Álvaro Uribe: ¿el poder a la sombra?

El presidente electo, Iván Duque, tendrá el enorme reto de demostrar que gobernará al país con absoluta independencia de su jefe político, a pesar de que cargue con la consigna de haber sido “el que dijo Uribe”.

-Lorena Arboleda Zárate / @LorenaArboleda8
07 de agosto de 2018 - 12:00 p. m.
Duque llegó al Senado en 2014, integrando la lista cerrada que impulsó el expresidente Uribe, con el Centro Democrático.
Duque llegó al Senado en 2014, integrando la lista cerrada que impulsó el expresidente Uribe, con el Centro Democrático.
Foto: Cristian Garavito / El Espectador

A aquellos críticos que han seguido de cerca la carrera política del nuevo presidente, Iván Duque, les resulta sorprendente que un candidato que no superaba el 7 % de las encuestas de intención de voto, a contados meses de las elecciones del 27 de mayo, se haya convertido en uno de los mandatarios más jóvenes en la historia de Colombia. Apenas en septiembre del año pasado, el electo jefe de Estado era superado, con creces, por sus rivales en las urnas y la posibilidad de que llegara a la Casa de Nariño era prácticamente nula. No tenía trayectoria política reconocida, más allá de haberse elegido por primera vez senador de la República para el período 2014-2018 y aunque se destacó en su labor legislativa, los alcances de tal gestión sólo les llegaban a sus colegas en el Capitolio.

Sin embargo, su liderazgo en el ámbito nacional fue creciendo como espuma, en la medida en que ya contaba con el guiño de uno de los políticos con mayor popularidad en el país: el expresidente Álvaro Uribe. Y, entonces, la conclusión a la que llegaron las voces que se oponen al fundador del Centro Democrático se terminó resumiendo en una frase: “El que dijo Uribe”. Así explicaron el triunfo de Iván Duque desde que se sometió a un proceso de encuestas internas realizadas por su propio partido para elegirse como candidato único del uribismo y, luego, en la consulta interpartidista que tuvo lugar el 11 de marzo. Por amplia mayoría, Duque derrotó a la que es hoy su actual vicepresidenta, Marta Lucía Ramírez, y al exprocurador Alejandro Ordóñez.

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Por eso no han sobrado los señalamientos que indican que Duque, ahora a la cabeza del cargo más importante del Estado, será una especie de “títere” manejado por su mentor y que, en ese sentido, el expresidente Uribe se dedicará a ejercer el poder en cuerpo ajeno y gobernando a la sombra del sucesor de Juan Manuel Santos. Pero, ¿qué tan cierto es? Tal vez uno de los episodios que mayor independencia demostró Duque del ala más radical del uribismo fue cuando se estaba discutiendo la reglamentación de la Jurisdicción Especial de Paz, en el Congreso. En la reunión de empalme que el nuevo presidente sostuvo con Santos, quedó claro que la intención de Duque es sacar adelante el Acuerdo de Paz y, por su gestión, se logró destrabar la iniciativa.

Yendo en contravía de lo que defendía la vocera en ese momento del uribismo, Paloma Valencia, la orden de Duque fue pedirle a su bancada en el Legislativo que avalara la JEP, a pesar de haber sido aprobada con cambios sustanciales. Y la propia oposición al nuevo gobierno se lo reconoce. “He visto signos que mostrarían la intención del nuevo presidente de mantener una línea de independencia y autonomía frente a temas esenciales con relación al Acuerdo de Paz, tanto el firmado como el que está por firmarse con el Eln”, dijo el senador del Polo Democrático, Iván Cepeda. No obstante, el legislador de izquierda, férreo opositor de Uribe y con quien se encuentra enfrentado en los estrados judiciales, dice que el reto de Duque será el de dedicarse a gobernar y no a la defensa jurídica de su jefe político.

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“El presidente Duque nunca se podrá quitar el estigma de ser ‘el que dijo Uribe’, porque ese es un comentario que se inventaron nuestros enemigos”, responde el senador del Centro Democrático, Ciro Ramírez. Sin embargo, defiende el caudal electoral de Duque, elegido con la nada despreciable suma de más de 10 millones de votos en segunda vuelta. “Él ganó en franca lid, tanto en las encuestas que hizo nuestro partido para elegir candidato, como en la consulta de marzo y en primera y segunda vuelta presidencial. Conozco al presidente Duque, pero también al expresidente Uribe y él no es de imponer, de forzar sus posturas. Por el contrario, le gusta generar debate, escuchar opiniones y sabemos que respetará la independencia del nuevo gobierno”, asegura.

Desde el Partido Liberal, defensor de lo pactado con la exguerrilla de las Farc, pero que se prepara para legislar en coalición con el nuevo gobierno, afirman confiar en el buen criterio del nuevo mandatario. Aunque cuestionan que Uribe haya pensado en retirarse del Legislativo por lo que representaría su figura y liderazgo fuera del Capitolio. “Se necesita a Uribe en el Congreso para que le dé una mano al presidente Duque, pero más allá de eso y por el respeto que merece el país, el escenario del expresidente debe ser como senador, no uno en el que pretenda entrar a administrar o formar parte en la sombra del gobierno de Iván Duque”, dijo el senador Fabio Amín.

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Lo cierto es que, como lo sostiene el senador de Cambio Radical Carlos Abraham Jiménez, es apenas natural que un presidente quiera gobernar de la mano de sus más cercanos y, más aún, escuchar a quienes ya pasaron por ahí. Al final, será únicamente Duque el responsable ante la historia frente a las decisiones que tome como primer mandatario. “Es que él no se ganó la Presidencia en una rifa. Ha demostrado la capacidad y la inteligencia suficiente para ser capaz de gobernar este país”.

 

Por -Lorena Arboleda Zárate / @LorenaArboleda8

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