Belisario Betancur y su esencia cultural

Más allá de la política, el fallecido expresidente tuvo una prolífica vida al servicio de la cultura.

Redacción Politíca
07 de diciembre de 2018 - 08:47 p. m.
Una vez dejó la Presidencia, en 1986, Belisario Betancur se alejó de la política para sumergirse en la cultura.   / Archivo El Espectador
Una vez dejó la Presidencia, en 1986, Belisario Betancur se alejó de la política para sumergirse en la cultura. / Archivo El Espectador

Poeta, periodista, catedrático, traductor, editor, estadista, consejero del papa Juan Pablo II en temas de justicia y paz, impulsor del Museo de los Niños, la Casa de Poesía Silva, la Editorial Tercer Mundo (en asocio con Luis Carlos Ibáñez y Fabio Lozano Simonelli) y de la Fundación Santillana en Colombia. Eso fue Belisario Betancur, más allá de la Presidencia de la República.

Fue traductor del ruso Pasternak, de Margarite Yourcenar, del griego  Cavafis. Autor de ensayos como La penitencia del poder, el homo sapiens se extravió en América Latina, El cristo del desarrollo, Colombia cara a cara, Base para un gobierno nacional, El cruce de todos los caminos El viajero sobre la tierra, El rostro anhelante, Imagen del cambio social en Colombia, A pesar de la pobreza, De la miseria a la esperanza, La ayuda externa, Desde el alma del abedul, Despierta Colombia, entre otros.

Con un único libro de poemas, Poemas del caminante, una vez dejó la Casa de Nariño se alejó de la política, tal vez agobiado por las vicisitudes del trágico final de su gobierno: la toma del Palacio de Justicia y la avalancha de Armero, para refugiarse en los qué haceres culturales. Escribió cuentos como Agua linda, Media vuelta a la derecha y El viajero sobre la tierra, en prosa y verso.

En 1993, ganó el premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional. En 2007 se le entregó el Premio Internacional Menéndez Pelayo por sus nobles causas en pro de la educación y la paz. Fue miembro del Consejo Pontificio de Justicia y Paz; de las academias colombianas de Historia, de Jurisprudencia y de la Lengua; y de la Comisión Suramericana de Paz. Se desempeñó como presidente de la Fundación Santillana para Iberoamérica, con sede en Bogotá; de la Comisión de la Verdad en el proceso de paz de El Salvador; del grupo ministerial ‘1992’, año de la Salud de los Trabajadores de América Latina el Caribe; y de la oficina Panamericana de la Salud en Washington. Integró la Academia Europea de Ciencias y Artes, y en 2011 fue nombrado miembro de la Academia Colombiana de la Lengua.

 

 

Por Redacción Politíca

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