Cambio Radical: la ficha clave para la tributaria

El gobierno Duque hace cuentas para sacar adelante esta semana, en sesiones extras, la reforma tributaria, llamada ley de crecimiento económico. El apoyo del partido de Vargas Lleras es decisivo.

-Redacción Política (politicaelespectador@gmail.com)
15 de diciembre de 2019 - 02:00 a. m.
Vargas Lleras dijo que la reunión con Duque, el 3 de diciembre, fue “útil y constructiva”. / Archivo El Espectador
Vargas Lleras dijo que la reunión con Duque, el 3 de diciembre, fue “útil y constructiva”. / Archivo El Espectador

La reforma tributaria —llamada ahora ley de crecimiento económico— se ha convertido en el centro de gravedad de la política nacional. Sus postulados fueron parte del fuego que encendió el descontento social que se ha expresado en multitudinarias marchas en las principales ciudades del país. A la vez, es el único tema del que se habla en el Capitolio Nacional, y que ha obligado a que las colectividades asuman posiciones, mientras siguen los ruidos en torno a posibles cambios en el equipo ministerial del presidente Iván Duque. La mezcla de todos estos ingredientes tiene cavilando a los dirigentes políticos, y el caso de Cambio Radical es decisivo.

Por eso, las bancadas de Senado y Cámara de este partido se reunieron con el exvicepresidente Germán Vargas Lleras, el pasado martes en el centro de Bogotá. Pero el encuentro fue mucho más allá de la reforma tributaria y en él se abordó la postura de los congresistas sobre la posibilidad de ingresar a la bancada de gobierno. Eso implicaría usar la herramienta del Estatuto de Oposición, según la cual, por una sola vez durante los cuatro años de mandato, las colectividades pueden replantear su relación con el Ejecutivo y, en el caso de Cambio Radical, exigiría una declaración pública abandonando la independencia.

“La reunión fue corta y concreta. Germán pidió opiniones sobre la posibilidad de ingresar al Gobierno. La mayoría de congresistas, que tienen un enorme respeto por el exvicepresidente, se declararon dispuestos a seguirlo en su decisión. Él manifestó que no tienen ninguna aspiración electoral y que somos nosotros los que tenemos que definir el paso. Todos sabemos que él no está de acuerdo con subirse a un gobierno que se hunde minuto a minuto, pero tampoco está dispuesto a fungir de sepulturero de Duque. Ese papel ya lo tiene Petro”, aseguró una senadora, que estuvo en el encuentro.

Otro legislador asistente dijo que la tensión que atraviesa Cambio Radical es producida por el pulso entre el “charismo” y el “vargasllerismo”, las dos corrientes que dominan la colectividad. Los primeros están legislando ya como bancada de gobierno, tienen puestos en el Ejecutivo y quieren fijar una posición a favor de Duque para darle aire en el manejo del Congreso; los segundos quieren mantenerse en la independencia porque sienten que es una posición que los convierte en decisivos en las votaciones claves, ya sea para inclinar la balanza a favor del Gobierno o de la oposición. En este escenario, las cargas están así: de los 16 senadores, seis quieren entrar a la bancada oficialista y los otros diez prefieren la independencia.

Le puede interesar: Liberales se bajan de la reforma tributaria del Gobierno Nacional

Una postura que media entre los dos polos es la de ejercer una tarea legislativa que defienda los proyectos gubernamentales que se crea le sirven al país y se rechace los que no. Y el piloto de esta postura será la reforma tributaria, sobre la cual Cambio Radical decidió girarle un cheque en blanco al Gobierno, para no asestarle el golpe mortal que significaría su hundimiento, pero tampoco cargarle las banderas, de manera que, si se complica el panorama, puedan desembarcar en lanchas de emergencia y no hundirse amarrados al mástil, para utilizar una figura naval. “Con la reforma tributaria estamos conformes, el Gobierno acogió seis de los ocho puntos que le planteamos y eso ha alivianado la relación. Por eso, el compromiso es votarle la ley desde la independencia”, dijo un congresista que estuvo presente en la reunión entre Cambio Radical y el presidente Duque, el pasado 3 de diciembre.

“En Palacio, el presidente sondeó el ambiente en el partido, pero rápidamente Vargas Lleras le hizo darse cuenta de que el encuentro no era para hablar sobre la relación entre nosotros y el Ejecutivo sino para hablar de la reforma. Sobre esto, le dejamos claro que estamos con la intención de ayudarlo. No queremos ser la piedra en el zapato, porque esto tiene implicaciones económicas e internacionales muy graves, y debemos ser responsables con el país. Pero, en lo personal, no veo la posibilidad de que nos declaremos bancada de gobierno”, precisó otro legislador, que se declara abiertamente contrario a la posibilidad de sumarse al Centro Democrático y al conservatismo.

Desde la orilla del llamado “charismo”, uno de sus voceros en Cambio Radical señaló que no cabe duda de que la comunicación entre el partido y el Gobierno ha mejorado ostensiblemente. “El presidente Duque está receptivo a nuestras opiniones y eso ha cambiado el panorama. Nos sentimos tenidos en cuenta y eso nos lleva a acompañar al Gobierno con gusto. El plan es impedir que le vaya mal a Duque, porque si esto sigue así, los costos son enormes para el país”, explicó la fuente. “El partido está viviendo fuertes turbulencias internas. Unos días no hay ambiente para declararse de gobierno y ocho días después aparecen voces que sueñan con lanzarse a los brazos del presidente. No hay nada en concreto. No hay promesas, pero sí ofrecimiento”, recalcó otro veterano senador de la colectividad.

Esto último implica que existe en el interior del partido una sensación de que se está ganando tiempo para que la historia allane el camino, pues en el fondo todos los parlamentarios de Cambio Radical tienen claro que a futuro existe una alta probabilidad de entrar a la bancada gubernamental. “Yo siento que entraríamos sin mucho entusiasmo, pero tenemos que entender que Cambio Radical es un partido de estructuras regionales, de barones electores de provincia que necesitan del Gobierno para subsistir políticamente, para pagar con obras los apoyos de líderes comunitarios, de empresarios locales y de las organizaciones que les dieron las curules. El síndrome de abstinencia de quince meses sin mermelada tiene a varios delirando de hipoglicemia. Este ya no es el partido de Vargas Lleras, sino de gamonales regionales”, explicó uno de los dirigentes más destacados del partido.

En síntesis, y tras consultar una decena de congresistas de Cambio Radical —quienes, por cierto, en su totalidad pidieron la reserva de identidad— la situación es más o menos clara. Los “charistas” no ven la hora de declararse de gobierno, pues ya vienen apoyando al Ejecutivo y para nadie es un secreto que hasta tienen ministerio, con Margarita Cabello Blanco en la cartera de Justicia, pero quisieran poder hacerlo sin la presión de Vargas Lleras que, cuando quiere imponerse, convoca a decisiones de bancada, como pasó con las objeciones a la JEP, y los obliga a votar juntos.

A su vez, la gente del exvicepresidente prefiere mantenerse en la independencia, con un apoyo moderado a Duque, de suerte que puedan manejar sus decisiones según la temperatura del país. Y son estos quienes solo creen que vale la pena entrar al Gobierno si les entregan políticas “gruesas”, como lo hizo Santos con el tema de vivienda, de manera que sus militantes se puedan destacar. Eso sí, los dos sectores tienen una premisa común: sea lo que sea, no se unirán a la bancada de gobierno en el corto plazo.

Frente a este panorama, vale la pena echarle una mirada al Partido Liberal, la otra colectividad declarada en independencia, que decidió la semana pasada que no apoyará la reforma tributaria. En una reunión de bancada, la mayoría optó por irse en contra de la iniciativa, argumentando que es “regresiva” y que “entrega demasiadas exenciones a los ricos del país”, estimadas en $12 billones, mientras que grava fuertemente a la clase media y a los menos favorecidos. De acuerdo con varios congresistas rojos, lo que propone el Gobierno tiene poco de estructural y obligaría a presentar otra reforma en 2021. De esta manera, las cuentas que tiene el Ejecutivo para aprobar su ley de crecimiento son mucho más cerradas y se estaría decidiendo voto a voto.

Ante la premura que tiene Duque para sacar adelante esta iniciativa, teniendo en cuenta el plazo que dio la Corte Constitucional (la Ley de Financiamiento que tumbó estará vigente hasta el 31 de diciembre), lo que se viene esta semana en sesiones extras es una nueva prueba de fuego, que se suma a la coyuntura de un prolongado paro nacional que amenaza con extenderse hasta 2020 y una alta desfavorabilidad de su gestión frente a la opinión pública.

Por -Redacción Política (politicaelespectador@gmail.com)

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar