio territorial de capacitación y reincorporación de Tierra Grata, en Cesar, poco antes de la fecha de indagatoria que le dio la Corte Suprema de Justicia en el proceso en su contra y pedido de extradición por el delito de conspiración para enviar cocaína a Estados Unidos.

En el video también aparecen los exjefes guerrilleros que se habían alejado del proceso de paz hace unos meses, argumentando falta de garantías físicas y jurídicas, tales como, Enrique Marulanda, Aldinever Morantes, Henry Castellanos (Romaña), Iván Merchán, entre otros, excomandantes de frentes y columnas durante varias décadas de conflicto armado.

“Buscaremos coordinar esfuerzos con la guerrilla del Eln y con aquellos compañeros que no han plegado sus banderas que tremó la patria para todos. Esta insurgencia no se levanta de las cenizas para seguir operando en las profundidades de las selvas remotas, no, volará a través del cristal de esas lejanías brumosas para abrazar con la fuerza del amor, los sueños de vida digna y de buen gobierno que suspiran la gente del común”, expresó Márquez en su discurso.

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arturo(6208)29 de septiembre de 2020 - 12:23 p. m.
Estos asesinos violadores terroristas no tiene autoridad para hablar asesinos
Maria(21813)29 de septiembre de 2020 - 12:13 p. m.
!!Qué cinismo!!
Hernando(24765)29 de septiembre de 2020 - 11:32 a. m.
Leo verdades de a puño aunque las dicen criminales de igual o peor jaez.
Erika(47309)29 de septiembre de 2020 - 11:31 a. m.
El Espectador es un periódico excelente, con noticias de diferentes corrientes y de distintos niveles, pero creo que a estos tipos no se les debería dar espacio para hacer protagonismo. No tienen legitimidad moral para opinar. Menos cuando cuando salen armados buscando intimidar. Son unos dinosaurios que han provocado fisuras profundas en la sociedad colombiana. No más a estos señores.
Orlandal(56030)29 de septiembre de 2020 - 11:24 a. m.
En lo que dicen los rebeldes no hay nada nuevo; por menos, surgieron las FARC en el gobierno de Guillermo León Valencia (1962-1966), y vuelve y juega.
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