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“El Congreso se volvió un apéndice del Gobierno”: Iván Marulanda

En rebeldía a los tradicionales acuerdos políticos, el senador de la Alianza Verde quiere marcar un precedente e imponerse por encima del virtual presidente del Senado, el congresista Arturo Char. Dice contar con el respaldo, incluso, de parlamentarios de los partidos de Gobierno. Entrevista.

Javier González Penagos - Twitter:@Currinche
20 de julio de 2020 - 06:05 p. m.
Según Marulanda, llegó el momento de que los congresistas decidan si tienen un compromiso con Colombia o si lo que tienen es un compromiso “con una componenda política y burocrática”. Por ello, invita a votar por él.
Según Marulanda, llegó el momento de que los congresistas decidan si tienen un compromiso con Colombia o si lo que tienen es un compromiso “con una componenda política y burocrática”. Por ello, invita a votar por él.
Foto: Tomada de Twitter @SenadoGovCo

Este lunes arranca otro periodo legislativo, lo que implica también que se elegirán nuevas mesas directivas en el Congreso de la República. Si bien ya es una tradición que las presidencias de Senado y Cámara –así como las de las diferentes comisiones– se reparten y distribuyen entre los partidos mayoritarios en el primer año de sesiones, el senador Iván Marulanda (Alianza Verde) aboga por un cambio en la manera de hacer política y advierte que llegó el momento de ponerle un alto a esos acuerdos.

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Justo bajo esas consignas salió a flote su nombre como próximo presidente del Senado, pese a que todo está cantado para que Arturo Char, de Cambio Radical, asuma esa dignidad, sin duda la más importante del Congreso. Lo anterior, pese a que el parlamentario costeño está cuestionado tras el llamado a versión libre por la Corte Suprema de Justicia, en el marco de la indagación preliminar que se le adelanta por presunto fraude electoral y por la fuga de la congresista Aida Merlano.

A horas de que se realice la elección, Marulanda habló con El Espectador y defendió el por qué debe ser él quien presida el Senado y no Char. Según el senador verde, “el Congreso se volvió un apéndice del Gobierno” y es hora de que haya un cambio pues, dice, la política tradicional “va a acabar con el país”.

¿De donde salió todo ese movimiento alrededor de su candidatura, por encima de los tradicionales acuerdos políticos?

No es una aspiración personal. Fue una postulación que hizo la bancada de mi partido, para mí sorpresiva, entre otras cosas. No tenía en mis cuentas esta posibilidad, pero luego fue recogida por los sectores alternativos, que expresaron que se sentían representados por mi nombre y luego algunos sectores independientes e incluso, algunos senadores de los partidos de gobierno que han expresado simpatía con mi nombre.

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¿Cuál es el sentido de su candidatura?

No es una aspiración burocrática, tiene que ver con la visión que tenemos del papel del Senado en el juego de las instituciones democráticas y la necesidad de corregir el rumbo que está tomando el Congreso. Me refiero a que el Senado tiene representada a toda la Nación y el sentido de ello es que puedan dialogar los diferentes sectores alrededor de los proyectos de ley, las políticas públicas que va adelantando el Gobierno y naturalmente, la necesidad de que el país se sienta representado en ese diálogo democrático para que las decisiones de Estado consulten el pensamiento de las distintas realidades.

Pero eso no está pasando: no hay diálogo. El Congreso se volvió un apéndice del Gobierno, es subalterno, aquí el Parlamento no hace sino lo que le dicta el Ejecutivo, lo que les interesa a ellos.

Lo que describe es una problemática de vieja data… ¿cree que se acentuó en este Gobierno?

Hay una mayoría que se tomó las mesas directivas del Congreso desde el principio de la legislatura y esas mayorías se conformaron a la luz de una alianza con el Gobierno, que fomenta, apoya y la sostiene con puestos públicos, con beneficios a los congresistas y privilegios. Es una simbiosis en la que el Gobierno da puestos y prebendas a los congresistas y ellos, en contraprestación, le entregan el Congreso al Ejecutivo para que sea funcional a sus intereses y propósitos.

Así, estamos terminando en una democracia pobre, destruida y prácticamente en una dictadura, pero que es fofa y estéril, porque el Gobierno es absolutamente impotente para enfrentar los problemas del país. Es que estamos en un proceso de desinstitucionalización supremamente grave y peligroso, y necesitamos conjurarlo, rectificar y llegar a la presidencia del Senado para ponerle orden al trabajo del Congreso.

Esto es, estudiar todos los proyectos de ley, no solo los del Gobierno, para que en la discusión se escuchen todas las voces representadas en el Congreso y para que se llame al Gobierno a dar cuentas de sus actos. Que podamos discutir las políticas públicas que están adoptando para atender esta crisis tan terrible que estamos atravesando y para que el Congreso se vuelva a constituir como una rama independiente del poder, estando al servicio del pueblo y no del Gobierno, como está hoy.

¿Considera viable su aspiración? Es decir, ¿cree que sí pueda haber un viraje y los políticos tradicionales den la espalda a los acuerdos?

No sé. La verdad lo que tenemos como deber democrático y con el país es decir aquí estamos, está pasando esto y nosotros representamos una alternativa para rectificar en asuntos fundamentales del Estado. Vamos a ver qué pasa. Es una votación secreta y yo no sé.

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El espíritu de levantar esta bandera democrática de rescate del Congreso, como una voz del pueblo, es dar el mensaje al país de que estamos inconformes, no nos vamos a allanar a que sigan en esa manguala, tomando decisiones en contra de los intereses de la Nación y del Senado. Estamos ahí para dar ese debate.

¿Llegó la hora de revaluar esos acuerdos políticos para la repartija de las mesas directivas?

Claro. Hace mucho tiempo estamos en ese sistema envilecido y que le está haciendo un daño enorme a Colombia. Es posible que en las próximas elecciones haya una expresión popular muy distinta en la formación del Congreso y del propio Ejecutivo.

Hay una conciencia popular hoy en el dolor de esta pandemia y es que el país no está siendo manejado de una manera responsable por quienes lo han tenido en sus manos como mayorías políticas en los últimos tiempos. Esto llegó a rebosar la copa y ya no aguanta más. Es importante que se dé este cambio porque van a acabar con el país.

¿Una elección de Char podría afectar el sistema democrático?

No lo conozco a él, no puedo dar un juicio de valor. Nunca lo he oído hablar en el Senado. No conozco su pensamiento político, ni su visión del país. No me atrevo a dar un juicio de alguien que no conozco.

Pero, desde su punto de vista, ¿Char no representa esos acuerdos y todo lo que usted critica?

No lo sé. Eso lo tendrá que juzgar la opinión pública y el Senado. Siento que esto que está ocurriendo es muy malo para el país, al margen de las personas. Es un vicio político, de Estado, lo que se tomó el poder en Colombia y eso está destruyendo todos los días al país.

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Cada día estamos más pobres, con más hambre, desespero, atraso y desempleo. Y esta gente jugando a repartirse la burocracia y los puestos en una diversión que no tiene una explicación ética, patriótica ni política. Eso es voracidad burocrática y al final termina siendo corrupción.

¿Cómo convencer a los otros senadores de que lo apoyen?

Ellos me conocen, soy una persona muy activa en el Senado. Ellos son personas muy inteligentes, que saben bien lo que está pasando en Colombia y en el Congreso. Queda a su conciencia expresar si lo que tienen es un compromiso con Colombia o si lo que tienen es un compromiso con una componenda política y burocrática que no es para nada una respuesta a la realidad del país. Es un juego político inmoral.

En caso de que prospere su elección, ¿se la jugaría por sesiones virtuales o presenciales?

Me la jugaría por unas sesiones presenciales, tomando todas las precauciones espaciales, sanitarias y de comodidad para el transporte de los senadores, buscando que no corran riesgo y para que podamos encontrarnos de una manera sana y segura. En la virtualidad no hay democracia, ni seguridad, ni se está implementando el espíritu de la Constitución y las necesidades del país. Es un abuso.

jgonzalez@elespectador.com

Por Javier González Penagos - Twitter:@Currinche

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