El hundimiento de las objeciones a la JEP

Ochenta días pasaron entre la radicación de los reparos presidenciales al tribunal de paz y la decisión de la Corte Constitucional que sepultó dichas objeciones.

Laura Angélica Ospina - Natalia Tamayo / @laurisospina - @nataliatg13
29 de diciembre de 2019 - 01:30 a. m.
El entonces presidente del Senado, Ernesto Macías (centro), fue señalado de dilatar la discusión de las objeciones.  / Óscar Pérez - El Espectador
El entonces presidente del Senado, Ernesto Macías (centro), fue señalado de dilatar la discusión de las objeciones. / Óscar Pérez - El Espectador

Todo estaba predicho y muy bien calculado. Las seis objeciones a la Ley Estatutaria de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), que el presidente Iván Duque hizo al marco normativo que le daría vida al tribunal transicional, se hundirían en el Congreso. Los números, dejando a un lado a quienes se preveía iban a declarar impedimentos, eran claros. En el Senado, la balanza se definió el 28 de marzo, día en el que Cambio Radical consensuó rechazarlas, sumando en total 65 votos en contra del proyecto. La diferencia era considerable en comparación con los 39 votos de la bancada de gobierno (Centro Democrático, cristianos, Partido Conservador y el parlamentario de la ASI Manguito).

Mientras tanto, en Cámara estaba más despejado el panorama y el 8 de abril, día de la discusión, se ratificaron los pronósticos. Con un aplastante resultado de 110 contra 44, el Gobierno enfrentó su primera gran derrota en el Congreso. Y aunque se vaticinaba esa estocada a Duque, en medio de apretados tiempos para aprobar también el Plan Nacional de Desarrollo, la situación se prolongó, generando el estancamiento de la agenda legislativa y dejando la última palabra a la Corte Constitucional.

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Durante más de un mes fueron varias las estrategias para disuadir los ánimos de la votación, como, por ejemplo, la tutela del presidente del Senado, Ernesto Macías, al resultado de la Cámara, considerando que su corporación debía decidir primero sobre el asunto. O la conformación de la comisión accidental encargada de presentar los informes de ponencia que, en su mayoría, apoyaban las objeciones del primer mandatario. Eran siete contra dos senadores de la oposición. Escenario que dejaba interpretar una jugada para impedir el archivo del proyecto.

Pese a las tensiones de las sesiones destinadas a debatir las objeciones, el verdadero viacrucis comenzó el 30 de abril, día de su votación. Luego de seis horas, el recinto pidió la suficiente ilustración del tema para proceder a la decisión final. Fueron 47 votos a favor del archivo de los peros contra 34. El tire y afloje se dio cuando Macías deslegitimó el resultado argumentando que faltaba un apoyo más para declarar el hundimiento, contando con un quórum de 94 parlamentarios. Ahí la denominada bancada “pro paz” buscó a los responsables del revés y los dedos señalaban a la senadora de la U Maritza Martínez. Aunque también se ausentaron otros, la lupa mediática recayó sobre ella.

Allí no terminaron las trabas para definir el futuro de las objeciones. El presidente del Senado convocó para el día siguiente, 1.° de mayo (fecha festiva), y repetir la votación de la ponencia de archivo. En medio de ella, la bancada pro paz adujo que el resultado ya estaba dado y abandonó el recinto. “Son 108 miembros, pero consideramos que son 106 porque Iván Márquez y Aída Merlano nunca se posesionaron. Aunque fuesen 108, menos 14 impedidos, son 94 —esas son matemáticas elementales aún para Macías—. Y la mitad de 94 es 47. Eso dicen la ley y la jurisprudencia”, explicó el senador Roy Barreras.

Más contexto: ¿Quién ganó en el debate de las objeciones a la estatutaria de la JEP? 

Sin un acuerdo que zanjara las diferencias en el interior del recinto, los líderes de los partidos se reunieron durante horas para destrabar la controversia y hasta Álvaro Uribe y la bancada FARC conversaron cara a cara. Incluso con ese hito, tampoco se cedió a las dudas de si hubo o no mayorías. Se citó a la plenaria una vez más. El cansancio de una discusión eterna y la necesidad de debatir el Plan Nacional de Desarrollo hicieron que parlamentarios de partidos de Gobierno y oposición se decantaran a cederle la batuta a la Corte Constitucional.

El 2 de mayo, en el recinto, los congresistas se levantaron de sus sillas y movieron la ficha de la estrategia final. El acuerdo lo anunciaron en la sala de medios del Senado: “Tomamos la decisión de respaldar la votación que ya se presentó. Pedimos que sea la Corte Constitucional la que se pronuncie sobre si se cumplió o no con las mayorías que exige la ley. Para no seguir con esta polarización, que sea el tribunal el que defina si se rechazaron las objeciones”, sentenció Germán Varón, de Cambio Radical.

El 29 de mayo, la Corte Constitucional le dio la razón a la bancada pro paz. Se hundieron las objeciones.

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Por Laura Angélica Ospina - Natalia Tamayo / @laurisospina - @nataliatg13

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