Sobre la cifra exacta no hay consenso. Mientras Naciones Unidas considera que de los 1.102 municipios del país el Gobierno debe priorizar sus esfuerzos en 125 de cara a un eventual escenario de posconflicto, otras organizaciones, como la Fundación Paz y Reconciliación y la Fundación Ideas para la Paz, creen que las estrategias en esa materia deben extenderse a por lo menos 281 localidades en toda Colombia.
En lo que sí coinciden unos y otros es en que la mayoría de dichos territorios se concentran en cuatro departamentos del país: Cauca, Antioquia, Nariño y Chocó. Se trata de poblaciones en las que el conflicto armado ha estado enquistado por décadas y en las que, además, se reprodujo la economía que ha permitido sustentar la guerra. Regiones excluidas, con altos índices de abandono estatal y en las que diversos grupos armados se disputan el control de los cultivos de coca y la minería ilegal.
Por eso, en estas zonas las elecciones locales y regionales de este domingo tuvieron mayor relevancia. Con el proceso de paz que se adelanta en Cuba entre Gobierno y Farc como telón de fondo, la nueva composición política y la fuerza de los partidos de la coalición santista plantean un punto de partida para entrever qué tanto apoyo tendrá el Ejecutivo en los territorios a la hora de implementar lo pactado en La Habana.
La tarea para los mandatarios electos no será menor y estará en sus manos consolidar y poner en marcha las estrategias para la construcción de una paz “estable y duradera”, que en definitiva requerirá más presencia estatal en regiones que históricamente han padecido el abandono de los gobiernos centrales.
De ahí el mensaje que envió el presidente Juan Manuel Santos el domingo durante su alocución al término de la jornada electoral y que dejó claro que pasada la campaña política la labor es buscar la unidad. “Encontremos puntos de encuentro. Los invito a que entre todos –y cuando digo todos, son todos, amigos y adversarios– sigamos avanzando hacia la terminación del conflicto y hacia una paz justa y duradera”, aseguró el jefe de Estado, al insistir en que más allá de los partidos, las coaliciones o las diferencias en cuanto a las políticas del gobierno, su obligación es trabajar con todos los nuevos mandatarios que se posesionarán el próximo 1° de enero.
Liberales, fuertes en Cauca
Con 38 municipios, es el departamento que concentra el mayor número de territorios que serán fundamentales en el posconflicto. La Gobernación quedó en manos del liberal Óscar Rodrigo Campo, quien obtuvo el 80% de los votos, mientras la capital, Popayán, fue para César Cristian Gómez, de la Alianza Social Independiente (ASI). El partido rojo logró el mayor número de alcaldías en el departamento, con 11, entre las que se encuentran las de municipios claves como Caldono, Caloto, Corinto, El Tambo y Suárez. El Partido de la U también logró un importante triunfo con siete alcaldías, mientras que los conservadores lograron tan sólo tres, dos de ellas en zonas estratégicas como Cajibío y Piendamó.
El panorama en Chocó
Son 26 los municipios en este departamento que representan importantes retos tras la eventual firma de la paz entre Gobierno y Farc en La Habana, sobre todo en los temas relacionados con los estímulos de producción agropecuaria, si se tiene en cuenta que se trata de regiones con terrenos de baja fertilidad. En cuanto a la configuración del mapa político, en la mayoría de las localidades chocoanas triunfaron las coaliciones y los acuerdos programáticos, como en el caso de Quibdó (Cambio Radical, conservadores y verdes), Riosucio (la U, liberales), Juradó (la U, Cambio Radical), Bajo Baudó (ASI, liberales) y Bagadó (Liberales, MAIS). Los conservadores sólo obtuvieron la Alcaldía de Nóvita y los liberales las de Lloró e Istmina, mientras municipios emblemáticos, como Bojayá y Nuquí, quedaron en manos de Cambio Radical.
Antioquia, azul y uribista pero...
Es el tercer departamento con mayor número de municipios priorizados para el posconflicto y plantea un verdadero reto, pues la oposición, representada en el Centro Democrático y el conservatismo, obtuvo varias alcaldías de municipios determinantes para el posconflicto, entre ellos Segovia, Frontino, Valdivia y Angostura. Sin embargo, los partidos de la Unidad Nacional se impusieron con fuerza en otras regiones determinantes para la eventual implementación de los acuerdos de paz. Los liberales ganaron, entre otros, en Anorí, Briceño, Ituango y Tarazá; Cambio Radical obtuvo alcaldías en Amalfi, Remedio, Zaragoza y Mutatá, y la U logró el primer cargo en municipios como Apartadó y Cáceres.
Coaliciones en Nariño
Con Camilo Romero, de la Alianza Verde, en la Gobernación y el independiente Pedro Vicente Obando en la Alcaldía de Pasto, en Nariño las coaliciones fueron la tendencia en estas elecciones. En municipios críticos como Tumaco, que según Naciones Unidas es el territorio con más hectáreas de coca sembradas en el país, la Alcaldía fue para la candidata María Emilsen Angulo, del movimiento Tumaco Nuestra Pasión, quien cuenta con una mezcla particular de respaldos: liberales, conservadores y verdes. En otros territorios prioritarios para el posconflicto, de los 37 contemplados, las cargas políticas fueron variadas. Los conservadores lograron 14 alcaldías, incluidas las de El Rosario, Olaya Herrera y Mosquera; los liberales ganaron en Barbacoas, Roberto Payán, Cumbal y Santa Bárbara, y municipios como Cumbitara, Policarpa y Túquerres quedaron en manos de la U. La Alcaldía de Magüí Payán, uno de los territorios más afectados por el conflicto, fue para la Alianza Verde.