Adiós a la Vicepresidencia: así se despide el general (r) Óscar Naranjo

El último viaje de Naranjo como vicepresidente será este lunes, a Tumaco (Nariño), el municipio que más visitó durante su gestión.

Sebastián Forero Rueda / @Sebasforeror
04 de agosto de 2018 - 02:00 a. m.
Naranjo recorrió el municipio de Sevilla junto al alcalde, Freddy Osorio. / Vicepresidencia
Naranjo recorrió el municipio de Sevilla junto al alcalde, Freddy Osorio. / Vicepresidencia
Foto: Andres Felipe Castano Jimenez

En la tarde del jueves 2 de agosto, cuando faltaban apenas cinco días para que dejara su cargo y realizaba su penúltima visita a un municipio de Colombia como vicepresidente de la República, el general (r) Óscar Naranjo Trujillo miró hacia atrás. Sentado en una cafetería del municipio de Sevilla, en el norte del Valle del Cauca, entre tangos y la compañía de varias de las personas que fueron cercanas a él durante su gestión, el general habló de la Colombia que conoce, que es casi toda. Estaba tranquilo, se sentía satisfecho.

El próximo 7 de agosto, Naranjo Trujillo dejará la Vicepresidencia luego de 16 meses de estar al frente de ella. Le entregará el cargo a Marta Lucía Ramírez. Cuando la recibió, el 30 de marzo del 2017, el presidente Juan Manuel Santos le dio una misión radicalmente diferente a la que venía desarrollando su antecesor, Germán Vargas Lleras, en infraestructura, vivienda y agua potable. Naranjo tenía que poner sus esfuerzos en la implementación de la paz.

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Con ese objetivo fijado, el general inició una labor que podría considerarse sigilosa, lejos de los medios, si se lo compara con Vargas Lleras, quien constantemente acaparaba la atención pública. Sin embargo, la implementación de la paz ha tenido fuertes tropiezos: desde el hundimiento de las curules especiales de paz hasta el surgimiento de las disidencias y la reciente ola de violencia desatada contra líderes sociales, muchos de ellos vinculados a procesos de sustitución de cultivos de uso ilícito.

Precisamente, el tema de la sustitución y la lucha contra las drogas fue también una de las funciones que se le encargaron. A él, que tuvo una participación importante en el final del capo Pablo Escobar y en varios golpes a jefes guerrilleros, es difícil negarle la legitimidad para liderar esa lucha.

Pero hoy, después de haber recorrido cerca de 700 municipios del país, el general sabe que el Estado se tiene que transformar. “Eso significa que las regiones no sean vistas simplemente como un teatro de operaciones militares. Que la lógica contrainsurgente se modifique por la lógica de un Estado que ve las regiones como la oportunidad transformadora para elevar la calidad de vida de sus ciudadanos; que no solamente aparezca representado por un uniforme militar o policial, sino que aparezca de manera integral”, señaló Naranjo en la instalación del consejo municipal de paz de Sevilla, el jueves pasado.

Esa visita al norte del departamento, al ser la penúltima del general como vicepresidente de Colombia, estuvo cargada de nostalgia. Luego de la instalación del consejo municipal de paz y de un breve recorrido por las calles del municipio, el general fue por un café. Tal vez porque las paredes de la cafetería estaban llenas de cuadros de cantantes del siglo XX, Naranjo se dejó llevar hacia los 80 y 90 para reflexionar sobre el país de entonces: narcotráfico y guerra. Habló hasta de los jugadores de la selección de Colombia que recibieron dineros de la mafia.

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En esa mesa, un recuerdo particular vino a su mente. Cuando estuvo más amenazado, se refugió en una canción del poeta español Miguel Hernández que, interpretaba Joan Manuel Serrat: “Ante la vida, sereno, y ante la muerte, mayor / si me matan, bueno; si vivo, mejor”.

“Hoy el país es otro”, comentó, con una visión muy optimista de la realidad nacional. Lo que va a hacer después del 7 de agosto es volver a su hogar. “Allí encontraré refugio. Trataré en todo caso de aliviar las que han sido muchas jornadas de ausencia de mi casa y así estar con mi familia”, expresó el vicepresidente. Además de ello, Naranjo tiene entre sus planes dedicarse a la academia. Y no es un paso en falso, pues ya ha recibido ofertas de varias universidades en el país.

El último viaje del vicepresidente será a Tumaco, el próximo lunes. Será la visita número 19 a ese municipio durante su estadía en el cargo: “Me voy feliz de haber servido a los colombianos, satisfecho de haber cumplido con mi deber, pero, desde luego, totalmente comprometido para que en Colombia, entre todos, podamos seguir contribuyendo a superar tantos años de un conflicto armado que ha dejado tantas marcas. Estaré atento para pedirles a la sociedad, a las instituciones y desde luego al Gobierno, que cuide, proteja y fortalezca la paz”.

Por Sebastián Forero Rueda / @Sebasforeror

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