Dificultades y desafíos para reanudar diálogos con el Eln

El pedido para retomar las negociaciones, elevado por los promotores del paro, depende tanto de la voluntad de las partes como de lo que estén dispuestas a ceder para volver a negociar.

-Redacción Política (politicaelespectador@gmail.com)
07 de diciembre de 2019 - 02:00 p. m.
Los diálogos se rompieron en enero pasado tras el atentado perpetrado por la guerrilla a la Escuela de Cadetes en Bogotá. / AFP
Los diálogos se rompieron en enero pasado tras el atentado perpetrado por la guerrilla a la Escuela de Cadetes en Bogotá. / AFP

Tras casi un año de incertidumbre y desconfianza, en el que escalaron las hostilidades, esta semana se abrió una rendija para una eventual reanudación de los diálogos de paz entre el Gobierno y el Eln. Todo esto, con el paro nacional como trasfondo y bajo el clamor de quienes insisten en retomar las negociaciones. Si bien aún no se puede hablar de señales que indiquen que las partes se puedan volver a sentar a la mesa, sí se trata de un avance en 10 meses de inquietud y congoja luego del atentado a la Escuela de Cadetes de la Policía en Bogotá, que congeló cualquier acercamiento.

Sin embargo, persisten inquietudes sobre el camino para retomar unos diálogos que no han estado exentos de desconfianza, señalamientos y recrudecimiento de la violencia: ¿a qué estarán dispuestos a ceder? ¿Qué puede salvarse de lo ya conversado? ¿Persisten los inamovibles? Y lo más relevante, ¿hay voluntad?

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El terreno para llegar si quiera al planteamiento de estas preguntas terminó allanado tanto por el denominado Comité de Paro, que solicitó incluir una “exploración” de esta alternativa entre sus peticiones, así como por la Iglesia católica, que habló de la pertinencia y “clamor de la gente”. Ante ello, sin dejar de recordar el repudio por la muerte de 22 cadetes, el presidente Iván Duque condicionó la conversación a que esa guerrilla “libere a todos los secuestrados y ponga fin a sus acciones criminales”.

Para Humberto de la Calle, exjefe negociador con las Farc, quien también participó a principios de los 90 en las conversaciones con la llamada Coordinadora Nacional Guerrillera —integrada por Farc, Epl, Eln y M-19—, las peticiones del Gobierno son válidas, aunque el antecedente derivado del atentado y la seguidilla de agresiones desde entonces por parte de la guerrilla “hacen extremadamente difícil” la reapertura de diálogos.

Sin embargo, destacando el ambiente por las manifestaciones y los nuevos aires tras las elecciones locales, dice que hay chance de volver a dialogar: “El balón está en la cancha del Eln. Debe aceptar y manifestar su disposición a una tregua, sin hostilidades mutuas”. Con todo, advierte que, por parte del Ejecutivo, “aún se está lejos de la derrota militar del Eln y persiste la guerra de guerrillas”, por lo que insta a que el Gobierno dé un paso transparente hacia la negociación.

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“La insistencia en negar el conflictoy lo que ello implica, así como la obstrucción al Acuerdo de La Habana, dan cuenta de un terreno bastante difícil. Es un primer escollo por resolver, porque parece que quisieran retrotraerse a fórmulas anteriores a lo pactado en Cuba y aplicar menos estándares”, sostuvo de la Calle.

A su turno, el senador Iván Cepeda –quien fue facilitador en el proceso entre Gobierno y Eln– sostiene que, pese a las dificultades y circunstancias, “se debe buscar la paz y la reanudación de los diálogos, pero respetando el proceso, reafirmando voluntades y encontrando el ambiente para superar hechos traumáticos que interrumpieron el diálogo”.

En esa línea, manifiesta que la guerrilla debe dejar atrás los hechos violentos que condujeron a la ruptura, mientras que el Ejecutivo está llamado a “declinar acciones” como la actitud frente Cuba, que se ha abstenido de extraditar a los jefes negociadores del Eln que permanecen allí, argumentando que iría en contravía de los protocolos acordados.

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Fue precisamente ese uno de los motivos por los que el Ejecutivo se abstuvo de votar en contra del embargo de Estados Unidos a la isla, un hecho inédito desde que se somete a votación en la ONU desde 1992. “Eso dificulta la reanudación de los diálogos y debe buscarse el camino para superar las dificultades”, precisó Cepeda.

Otra fuente cercana al proceso que entablaron las partes recientemente, quien pidió omitir su identidad, opinó que el Gobierno está “poniendo límites muy altos” a la guerrilla frente a cesar cualquier acción en medio de la guerra, señalando que “no se trata de una rendición”. “El Gobierno debe estar dispuesto a sentarse en medio de la confrontación. De entrada, no se va a negociar el cese, teniendo en cuenta además que, a diferencia de las Farc, el Eln no es una guerrilla unificada y puede haber facciones que no cumplan con ello. Debe haber una comisión que ayude a desescalar hostilidades”.

Al margen de las diferencias y la desconfianza, los expertos consultados coinciden en que manifestaciones como las del paro obligan a insistir en buscar la paz y, en este caso, aprovechar la discusión que ya se dio sobre temas específicos, la fijación de protocolos, la agenda y sus primeros desarrollos. El desafío es de parte y parte en búsqueda de una salida negociada al conflicto.

Por -Redacción Política (politicaelespectador@gmail.com)

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