“El Centro Democrático debe entender que ya no es oposición”: Jaime Amín

El alto consejero presidencial para asuntos políticos afirma que con el gobierno Duque el capítulo de la ‘mermelada’ quedará en el pasado.

Lorena Arboleda Zárate - Twitter: @LorenaArboleda8
18 de agosto de 2018 - 09:00 p. m.
Jaime Amín, consejero de asuntos políticos, fue congresista en el periodo pasado.  / Gustavo Torrijos - El Espectador
Jaime Amín, consejero de asuntos políticos, fue congresista en el periodo pasado. / Gustavo Torrijos - El Espectador

¿Qué funciones va a tener desde la Alta Consejería Presidencial para la Política?

Tendré que dar alcance, agilidad y proyección a una agenda legislativa renovadora, transformadora y con una gran visión de sociedad moderna, bajo los postulados de la equidad, el emprendimiento y la legalidad que defiende la administración Duque. El eje articulador de las políticas públicas del presidente traspasan todos los ministerios y la agenda legislativa proviene de distintos frentes que tienen un solo embudo: el filtro del Congreso. Nuestra labor será la de una interlocución permanente con todos los ministerios y buscar un trámite positivo, eficaz y corto a las iniciativas del Gobierno.

Ya hay un paquete de proyectos y uno de ellos tuvo que ser retirado. ¿Qué pasó ahí? ¿Hubo una omisión inconsciente de eliminar el parágrafo sobre la reinserción de los excombatientes?

El Gobierno revisó el asunto y lo va a radicar nuevamente sin ese ítem, pero estamos en la obligación de recordar que el presidente Duque no tiene dos discursos. En privado y en público ha propuesto hacer ajustes al Acuerdo de Paz, algunos de los cuales ya tienen iniciativas legislativas en curso, como el que establece que el narcotráfico y el secuestro no sean delitos conexos al delito político, y esperamos que el Congreso lo apruebe. También el que busca una sala de instrucción y juzgamiento para los militares, que fue un postulado del Centro Democrático desde que el presidente Duque era senador, o la incompatibilidad que resulte de quienes, sometidos a la JEP, puedan ser objeto de sanción punitiva y al mismo tiempo estar ejerciendo responsabilidades públicas.

Esta misma semana se radicó un proyecto que prohíbe que le sean entregados a la Comisión de la Verdad documentos reservados...

No tengo información sobre ese proyecto.

Aprovechemos para aclarar eso. ¿Por qué el Gobierno no conocía un proyecto tan importante como este, radicado por la bancada del Centro Democrático? ¿Cómo va a ser la coordinación para la radicación de iniciativas?

Con el Centro Democrático, partido que avaló al presidente Duque, existe una relación muy armónica y fluida. Es posible que ese proyecto de origen parlamentario haya sido presentado por iniciativa congresional y haya llegado con posterioridad a la revisión o al concepto del Gobierno. Eso lo vamos a examinar cuidadosamente. Pero, y esa fue la solicitud del presidente a su bancada, quienes hoy ejercen bajo el liderazgo del expresidente Uribe en el Congreso tienen que entender que ya son bancada de Gobierno y no de oposición. Eso tiene una consecuencia, y es que los proyectos de iniciativa legislativa, lo ideal, es que sean valorados y validados por el Gobierno para conocer el alcance de los mismos. Ya se presentó ese proyecto, vamos a analizarlo y a tener un diálogo sobre esto. Pero, además, el presidente les dijo a las bancadas y a sus directores en la reunión del jueves que estaba dispuesto a revisar toda la agenda, todos los proyectos de ley o actos legislativos que pudieran tener coincidencias con el Gobierno para darles su validación y apoyo.

La sugerencia es, entonces, que los proyectos de iniciativa parlamentaria del Centro Democrático mejor los radique el Gobierno...

No. Hay total respeto por la independencia de los miembros del Centro Democrático porque, además, constitucionalmente tienen esa facultad. Pero a nosotros nos gustaría, como bancada de Gobierno, que los proyectos, como en efecto ha venido ocurriendo con muchos de ellos, se nos presenten para discutirlos, mirarlos, mejorarlos y eventualmente recomendarlos. Vamos a revisar qué pasó con ese proyecto.

 

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Nada que se consolida la coalición de Gobierno, salvo el Partido Conservador, que ya adhirió a ustedes. ¿Por qué no se ha logrado una alianza?

 

Lo que ha ofrecido el presidente Duque es una idea transformadora del ejercicio de la política y que no se quede en palabras. Esos 10.400.000 votos fueron un mandato claro para que se refrescaran las costumbres políticas en Colombia y, sobre todo, algo que le hizo mucho daño al ejercicio público, como el perverso binomio de Gobierno y Congreso, pasando por el cedazo de la ‘mermelada’. Ese capítulo debe quedar atrás. El Gobierno les ha propuesto a los parlamentarios que, respetando su fuero, independencia y capacidad de gestión, vayan a las regiones con el presidente, que visiten los departamentos y municipios con los ministros, y desde allá se pueda valorar el nivel de necesidad de los proyectos, el valor de los mismos en audiencias públicas transparentes, hacer la asignación de recursos y que haya parlamentarios que pongan nombre y apellidos, como gestores de proyectos, que haya una gran interventoría que se reserva el Gobierno para que la ejecución de esos recursos a través de las entidades públicas sea absolutamente eficaz, porque este Gobierno pretende dar el ejemplo desde la cabeza del Ejecutivo hacia abajo de que los recursos públicos son sagrados.

Pero las críticas que uno escucha de los congresistas es que el presidente Duque tampoco puede venir a inventarse la política. ¿Cómo hacer para que el Congreso marche y le dure la gobernabilidad al presidente con su nueva forma de hacer política?

El presidente no quiere un Ejecutivo manoseando al Congreso. Quiere que esas relaciones armónicas y complementarias sean independientes y autónomas. Cada loro en su estaca. Se valora mucho el nivel de interés y de gestión que tengan los parlamentarios en llevar proyectos a sus regiones, pero en adelante, cada proyecto asignado, cada peso presupuestado y enquistado en proyectos regionales debe tener la eficacia, la transparencia y el resultado objetivo de la inversión de los recursos. No se desconocen las competencias de los congresistas; al contrario, queremos establecer una relación que sea dinámica, responsable, abierta y transparente frente a los ciudadanos. Este Gobierno quiere dejar atrás el capítulo de la perversión de la ‘mermelada’.

¿Y esa ausencia de representación política no podría convertirse en la piedra en el zapato para el Gobierno en el Congreso?

Si usted revisa el gabinete del presidente Duque encontrará los más altos perfiles de personas que tienen un compromiso por Colombia y frente a los cuales él no ha utilizado el filtro ideológico para darles esas altas responsabilidades. Hay personas de muy distinto pensamiento que se sientan en el Consejo de Ministros pero que tienen un único objetivo: darle proyección al ejercicio de la actividad pública en Colombia. Cada proyecto que presente el Gobierno a consideración del Congreso esperamos que lo revise, lo debata, lo mejore y lo apruebe. No va a haber nada debajo de la mesa, todo será de cara a la ciudadanía.

¿Qué tanto daño le hizo al presidente lo dicho por el senador Ernesto Macías, que manejó un discurso muy distinto al suyo en la posesión del 7 de agosto?

Tenemos que dar contexto a las últimas semanas de la administración saliente, en las que el expresidente Santos y sus ministros se encargaron de vender un modelo de país que no correspondía a los datos nacionales ni a las cifras que se venían revisando en el proceso de empalme. El discurso del presidente del Congreso, muy fiel a su estilo opita, hizo un análisis de cómo estimaba era el país que iba a asumir el presidente Duque, muy distinto al que aparentemente estaba entregando Santos. Pero lo que quedó en la retina de los colombianos fue esa visión transformadora, integradora, sin egoísmos, sin espejo retrovisor que le presentó el presidente Duque al país y va a ser la motivación de esos cuatro años de gobierno. Si se hace un balance entre los dos discursos, sin duda, el que le llegó al corazón de los colombianos fue el mensaje de renovación y transformación del primer mandatario.

Desde ese punto de vista, ¿hasta dónde aplica eso de que una cosa es el Centro Democrático y otra el Gobierno?

El principal partido de opinión en el país es, sin duda, el Centro Democrático, con un líder que tiene unos registros muy altos frente a la opinión pública en materia de credibilidad, Álvaro Uribe, que tiene una bancada cuyo mayor aporte al ejercicio de la política ha sido su disciplina, su cumplimiento, su rigurosidad para estudiar los temas, pero hay un reacomodamiento. Pasa de ser una bancada que ejerció con aplomo la oposición de forma inédita a ser el partido político que ungió a uno de los suyos: el exsenador Iván Duque, hoy presidente. Entonces, en esa semántica no entra el Gobierno. Este es un gobierno para y por todos los colombianos, y el presidente Duque tuvo claro en el discurso que los colombianos el 17 de junio se acostaron partidarios de Duque y de Petro, pero al día siguiente el compromiso fue gobernar para los 48 millones de ciudadanos.

Entonces, ¿el presidente Duque se aparta del radicalismo que representa el Centro Democrático?

En los ajustes del nuevo Gobierno, la bancada del Centro Democrático va a ir acoplándose a la nueva realidad de ser ahora la bancada de gobierno y quizá lo más importante aquí sea la visión moderna de un hombre de 42 años que tiene mucha firmeza en el carácter pero, al mismo tiempo, es un hombre argumental y conciliador. Y el estilo de gobierno del presidente Duque va a estar volcado hacia la ciudadanía, de contacto directo con la gente. En eso marcará un contraste altísimo con el gobierno saliente, que se dedicó a aislarse de la realidad colombiana en el enfrentamiento de los problemas. Esta va a ser una Presidencia ejecutiva, de un hombre que no va a tener en los próximos cuatro años el reloj de la reelección.

El presidente ha venido hablando de un “gran pacto por Colombia”. ¿En qué consiste?

El presidente quiere restañar las heridas de una polarización que no le ha servido al país. Quiere invitar, sobre todo, a ese 73 % de los colombianos que él representa directamente y que son menores de 45 años, que quieren vincularse a la sociedad de manera activa, con gran aversión frente a lo público y que necesitan otro tipo de señales, de que es posible respetarse aun dentro de las diferencias, sin agresiones. Ese discurso firme y sereno es lo que va a marcar un gran pacto nacional de empleadores, trabajadores, sindicalistas, educadores, estudiantes, de todos aquellos que quieran participar desde el ejercicio de lo público, como los partidos y los movimientos políticos.

¿Y en ese proyecto de unidad caben los partidos de oposición y la FARC?

Todos los colombianos que tengan el deseo sincero de aportarle a la construcción de una sociedad basada en la legalidad, en el emprendimiento y en la equidad tienen cabida en ese gran pacto nacional.

¿Fue bueno para el país el encuentro entre los expresidentes Uribe, Pastrana y Gaviria después de las cosas tan duras que se dijeron en el pasado?

Esa foto tiene solamente una explicación: el mensaje esperanzador, sincero e integrador del presidente Duque está calando en los colombianos, incluso entre quienes han ejercido la primera magistratura y que pudieron tener y aún hoy mantienen serias diferencias ideológicas. Ese tinto fue más que bienvenido y muestra un mensaje de que en medio de las diferencias el país puede avanzar.

¿Faltó, entonces, el expresidente Santos en la foto?

¿Por qué no? El presidente Duque no tiene matices frente a la necesidad de que los colombianos superemos la adversidad. Y quiero destacar algo que se va a oír dentro de los próximos meses: el elemento identificador de los colombianos, que es la resiliencia. Este es un llamado de reflexión a los colombianos para que se vean ellos mismos en su propio espejo, cómo en medio de la adversidad, de la dificultad, de la violencia que ha signado las últimas cuatro décadas en el país, los colombianos han podido superar sus propias adversidades y no perder la fe.

¿En qué temas cree usted que puede contribuir el expresidente Uribe al gobierno Duque?

Una persona con esa gran capacidad de liderazgo y esa visión y compromiso por el país es mucho lo que se necesita para el buen suceso del trabajo de apoyo de la bancada hacia el presidente Duque y su gobierno. Por eso, nosotros celebramos que haya reconsiderado su propia renuncia. El Gobierno tiene claro que la integridad y la honorabilidad del presidente Uribe no admiten ninguna duda, y como hombre respetuoso pero además con mucho carácter, que siempre ha enfrentado todos los actos de su vida, aspira y espera que en este salga indemne, porque su honorabilidad se mantiene intacta.

¿Usted cree que la Corte Suprema de Justicia está haciendo correctamente su trabajo y confía en la independencia de la rama judicial?

El Gobierno valora y respeta el trabajo de los órganos de justicia.

Mañana es la elección del contralor y, al final, todos los partidos se volcaron hacia el candidato Felipe Córdoba. ¿Es la primera derrota de ustedes que, en teoría, acompañan a José Félix Lafaurie?

El jefe de Estado ha sido claro desde el principio: no quiere un contralor de bolsillo, pero tampoco alguien que desde ese alto cargo lo utilice como un trampolín para desviar la responsabilidad de cuidar los recursos públicos. Y que el Congreso escoja al mejor contralor, alguien con independencia y criterio para adelantar su importante labor.

¿Y Carlos Felipe Córdoba le genera tranquilidad al Gobierno?

El presidente no ha hecho ni va a hacer ningún comentario sobre ningún candidato y sólo espera que el Congreso tome la mejor decisión.

Por Lorena Arboleda Zárate - Twitter: @LorenaArboleda8

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