“El Gobierno no acepta presiones”: Jaime Amín

La cabeza del gobierno Duque en el Congreso hace un corte de cuentas tras los primeros seis meses de actividad legislativa, reconoce que ha habido fallas y anuncia correctivos.

-Lorena Arboleda Zárate / @LorenaArboleda8 - Alfredo Molano Jimeno/@AlfredoMolanoJi
20 de diciembre de 2018 - 11:30 a. m.
 Jaime Amín es el alto consejero para la política en el gobierno de Iván Duque. / Gustavo Torrijos - El Espectador
Jaime Amín es el alto consejero para la política en el gobierno de Iván Duque. / Gustavo Torrijos - El Espectador
Foto: GUSTAVO TORRIJOS

¿Qué balance hace de la relación entre el Ejecutivo y el Congreso, en medio de las críticas al presidente Iván Duque desde el Capitolio y sorteando unas encuestas que no lo favorecen?

“El estilo es el hombre” decían los franceses, y el presidente Duque tiene uno muy propio. Refleja la visión moderna y decente de un hombre público, administrando un país muy complejo como Colombia. Fiel a su estilo, el primer mandatario está introduciendo al esquema de las relaciones interinstitucionales un nuevo matiz que, por sí solo, podría reflejar algunos recambios. Eso es lo que está sintiendo la sociedad en este momento, pero que en el mediano y largo plazo esperamos que rinda frutos. ¿Cuáles son? La transformación de las costumbres políticas, la visión moderna de una sociedad más incluyente, más equitativa, en la que las brechas de desigualdad y pobreza puedan superarse y el Estado pueda brindarle una oferta de servicios a todos por igual.

Es evidente la molestia del Centro Democrático que dice que Duque está confundiendo la representación política con la mermelada…

Son reflejos de un estilo que, repito, va a ir decantándose con el paso de los días. El presidente Duque no maneja dos discursos, no tiene uno por debajo y otro por encima de la mesa. Él prometió integrar un gabinete paritario y cumplió. Han llegado por sus propios méritos, no por recomendaciones políticas; pero el presidente es el nominador de cada uno de esos miembros del gabinete y tendrá siempre la posibilidad de hacer los ajustes que corresponda. Ahora le tocó “bailar con la más fea”: recibió un estado de cosas que, sin aplicar la metodología del espejo retrovisor, incide en que muchas de sus políticas estén en ese plan transformador y solamente los resultados se darán en el mediano y largo plazo. Esperamos comprensión de los colombianos en ese sentido.

¿Le preocupan las molestias en el Centro Democrático?

No. Tanto el presidente como yo fuimos senadores de un partido con una visión de país definida, ejercimos la oposición con firmeza, con decencia, con decisión, pero había y hay matices dentro del Centro Democrático. Contrario a lo que la gente piensa, este no es un partido donde impere la “disciplina para perros”. Lo que sí hay es una metodología de acción que se impone en cada una de las decisiones.

Pero allí hay diversos matices y opiniones que, finalmente, confluyen numérica y cuantitativamente en voto de respaldo a cada una de las iniciativas de la administración Duque.

Una de las críticas reiteradas en el Congreso es que al Gobierno le falta liderazgo para impulsar la agenda legislativa.

El Gobierno recibe objetivamente las críticas constructivas. Las valora, las tolera, las procesa, pero, al mismo tiempo, tiene una decisión político-administrativa: reenfocar las relaciones entre el Ejecutivo y el Legislativo. Eso traerá algunas complicaciones, como lo hemos visto en estos meses. Eso no obsta para que, más allá del entrenamiento político que tienen los ministros en sus diferentes carteras, cada uno tiene, a no dudarlo, la mayor capacidad tanto de conocimiento de los temas, como de gestión, y algunos se han amoldado y adaptado mucho más fácil que otros a esas relaciones, en un escenario donde no hay reglas escritas, porque la ley quinta solo es para los debates y las votaciones. Lo que son las relaciones propias del Congreso con el Ejecutivo pasan por unas reglas no escritas que poco a poco se van conociendo. Es pertinente pedirles a los legisladores que entiendan que cada día trae su afán.

Usted destaca el conocimiento técnico de los ministros, pero en el Congreso se sabe que eso no es suficiente... Mire el enfrentamiento en el que se vio envuelta la ministra de Justicia con el Partido Liberal...

Solamente el jefe del Estado puede hacer ajustes a su equipo de Gobierno y hoy no están sobre el tapete. El gabinete goza de la total confianza y respaldo del presidente Duque. Hemos entendido que en las velocidades propias del inicio de un gobierno, cuya transición estuvo marcada por enormes problemas no resueltos, aunados a una crisis fiscal honda, con un hueco de casi $15 billones —que estamos buscando ahora vía ley de financiamiento—, hacen que el acomodamiento de ese gabinete frente a las realidades políticas se haga acompasado en el día a día de los ministros en el Congreso. Es decir, como diría Napoleón: “Vísteme despacio que voy deprisa”. Lo cierto es que tenemos unos jefes de cartera que ya están tomando el pulso de lo que fue el cierre de esta legislatura. Haremos un balance de estos seis meses. Se tomarán los correctivos, pero creemos que este gabinete está dispuesto a dar mucho más.

¿El Gobierno se ha sentido presionado por los partidos para que les dé mermelada?

El Gobierno no acepta presiones. No va a funcionar por tratativas, ni por pactos por debajo de la mesa con partidos políticos o con congresistas. El presidente Duque no acepta presiones. Está decidido a que los poderes públicos entiendan cuál es el rol de cada uno.

¿A qué se refiere usted cuando habla de correctivos?

Unos de forma y otros de fondo. En los de forma, creo que se necesita una relación, una interlocución mucho más estrecha, directa, franca, del equipo de Gobierno con el Legislativo, en el que mejoremos la socialización de los proyectos. En ese sentido pudimos hacer mucho más, pero el tiempo no nos lo permitió. En el fondo, sin duda, creo que vamos a apostarle a consolidar un diálogo parlamentario, con el que el Gobierno pueda, sin el cedazo perverso de unas relaciones tóxicas, contar con una mayoría calificada en el Congreso. A finales de enero, como lo anunció la ministra del Interior, va a haber un gran diálogo interpartidista con el presidente Duque a la cabeza. Allí aprovecharemos para hacer un corte de cuentas de lo que fue la agenda legislativa propia del Congreso, aquella que presentó el Gobierno, y cuáles fueron los resultados de ambas. Sobre esa base, sin duda, priorizaremos los proyectos para el 16 de marzo.

¿Estas reuniones van a ser solo con los partidos de Gobierno?

Buscaríamos, en principio, hacer un diálogo con los partidos que se declararon de Gobierno y aquellos que están como independientes. Hay que afinar esa estrategia. Esas relaciones tienen que perfilarse de mejor manera.

Siendo objetivo, ¿cómo evalúa el desempeño del Gobierno en el Congreso?

No podemos pecar de optimismo. Sabemos que los resultados pudiesen haber sido mucho mejores. Era una agenda legislativa ambiciosa, pero nos toca esperar al segundo período. Rescatamos que muchos proyectos de la llamada Mesa Técnica Anticorrupción están caminando y quedan vivos. No salieron antes del 16 de diciembre, pero serán una realidad antes de que finalice la primera legislatura. Además, queda caminando una reforma política y el Gobierno va a revisar si, jurídicamente, se pueden revivir algunos temas que son muy importantes en la transformación de las costumbres políticas.

Como por ejemplo...

Como la eliminación del voto preferente. El Congreso no quiso adoptarlo. El Gobierno revisará ese tema a ver si se puede revivir en segunda vuelta. Lo mismo con la reforma a la justicia, y vamos a continuar en un diálogo con las altas cortes, con los sectores académicos y universitarios para mejorar esa reforma. Hay unos puntos en los que el Gobierno va a insistir como lo concerniente a la judicatura.

¿O sea que ahora sí se les va a permitir a los congresistas visitar la Casa de Nariño? Porque una de las quejas de ellos es que no los reciben en Palacio.

El consejero para la política, en estos 100 días ha tenido más de 400 reuniones y son bienvenidos todos, no solo aquellos que están en el Gobierno o independiente, sino parlamentarios de la oposición que requieran de algún trámite o interlocutar con el Gobierno. Y hago un llamado a los ministros a que tengamos una total disposición de diálogo con el Congreso, dentro de los límites de respeto: cada loro en su estaca.

Por -Lorena Arboleda Zárate / @LorenaArboleda8 - Alfredo Molano Jimeno/@AlfredoMolanoJi

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