El vicepresidente Angelino Garzón rechazó y condenó el secuestro de dos ciudadanos colombianos, William Batista y Alexis López; dos ciudadanos peruanos, José Mamani y Javier Ochoa; y un ciudadano canadiense, Gernot Woder, trabajadores de la empresa Geo Explorer.
Según las autoridades, el rapto se dio por parte del ELN en Caño Bravo, zona rural del municipio de Norosí, Bolívar.
El vicepresidente le exigió a la guerrilla dejarlos en libertad “sin ningún tipo de condiciones” y recordó que los secuestrados no pueden seguir siendo utilizados como instrumentos de guerra.
“El secuestro es un delito que violenta la dignidad de los seres humanos y viola todas las normas del Derecho Internacional Humanitario”, señaló.
Además, recordó que la minería, que atrae inversión extranjera, no se puede convertir en una actividad de temor por culpa de actores ilegales.
“Prácticas como el secuestro son contrarias al espíritu de paz y tranquilidad del pueblo colombiano”, aseguró el Vicepresidente.
Le advirtió a este grupo guerrillero que el Gobierno y las Fuerzas Militares no escatimarán esfuerzos para dar con el paradero de los secuestrados.
La región del sur de Bolívar es una zona del país que por mucho tiempo ha sufrido el flagelo de la violencia pero hoy en día la exploración y explotación minera representa una importante locomotora del desarrollo económico del país.