El renacer de 75 municipios libres de contaminación por minas antipersonales

Desde el espacio de reincorporación de Icononzo, en el Tolima, el presidente Iván Duque declaró 75 municipios libres de sospecha de este tipo de artefactos.

-Redacción Política
05 de abril de 2019 - 02:00 a. m.
El presidente Iván Duque, su esposa, María Juliana Ruiz, y la vicepresidenta, Marta Lucía Ramírez, junto a militares afectados por las minas antipersonales.  / SIG
El presidente Iván Duque, su esposa, María Juliana Ruiz, y la vicepresidenta, Marta Lucía Ramírez, junto a militares afectados por las minas antipersonales. / SIG

De los 75 municipios libres de contaminación por minas antipersonales anunciados por el Gobierno Nacional, Icononzo fue el elegido para realizar el acto protocolario de esta entrega, llevada a cabo durante la mañana del 4 de abril, Día Internacional para la Sensibilización contra las Minas Antipersonales. Este municipio, escondido entre las montañas del Tolima y separado de la carretera Pandi-Melgar por, aproximadamente, una hora de camino pedregoso cima arriba, estuvo listo desde muy temprano para recibir al presidente Iván Duque.

Bajo el calor intenso, 700 personas se dispusieron a esperar al presidente y su equipo. Una pancarta gigante le daba la bienvenida al jefe de Estado, que a las diez de la mañana aún no llegaba. Mientras, los invitados al acto se distribuían en el coliseo La Palma: soldados víctimas de las minas antipersonales, heridos durante los años de conflicto con las Farc, se sentaron en las primeras filas, como también los miembros de la Brigada de Desminado Humanitario, adjunta al Ministerio de Defensa. A un costado, estudiantes de colegio se organizaron en las graderías; en el centro, los habitantes de Icononzo y, detrás de ellos, los periodistas, a quienes acomodaron en una tarima de 6 x 4.

Hacia las 10:30 a.m. apareció el helicóptero que lo transportaba. Minutos después entró el presidente acompañado de su esposa, María Juliana, y la vicepresidenta, Marta Lucía Ramírez. Miguel Ceballos, alto comisionado para la Paz, y Guillermo Botero, ministro de Defensa, fueron citados también; sin embargo no asistieron por sus obligaciones frente al conflicto con los indígenas de la minga del Cauca. También participaron 16 alcaldes de los municipios desminados y los embajadores de Estados Unidos, la Unión Europea, Chile, Italia, Japón, Noruega, Brasil y Canadá, y representantes de la Embajada suiza.

Al ingreso del presidente, la delegación estudiantil no pudo contener la emoción. Los niños y niñas gritaron y saltaron por ver al jefe de Estado llegar a su territorio. Una vez el presidente Duque tocó el recinto, miembros de la Policía les dieron la directriz a los medios de que, por motivos de logística, no podían abandonar la tarima. Tras la imposición de medallas a los soldados que ejercen como desminadores humanitarios, la entrega de los 75 certificados de municipios libres de sospecha de minas antipersonales, por parte de la Brigada de Desminado Humanitario, y el homenaje a los héroes caídos, el presidente dio un discurso sobre la problemática que representan para el país los territorios contaminados con estos artefactos explosivos.

“Sembrar minas es uno de los más terribles crímenes. Son expresiones propias de la barbarie, de quienes no tienen contemplación alguna para proteger la vida y que exponen a la población civil a la pérdida de su vida o a mutilaciones que laceran para siempre el alma de muchas personas”, dijo. Además, se refirió a las acciones de su Gobierno frente a la situación. “Estamos dándole una buena noticia al país. Son 75 nuevos municipios liberados de esta abominable amenaza. De estos, cuarenta han sido liberados en tan solo ocho meses de nuestro Gobierno”.

El presidente buscó tocar fibras profundas sobre el rol de los soldados que se ven expuestos a las minas: “Aquí están las fuerzas de la legalidad, los que han jurado defender la ley. No podemos igualar a quienes operan en la legalidad para defender nuestra vida con quienes han pretendido pisotearla y sembrar terror”. Y extendió su intervención para mencionar el esfuerzo de su Gobierno con la paz, hablando incluso sobre sus objeciones a la Ley Estatutaria de la JEP.

“Desde el 7 de agosto le hemos hablado al mundo con claridad. Tenemos un compromiso de construir paz, pero con genuina verdad, justicia, reparación y no repetición. Espero que el Congreso, sin criterio partidista y de cálculo político, analice lo que fue presentado para que tengamos un debate con altura. Espero que sea una conversación a conciencia”.

En Icononzo, Duque fue algo así como una estrella. Sobre la solemnidad de este tipo de eventos —con soldados que han vivido en carne propia el horror de la guerra—, se impuso un halo de extraña alegría que se mezclaba con el discurso del mandatario. Mientras Duque estuvo en el escenario, se dio palmadas en el pecho como forma de interacción con los estudiantes de colegio. Y durante su discurso, una señora respondía a sus palabras con el gesto típico de aprobación: pulgar arriba. Una ola de aplausos y agradecimientos antecedió su salida y al momento complejo que vivieron de los periodistas: mientras el jefe de Estado salía, reporteros y camarógrafos fueron acordonados con una cinta que limitó las preguntas dirigidas al presidente y a los demás delegados.

La visita de Duque a Icononzo en el marco de una noticia tan grata para el país como lograr más de 1’209.543 metros cuadrados libres de minas antipersonal, significó un momento importante para los habitantes del municipio. El acto sobre Desminado Humanitario puso en el centro a las víctimas de los explosivos y visibilizó, por unas horas, a una de las tantas poblaciones que han vivido los impactos imborrables en el cuerpo por culpa de la guerra.

Por -Redacción Política

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