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Sin embargo, la cadena de televisión CNN en Español desmintió que dicho episodio tuviera el alcance de una reunión formal y señaló: “Pastrana estuvo en el restaurante del club Mar-a-Lago con un grupo comiendo y en uno de los pasillos saludó al presidente Trump. La fuente describe el encuentro como muy breve, apenas el saludo en el pasillo, ni siquiera hay certeza de que Uribe hubiera estado ahí”, refirió la cadena de noticias.
Aún así, el hecho de que los expresidentes Pastrana y Uribe le hubieran dado trascendencia a un corto encuentro de pasillo, deja ver una estrategia de lobby diplomático que se viene tejiendo en la trasescena de la Casa Blanca. Aquí aparecen dos parlamentarios que han jugado un importante papel en el diseño de la política exterior que el gobierno Trump implantará para América Latina. Se trata de los cubano-americanos Marco Rubio y Mario Díaz-Balart.
Estos dos congresistas han mantenido una estrecha relación con el uribismo con sede en Miami. Valga recordar que importantes figuras del Centro Democrático, como el exministro Andrés Felipe Arias y Ernesto Yamhure, están radicados en Estados Unidos y han sido los más activos promotores de la llamada oficina del Centro Democrático en la Florida, fortín electoral de los denominado cubano-americanos anticastristas. Además, fueron Rubio y Díaz-Balart quienes le hicieron mayor oposición al proceso de paz desde el Congreso. Y en particular al papel desempeñado por Bernard Aronson como enviado especial a los diálogos de La Habana.
“Es evidente que estamos ante una fuerte alianza entre la ultraderecha colombiana, encabezada por el expresidente Uribe, y sectores muy caracterizados de la derecha de Estados Unidos. Especialmente de quienes provienen del denominado exilio cubano en Miami, entre quienes están los senadores Marco Rubio, Díaz-Balart y Ros-Lehtinen. Ellos vienen impulsando un rediseño de la política exterior de Estados Unidos en América Latina. Especialmente en tres aspectos: reversar los acercamientos entre el gobierno Obama y Cuba, buscar una intervención abierta en Venezuela y renegociar los acuerdos de paz en Colombia”, detalló el senador Iván Cepeda.
En este sentido, el parlamentario del Polo Democrático explicó que ha recibido informaciones de que Rubio y Díaz-Balart han tejido una estrategia para manejar las relaciones con Latinoamérica y que incluso están buscando que uno de los dos sea nombrado enviado especial para el proceso de paz con las Farc y el Eln. “Designar a una persona de este grupo político sería un mensaje abiertamente hostil al proceso de paz, pues Cuba y Venezuela han jugado un importante papel en los diálogos. De otro lado, se está buscando condicionar las ayudas de Estados Unidos para Paz Colombia. Es evidente que se busca que esa ayuda vuelva a ser de carácter militar y para revivir la guerra contra las drogas. Y finalmente, el riesgo de utilizar la extradición como espada de Damocles contra el proceso de paz colombiano”, detalló Cepeda.
El congresista de izquierda también advierte que uno de los objetivos del encuentro fue crear una diplomacia paralela a la del gobierno Santos, versión con la que coincide el vicepresidente, Óscar Naranjo, quien dijo que con este encuentro se está atacando la tradición republicana de que las relaciones entre estados se tramitan por la vía diplomática y oficial de los gobiernos, y no por voceros políticos de los partidos. Naranjo incluso ha exigido a Uribe y Pastrana que revelen el contenido del encuentro con Trump y señalado que espera que este no se haya dado para hablar mal de Colombia.