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Cartagena, en el limbo político

Tras la muerte del exalcalde Campo Elías Terán, la clase política está obligada a volver a generar confianza y retomar el rumbo perdido en materia de gestión y desarrollo.

Redacción Política
24 de abril de 2013 - 08:01 p. m.
Campo Elías Terán. /Archivo
Campo Elías Terán. /Archivo

¿Qué va a pasar con Cartagena? Es la pregunta que se hacen hoy los ciudadanos de a pie en las esquinas de La Heroica, tras la muerte del alcalde elegido en los comicios de octubre de 2011, Campo Elías Terán, con 162.000 sufragios, la más alta votación en la historia de la ciudad.

Una incertidumbre que comenzó el mismo 15 agosto de 2012, cuando en el momento en que presidía una reunión en su despacho, sintió mareos y un extraño adormecimiento en el lado derecho, por lo cual debió ser trasladado a una clínica local, donde permaneció diez días. Al sospecharse que se trataba de un cáncer fue remitido a una clínica de Bogotá, donde le diagnosticaron la penosa enfermedad.

El alcalde electo tuvo que hacer frente a su crisis de salud y a una suspensión de la Contraloría General de la Nación por supuesto detrimento patrimonial, Cartagena vio pasar cuatro dirigentes en los últimos ocho meses: Óscar Brieva y Felipe Merlano, nombrados por Terán tras su convalecencia; Bruce Mac Master, designado por el presidente, y Carlos Otero, escogido por el mismo Juan Manuel Santos, tras una terna enviada por el Partido ASI.

Una interinidad que a su vez generó una crisis política, alimentada por las versiones de una supuesta "rebatiña" entre los jefes de las diferentes dependencias, todos tratando de sacar ventaja ante la ausencia de Terán. ¿Los efectos? Cero gestión para una ciudad que ha sido pionera en el desarrollo turístico de Colombia. Como lo asegura el contralor distrital, Mario Feliz Monsalve, el principal problema es la falta de ejecución, que ha afectado sectores como la salud, la educación y la seguridad.

A ello se suma la desconfianza en la clase política por lo sucedido con alcaldes anteriores, sancionados por los organismos de control: Nicolás Curi fue destituido, Carlos Díaz tuvo líos con la Contraloría y Judith Pinedo fue sancionada por la Procuraduría.

Es el panorama que hoy se ve de cara a las elecciones atípicas que, según el ministro del Interior Fernando Carrillo, deberán realizarse antes de junio. El ambiente político está caldeado y ya suena el sonajero de posibles candidatos para reemplazar a Campo Elías Terán.

En este sentido, los nombres de dos de los que precisamente fueron rivales del alcalde electo en octubre de 2011, María del Socorro Bustamante y Dionisio Vélez, ya han sido puestos sobre la mesa. También se habla del exgobernador de Bolívar Jorge Mendoza Diago y el exrepresentante del Polo Democrático, Wilson Borja. Y por ahí se habla de algunos que quieren pescar el río revuelto y podrían promover el voto blanco.

A su vez, el concejal David Múnera, del Polo Democrático, cree que cuando se presentan elecciones atípicas la abstención aumenta y el temor que existe es que en las elecciones atípicas impere la apatía de la gente. Más aún cuando lo más seguro es que volverán a aparecer las descalificaciones personales y cuestionamientos entre candidatos, como siempre ha sucedido entre una clase política a la que, según parece, sólo le importa llegar al poder para extender sus lazos burocráticos y clientelistas.

Lo cierto es que todos coinciden en que Cartagena no puede darse el lujo de seguir en el limbo político en el que se encuentra pues a los ocho meses de ausencia de Terán se pueden sumar otros seis que demoraría el nuevo alcalde en comenzar a ejecutar su plan de gobierno. El reto es recuperar la estabilidad y la institucionalidad perdidas y volver a generar confianza, tanto para ciudadanos como para los inversionistas.

La ciudad presenta hoy unas deudas acumuladas con su gente. Por ejemplo, las obras del sistema de transporte masivo Transcaribe avanzan a paso de tortuga y es el único del país que aún no está en funcionamiento. La pobreza en las zonas marginadas acosa y los problemas de seguridad aumentan. Cartagena necesita cuanto antes un capitán que tome el mando.

Por Redacción Política

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