El 15 de abril fue asesinado David González Pushaina, un bebé de siete meses, hijo de Enrique González y Sandra Pushaina, dos excombatientes de las Farc que hacen parte del Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación (ETCR) de Tierra Grata (Cesar). El crimen ocurrió en medio del ataque a disparos que unos hombres (aún sin identificar) le propiciaron a la vivienda de esta familia, ubicada en Monte Lara de Maicao, en La Guajira.
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Este bebé, víctima de la violencia, fue sepultado un día después en el cementerio de San José de Oriente, en Manaure (La Guajira). Para homenajearlo, desmovilizados de la extinta guerrilla acompañaron sus restos en una caravana, hasta darle sepultura. De igual forma, la Farc rechazó su asesinato y pidió garantías para la reincorporación y protección a los ETCR.
Sin embargo, rápidamente diferentes usuarios trinaron críticas sobre su tardía manifestación. Le reprocharon que se expresara con más rapidez sobre temas como la crisis en Venezuela y otras tragedias de asesinatos.
Pero, en todo caso, las críticas sobre su reacción ante el asesinato de David González Pushaina tendrían fundamento. Cabe recordar, por ejemplo, el despliegue que tuvo presidencia ante el secuestro del niño Cristo José Contreras, hijo de el alcalde de El Carmen, Norte de Santander, hecho ocurrido en octubre de 2018.
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En esa ocasión, el presidente Duque no solo trinó sobre el rechazo al secuestro del niño de cinco años, sino que hizo fiel seguimiento a cada paso de la liberación de Cristo José y posteriormente invitó a su familia en conjunto a reunirse con él en Bogotá.
Así pasó con el asesinato de Angie Lorena Nieto, la menor de 12 años de Cabuyaro, Meta, que desapareció el 31 de diciembre de 2018 de su hogar y cuyos restos fueron encontrados en una bolsa de basura en la carretera que comunica el municipio de Barranca de Upía con Cabuyaro. Sobre su muerte, el presidente se pronunció el 2 de enero de 2019.