“El Gobierno incumplió su palabra”: vocero de la minga nacional

Armando Valbuena Wouriyú, designado maestro de sabiduría por la Unesco por la promoción de los derechos de los pueblos, explica por qué estando a dos cuadras de distancia, los indígenas se negaron a reunirse con el presidente Duque en Caldono, Cauca. Habla sobre los enfrentamientos durante el bloqueo de carreteras, sobre infiltrados y sobre los mensajes del senador Álvaro Uribe, que califica de “intimidantes”.

Cecilia Orozco Tascón / Especial para El Espectador
14 de abril de 2019 - 02:00 a. m.
“Para nosotros (la información sobre un atentado contra el presidente Duque) fue una disculpa creada por el fiscal para impedir el encuentro”, asegura Armando Valbuena. 
/ Óscar Pérez - El Espectador
“Para nosotros (la información sobre un atentado contra el presidente Duque) fue una disculpa creada por el fiscal para impedir el encuentro”, asegura Armando Valbuena. / Óscar Pérez - El Espectador

¿Por qué la minga, y usted es su vocero, no se reunió con el presidente Duque cuando a él, que se encontraba en un colegio de Caldono, Cauca, y a los 3.000 indígenas que estaban en la plaza de la misma población los separaban solo 200 metros de distancia?

No nos reunimos por el incumplimiento de la palabra del Gobierno. Ya había un acuerdo con la ministra del Interior, según el cual estaba decidido cómo se haría el debate, cuál era el orden del día, cómo se realizarían las intervenciones y cuál sería el protocolo. No nos reunimos con el presidente Duque porque nosotros somos amantes de la pedagogía de la transparencia y contamos con unos voceros ordenados y disciplinados que se atuvieron a lo que se había acordado.

No entiendo muy bien. La ministra del Interior y ustedes se pusieron de acuerdo sobre un orden del día y cuando el Gobierno ordenó hacer unas modificaciones, ¿ustedes no las aceptaron?

Sí, así es.

Si se introducían cambios, como el del sitio de reunión, cambio que se necesitaba por el presunto peligro que corría el presidente, nada de fondo parecía afectarse. ¿Por qué no ceder en un aspecto de forma y tan sencillo?

Simplemente, el pueblo indígena que habíamos convocado estaba presente, y con él y con las autoridades de la minga habíamos concertado que la reunión con el presidente debía ser pública. Los pueblos nos dieron la vocería para el encuentro, pero querían y tenían derecho a ser testigos de lo que ocurriría y de lo que se hablaría. No podíamos cambiarles las reglas a última hora. De nuestra parte, fue un acto de transparencia, insisto.

Si las autoridades indígenas hubieran querido desplazarse al colegio de Caldono e ir a hablar con el jefe de Estado, ¿tenían que contar con el permiso de la minga, es decir, de los 3.000 presentes?

Exacto. Y como ya estaban en la plaza, no era el momento de poner otras condiciones ni de dejarlos fuera de la reunión.

Entendiendo las diferencias culturales, ¿no pensaron, de todos modos, que esa negativa, que para ustedes era un gesto de lealtad con su pueblo, para el presidente podía ser un desaire de ustedes hacia él?

El presidente fue quien nos desairó a nosotros porque habíamos hecho un acuerdo con sus voceros. Nosotros cumplimos. Él faltó a su palabra. Ese día consultamos, internamente, a las autoridades espirituales y político-organizativas de la minga y se llegó a la decisión de no moverse de la plaza porque queríamos enviar un mensaje: lo que se acuerda y se promete, se cumple.

Con todo respeto, me parece un desperdicio de un momento así, en que se tenía la oportunidad de expresar sus quejas y reclamos. Pero, además, había un riesgo para la seguridad del presidente, de acuerdo con la advertencia que hizo el fiscal Martínez Neira...

Le contesto puntualmente: 1. Ya había un acuerdo protocolario. 2. El fiscal general es amante de los anuncios mediáticos especulativos. 3. Se había concertado un debate en medio del espacio de la minga para expresar voluntad política de las partes. Ese lugar era el más custodiado del mundo: había más efectivos de la Fuerza Pública que mingueros. 4. No hay ninguna evidencia de la existencia de un plan para atentar contra el mandatario. Todos los presidentes anteriores fueron a los territorios indígenas del Cauca, incluso en condiciones de conflicto armado, y siempre el esquema de seguridad de la Presidencia fue efectivo, mucho más ahora que ha sido reforzado. Además, estaba la Guardia Indígena, que ha garantizado la seguridad de los visitantes.

Entiendo, pero ¿qué tal si algo le sucede al presidente? Los indígenas habrían sido señalados...

Por discriminación, no por conocimiento. Si hubiera habido tal peligro para la integridad del presidente, él no habría caminado por las calles saludando a la gente, tal como se le vio en Caldono y como consta en las fotografías publicadas.

Me intriga que no crea en el descubrimiento de un plan de amenaza contra la vida del mandatario. ¿Por qué no valoran las afirmaciones del fiscal Martínez?

Las palabras del fiscal no tienen fundamento moral por sus antecedentes mediáticos especulativos. ¿Cómo uno puede creer en la palabra de alguien que se ha aferrado a un cargo con toda la mancha de corrupción que le antecede? Además, es una persona que le está haciendo un enorme daño a la institucionalidad. Confiamos en nuestras investigaciones, según las cuales no existía ningún plan para atentar contra el presidente.

¿Cuáles investigaciones?

La Guardia Indígena con sus distintos dispositivos, y los médicos (autoridades) tradicionales, hacen seguimiento diario a toda la gente que compone la minga. Ante las afirmaciones del fiscal, reforzamos los controles, hicimos las valoraciones y le reitero que tenemos confianza en las informaciones que obtuvimos, de las cuales se desprende que no había planes amenazantes en el territorio.

Entonces, según usted, ¿la alerta del fiscal general sobre un atentado era una estrategia o una disculpa para que el presidente no se reuniera con la minga?

Para nosotros fue una disculpa creada por el fiscal para impedir el encuentro, como suele actuar cuando anuncia acciones mediáticas que nunca llegan a nada.

¿Por qué es tan dura su evaluación del fiscal?

No es dura. Me ciño a lo que el país conoce sobre sus actos.

Como todo fue tan raro, permítame preguntarle si finalmente hubo o no acuerdo minga-Gobierno: ¿hubo arreglo oficial, pero solo con la minga del Cauca? ¿Qué pasará, en consecuencia, con los demás pueblos?

La parte reivindicativa avanzó, en alguna medida, con los acuerdos. Esperemos que se cumplan. Sin embargo, la minga tenía la expectativa de realizar un diálogo social y político con el presidente, de cara al resto de su mandato. La idea es establecer las bases para que se respeten nuestros derechos. Esa parte quedó pendiente.

Pues el Gobierno descartó por completo esa posibilidad, según aseguró la ministra del Interior, después del plantón que sufrió Duque. Finalmente, el mandatario fue y esperó cuatro horas. ¿Qué harán ahora para rehacer el puente de comunicación?

Por nuestra parte, seguiremos insistiendo en dialogar con el presidente y le pediremos que cumpla la palabra que empeñó el 9 de agosto de 2018, Día Internacional de los Derechos Humanos de los Pueblos Indígenas, y 48 horas después de su posesión. En esa fecha, Iván Duque prometió dialogar y concertar con nosotros.

¿Vendrían ustedes a Bogotá si fueran invitados por la Casa de Nariño?

Insistiremos en llamar al presidente para que dialogue con nosotros en medio de la dinámica de la palabra, la de la minga, para darle cumplimiento al deber moral y político de protección de la vida humana y de la vida del territorio que todos tenemos.

¿Eso significa que no vendrían a Bogotá?

Significa que volveremos a invitar al presidente a que cumpla su palabra.

Mucha gente del común se quejó de ustedes porque con sus bloqueos atacaron los derechos de otros ciudadanos que se quedaron sin transporte, movilización, acopio de alimentos, etc.

Eso es cierto, pero nos vimos obligados a hacerlo así por la coyuntura. Tuvimos que hacer ese sacrificio porque era la única manera de que escucharan nuestras peticiones después de más de 20 reuniones con diferentes ministerios y oficinas oficiales, sin que nadie resolviera nada. En cambio, la reunión después de la minga duró tres horas y logramos más acuerdos que en toda la larga etapa anterior.

Se ha anunciado un paro nacional convocado por Fecode y otras organizaciones para el próximo 25 de abril. ¿Ustedes se unirán al paro y bloquearán de nuevo las vías?

No hemos hablado de vías sino de movilización de todos los sectores sociales y de nuestro acompañamiento a las organizaciones que marcharán en ese día.

Precisamente, y después de lo sucedido, existe la sensación de que la minga se reactivará en cualquier momento. ¿Eso es cierto?

Las comunidades se encuentran asistiendo a asambleas de valoración de los hechos y preparando las decisiones que sean pertinentes. Por lo pronto, esa es la fase actual de la minga. Cuando haya algún otro tipo de definición se le hará saber a la ciudadanía. A corto plazo no hay ninguna decisión distinta.

Regresando a lo que pasó, funcionarios del Gobierno y varios congresistas del partido del presidente afirmaron que la minga fue infiltrada por hombres armados ilegales. En concreto, el senador Uribe dijo: “Nunca he estado de acuerdo con firmar con personas que al otro lado tienen infiltrados terroristas y que han cometido acciones criminales”. ¿Acepta que entre ustedes había violentos con armas durante los bloqueos?

Nuestro control interno no permite ni ha permitido la presencia de actores armados ilegales. Hemos encontrado infiltrados, pero de las instituciones policiales y militares. Y cuando los detectamos, siempre los entregamos a las instituciones del Estado, entre otras, a la Defensoría del Pueblo. Hay que añadir que la Guardia Indígena ha hecho muchas tareas de cuidado territorial, incluso frente a actores del narcotráfico. Sorprende cómo la Fuerza Pública no puede controlarlos mientras nosotros los detectamos y entregamos. A estas actividades de nosotros, la prensa no les da ningún crédito.

¿Quiere decir que los soldados y policías que ustedes han retenido durante algunas horas y que han entregado a la Defensoría estaban realizando actos de espionaje?

Sí, encontramos a varios ejecutando esas tareas.

¿Sugiere que hombres del Estado promovieron los ataques y las confrontaciones en la carretera Panamericana?

Digo que el Esmad (Escuadrón Móvil Antidisturbios) nos atacó y que nosotros nos defendimos por simple sentido de supervivencia. Los hombres del Esmad fueron agresivos incluso incumpliendo las normas del derecho internacional humanitario, porque algunos de ellos usaron armas no convencionales y apuntaban directo a la cara y el cuerpo de los indígenas.

¿Cuáles armas no convencionales usaban, según usted, los hombres del Esmad?

Instrumentos que ellos llaman “recalzados” (cartuchos de gases lacrimógenos reutilizados con pólvora, balines y otros elementos).

El expresidente Uribe publicó otro mensaje en el que afirma que la Fuerza Pública debe llegar antes que los manifestantes a las carreteras para impedir su bloqueo y, además, dijo textualmente que: “Si la autoridad, serena, firme y con criterio social implica una masacre es porque del otro lado hay violencia y terror más que protesta”. ¿Cómo interpreta esas frases?

Permítame resaltar que la minga es un proceso de participación de los pueblos, como sujetos colectivos, frente al olvido, la desidia y la exclusión institucional, y que la participación es un derecho. Las fuerzas del Estado no están para reprimir el ejercicio de ningún derecho. Por el contrario, ellas se deben al pueblo. En una democracia, ese es el orden lógico. Voces como las del senador Uribe reflejan fascismo. El mensaje del senador es amenazante y provoca actos de violencia, olvidando que su papel en el poder Legislativo consiste en buscar la paz por mandato constitucional.

¿Se sienten intimidados por las advertencias del senador? Él manifestó su total desacuerdo con la intención de Duque de encontrarse con la minga.

Nos sentimos amenazados, claro. El senador Uribe, con el apoyo de otros funcionarios, como el fiscal general, más las acciones policiales y militares en nuestros territorios, antes que cumplir con su deber de proteger los derechos de las comunidades, buscan intimidarnos.

¿Cuáles son las peticiones fundamentales de la minga nacional y cuántos puntos podrían negociar con el gobierno Duque?

Después de haber logrado acuerdos en materia de avance de los derechos, se hace necesario establecer mecanismos de seguimiento para lograr su cumplimento. De esta minga, a nivel nacional, tenemos 44 acuerdos en varios temas al margen de los acuerdos del nivel regional.

¿Cuáles son los puntos de honor de la minga, entendiendo con este término los temas en que no cederían, y cuáles los que negociarían con el Estado?

La vida de líderes sociales, campesinos, negros e indígenas, y la vida de los territorios, es decir, la protección de las aguas superficiales y subterráneas, son puntos que no se discuten. Por eso son inaceptables, para nosotros, el fracking, el extractivismo y el latifundismo. Para fortalecer la economía del país no es necesario sacrificar la tierra. Hay otras formas, por ejemplo, la de acabar con la corrupción para recuperar $50 billones, suficiente para el avance económico de Colombia.

Personajes públicos y algunos políticos sostienen, en general, que los movimientos de las comunidades, entre estos los de los indígenas, son impulsados por sectores de izquierda ¿La minga es “mamerta”, como la ultraderecha suele llamar despectivamente a quien convoque y adelante protestas masivas?

Las naciones y pueblos indígenas tenemos una historia de origen, con filosofía, pensamiento e ideología, y además contamos con unos principios de armonía y equilibrio. Por tanto, el ejercicio de autonomía territorial y orden social para la convivencia supera las propuestas de izquierda y derecha. Para la minga, la justicia social es responsabilidad espiritual, moral, ética y estética, diferente a los mitos de origen europeo y asiático. Estamos en otra dimensión.

“Muchas hectáreas pero improductivas”

Hablando del Consejo Regional Indígena del Cauca, el presidente Duque aseguró hace unos días que “el CRIC tiene 300 mil hectáreas, dos veces Bogotá” ¿Es cierto? Si lo es, y ello implica que los pueblos indígenas tienen ventajas territoriales, ¿por qué pedir más, según lo que implica el jefe de Estado?

Le pongo ejemplos concretos: el resguardo de la Alta y Media Guajira tiene un millón 200 mil hectáreas de tierras no productivas;  el resguardo del predio Putumayo, en el Amazonas, tiene 6 millones de hectáreas de selva, agua y oxígeno que no pueden dedicarse a labores de agricultura; en el área andina, más del 80%  de los predios de los resguardos son páramos, bosques y tierras no aptas para cultivos; en los Llanos Orientales, el suelo es bastante salino y tampoco es bueno para la agricultura.  Es decir,  hay grandes extensiones de tierra pertenecientes a los resguardos pero no son útiles para desarrollar la economía agrícola, precisamente de lo que viven nuestros pueblos. Nosotros reclamamos tierras mejores porque hoy en día, estas se utilizan en monocultivos  o en ganadería. Pero, además, nuestros territorios son colectivos frente a los latifundios que suelen ser de una sola persona. Y le doy un dato: 45 millones de hectáreas están hoy, en poder de solo 1.246 personas en Colombia.

“Minga: una respuesta a la exclusión, al odio y al racismo”

¿Cómo se estructura la organización indígena nacional,  quiénes la componen y cómo se divide?

La Organización Nacional Indígena de Colombia, ONIC, es la estructura organizativa más importante de Colombia y está compuesta por 50 organizaciones distribuidas en todo el país. Las asambleas de las autoridades de estas organizaciones eligen a los diez consejeros de más alto nivel que nos representan. En Colombia sobrevivimos 102 pueblos originarios de esta tierra, de los 294 existentes antes de la Conquista. Los Jiw, los Sikuani, Kurripaco, Sáliva, Sikuani, Piapoco, Piaroa, Maiwen masiware, Tsiripu, Puinabe, Yaruro, Amorua, Yamalero, Wamonae, etc., hacen parte de la lista que el país debería conocer, aplicadamente, para conectarse con su propia riqueza cultural y con sus claves de país. De cada 20 colombianos, uno es indígena. Y aún se hablan 67 lenguas: ¿se imagina usted?

¿Qué significa minga?

Es el trabajo colectivo y comunitario. Es un espacio de diálogo, en donde se crean acuerdos de convivencia social bajo los principios de armonía y equilibrio. La Minga también es un escenario de reivindicación de los derechos económicos, sociales, culturales de los pueblos indígenas. Y es, en definitiva, una respuesta a la indiferencia, el olvido, la exclusión, el odio, el racismo.

Por Cecilia Orozco Tascón / Especial para El Espectador

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