El 'Loco Barrera'

Daniel Barrera Barrera, alias ‘El Loco Barrera’. Archivo

El 18 de septiembre de 2012, sólo, en una cabina telefónica en San Cristóbal (Venezuela), mientras se comunicaba con familiares, fue capturado Daniel Barrera Barrera, alias ‘El Loco Barrera’. El último gran capo de Colombia, según lo dijo el presidente Juan Manuel Santos. Un hombre que sobrepaso los límites en el negocio del narcotráfico al fraguar alianzas con la guerrilla y paramilitares, manejando todos los hilos del poder. Hoy, su ‘narcoimperio’ ha sido reducido a migajas tras los procesos de extinción de dominio que la Fiscalía ha adelantado en su contra –hasta el momento los bienes incautados están avaluados US$300 millones– y está a la espera de un avión que lo lleve a Estados Unidos, donde es requerido por tres cortes: dos del Estado de Nueva York y una de la Florida. El vuelo está planillado para salir de CATAM a las 7 de la mañana de este martes.

El ‘Loco Barrera’, un hombre que nació en noviembre de 1968 en una familia humilde de Bogotá, pasó de ser cotero de Corabastos a un imponente narcotraficante. Su primer trabajo en el mundo de la droga fue gracias a su hermano mayor, Ómar, quien le enseñó a ser cocinero en las selvas del Guaviare. Su ascenso criminal y respeto se dio después de que vengara la muerte de Ómar en 1990. Mató uno a uno a los sicarios y se convirtió en un ‘lavaperros’ local.

La astucia de Barrera estuvo presente a lo largo de su carrera delincuencial. Después de que estuviera preso en 1990 y se fugara a los ocho meses de ser capturado, se apropió de la identidad de su hermano Aroldo, quien tiene síndrome de Down, para evadir a la justicia –también llegó a quemarse sus huellas dactilares para impedir ser reconocido–. Desde ese entonces ‘El Loco Barrera’ empezó a montar su gran empresa criminal en los Llanos Orientales. En un principio trabajó para el excomandante del Bloque Centauros de las AUC, Miguel Arroyave, y creó nexos con el cartel del Norte del Valle, especialmente con los capos alias Beto Rentería y alias Jhony Cano.

Después del homicidio de Arroyave en 2004, Barrera tuvo la perspicacia de aliarse con el asesino del exjefe ‘para’: Pedro Oliveiro Guerrero, alias ‘Cuchillo’, quien murió el 24 de diciembre de 2010 luego de un operativo militar, dejándo al Loco como uno de los herederos de su reino los Llanos Orientales. Barrera se convirtió en amo y señor de la región, con la complacencia de paramilitares y guerrilleros.

En el 2000, sus ansias de poder lo llevaron a crear junto con Luis Agustín Caicedo Velandia, Julio Lozano y Claudio Javier Silva Otálora, un cartel que tuvo el poder semejante al Cartel de Cali y Medellín. Está organización tenía como centro de operaciones en Bogotá, sin embargo, en 2010 fueron capturados todos sus socios en el marco de la operación ‘Cuenca del Pacífico’, en la que también cayeron su madre Ana Silvia Barrera y a su hermano Aroldo, quienes recientemente fueron absueltos por la justicia.

Sus alianzas con la guerrilla, según establecieron las autoridades después de obtener información del computador de Jorge Briceño, alias Mono Jojoy, dado de muerte en septiembre de 2010, son de vieja data. Todo comenzó en 1993 cuando por primera vez se comunicó con Géner García, alias ‘John 40’, comandante de los frentes 40 y 43 de las Farc. El jefe guerrillero se convirtió en su aliado principal y fue a través de él, y un sobrino, que logró acercarse a la cúpula de las Farc. El pacto entre el capo y la guerrilla básicamente era que Barrera las financiaba y éstas cuidaban de sus cultivos, o en su defecto le vendían droga.

“Barrera tiene casa en Bogotá. Trabaja con $2.000 millones. Ha sido viejo amigo de las Farc. Compra en el Caguán, Guaviare y Meta. Es el que compra camionetas para nosotros y nos presta plata para los mismos negocios. Nos ha ayudado con inteligencia y a conseguir más de $5.000 millones. Lo considero leal con nosotros”, se lee en un correo del Mono Jojoy del 10 de julio de 1999.

Estos correos no sólo evidenciaron la estrecha relación entre ambas partes sino que, además, fueron la clave para que las autoridades colombianas, con ayuda de la DEA, la CIA y el MI6 (Servicio secreto Británico) derrumbaran el imperio criminal de Barrera.

Como se lo reveló a El Espectador uno de los investigadores que hizo parte del operativo en el que fue capturado Barrera, el pasado 19 de septiembre, fue un sobrino de ‘El Loco’ quien permitió quien acercó a Barrera y las Farc. “En los correos de Jojoy se hacía referencia a un sobrino de forma reiterada y nos dimos a la tarea de ubicarlo. Era hijo de una hermana de su papá, a quien prácticamente había criado. Él fue quien lo contactó con Jojoy, aunque luego la relación de El Loco con las Farc se amplió a los comandantes guerrilleros Alfonso Cano, Timochenko y Pablo Catatumbo, con quienes hablaba hasta de política”, dijo el investigador. El sobrino de Barrera fue una pieza clave para dar con la captura del capo. A él se le pagó una recompensa de US $5 millones de dólares, después de que les dijera a las autoridades que el ‘narco’ estaba en Venezuela y seguía manteniendo estrecho contacto con su exesposa, que vivía en Buenos Aires, y con una de sus hijas, que era su debilidad. Ellas fueron a quienes estuvo llamando el día de su captura.

Las andanzas de ‘El Loco Barrera’ siempre fueron secundadas por sus familiares. Sus hermanos José Demetrio Rubiel, Álex, César, Aroldo, su madre, y las mujeres de sus cinco hijos –se dice que tienen desde 23 años hasta 7 el menor, cada uno es de madre diferente – conocían sus andanzas. Sus familiares han manifestado públicamente que no heredaron un solo peso proveniente de la droga, que continúan siendo humildes pero que están viviendo bajo la sobre de la carrera criminal del último gran capo colombiano, Daniel ‘El Loco’ Barrera, de quien se espera, revelé la historia sangrienta de los últimos años del narcotráfico.