“El uribismo se acabó”

Rafael Pardo, quien aspira a la presidencia, arremetió contra su compañero de partido Rodrigo Rivera por “inconsecuente”.

María del Rosario Arrázola / Laura Ardila Arrieta
27 de diciembre de 2008 - 10:00 p. m.

Habitualmente parco en palabras, el ex senador y aspirante a la Presidencia Rafael Pardo destapó sus sinceras opiniones sobre candentes temas de la política nacional. En diálogo con El Espectador, no sólo criticó al gobierno del primer mandatario, Álvaro Uribe, por querer “perpetuarse en el poder pasando por encima de la ley”, sino que también arremetió contra su compañero en el Partido Liberal Rodrigo Rivera. Según Pardo, Rivera es inconsecuente con la posición de la colectividad y sus declaraciones apoyando a Uribe son “inaceptables”.

El político también habló sobre la posibilidad de una coalición de partidos, liderada por los liberales, para enfrentar al Presidente, en caso de que éste se lance, o al candidato que represente sus ideas. Dijo que no cree que Germán Vargas Lleras vuelva a ondear el trapo rojo, que no hablaría con las Farc y que el ministro de Protección Social, Diego Palacio, “está a las puertas de la cárcel” por la yidispolítica.

Del referendo reeleccionista, aseguró que la sesión extraordinaria de la Cámara en la que se aprobó el proyecto que abre la puerta a un tercer período del Primer Mandatario fue “descarada” y que en ella el Gobierno usó “métodos sospechosos” para lograr su objetivo.

¿En qué cambia su campaña con la aprobación del referendo reeleccionista en la Cámara?

Ahora se abren más espacios porque se han aclarado las cosas. Está claro que el presidente Álvaro Uribe sí quiere ser reelegido, pero también está claro que mucha gente no lo apoyará en ese deseo. El Partido Liberal definió que hará una consulta para elegir candidato el próximo 7 de junio. En ese sentido, tenemos el panorama claro, mientras los uribistas lo tienen oscuro.

¿Quiénes serían los candidatos de esa consulta?

Quienes quieran. Iván Marulanda, Alfonso Gómez, creo que Cecilia López, Piedad Córdoba. Y también debería estar Aníbal Gaviria.

¿Y Rodrigo Rivera?

Es que nadie sabe si Rivera está o no dentro del Partido. Su actitud muestra que no lo está, su actitud es la de un uribista y eso va en contra de las políticas liberales. A esta colectividad no le gustan algunas políticas del Gobierno y si alguien quiere hacer parte de ella tiene que compartir esas ideas.

¿Se volvió Rivera uribista?

Me parece muy inconsecuente lo que él dice y hace frente a lo dicho y hecho por el liberalismo durante los últimos seis años. El Partido Liberal propone ser una alternativa de poder, plantea algo distinto. A pesar de eso, Rivera llega a decir que le gusta el Gobierno y que hay que apoyar a Uribe en su reelección, cuando esta colectividad se la ha jugado por todo lo contrario. Esta posición es respetable desde el punto de vista personal, pero no es aceptable desde el punto de vista liberal.

¿Le gustaría tenerlo en la consulta?

No con esa posición. Esa posición no es la del Partido.

Hay rumores de que Rivera querría apostarle a ser vicepresidente de Uribe…

Los temas del uribismo los desconozco totalmente.

¿Qué les dice Rivera a ustedes?

Hace mucho rato no hablo con él.

Las diferencias entre Cambio Radical y el Gobierno cada día son mayores. ¿Le suena la idea de que Germán Vargas Lleras regrese al liberalismo?


Aunque no descarto que Vargas Lleras toque las puertas del liberalismo, lo que se ha hablado con él y con Lucho Garzón es hacer una consulta entre partidos para escoger un solo candidato. Igualmente, acerca de una coalición para gobernar en 2010. Pero el Partido Liberal primero escogerá a su candidato y después sí buscará coaliciones.

¿Y ve viable a Vargas Lleras como candidato en la consulta liberal?

No. Él está en el Gobierno, tiene a su gente en el uribismo y no creo que vaya a salir del oficialismo ya.

¿Cómo ve el agarrón entre el jefe de Cambio Radical y el Presidente?

Ése es un problema entre ellos. Con Vargas Lleras coincidimos en que no nos gusta la reelección, pero el tema con el Gobierno es asunto de él.

¿El candidato de la coalición de partidos sería para primera o para segunda vuelta?

Podríamos mirar si se puede hacer la consulta de partidos antes de la primera vuelta. La reforma política, como está aprobada, contempla esa posibilidad. Tendríamos que elaborar un programa de gobierno para esa coalición.

¿La consulta de partidos se haría aun si el Presidente no se lanza o sería una especie de to-con-u —todos contra Uribe—?

Independientemente de Uribe.

¿Sergio Fajardo haría parte de esa coalición?

No se ha hablado con él. Hasta ahora sólo han escuchado la propuesta del presidente, César Gaviria; Garzón y Vargas Lleras, quienes no han contestado.

¿Van a invitar al Polo?

Con el senador Gustavo Petro se han conversado temas tácticos, pero no se le ha invitado. La coalición se haría dentro de la columna vertebral liberal, y en ese sentido pueden haber candidatos de otros movimientos, pero que estén en la columna vertebral del liberalismo. No se trata de una coalición con el Polo.

¿Cómo vio la polémica sesión de la Cámara en la que se aprobó el referendo?

Vi que el Gobierno se quitó la máscara y se mostró dispuesto a pasar por encima de la ley con tal de que Uribe siga en el poder. Creo que fue una sesión descarada en la que se supieron usar métodos sospechosos para que el referendo fuera aprobado. También vi al ministro de la Protección Social, Diego Palacio, quien está investigado por sus actuaciones en la primera reelección y se encuentra en la puerta de la cárcel, repetir lo que ya había hecho.

¿Esas presuntas actuaciones irregulares serían demandables, como lo dijo el representante Germán Navas Talero?

Sí, pero ya salieron a amenazar a la Corte. El ministro del Interior, Fabio Valencia Cossio, ya dijo que la Corte no podría hacer nada si el Congreso le cambia el sentido a la pregunta del referendo. Tiene una actitud de pasar por encima de todo, independientemente de las leyes y las normas.

¿Cómo ve el lío en las cuentas del referendo?

No entiendo cómo pueden hacerlo todo mal. El Presidente el 20 de julio, después de la ‘Operación Jaque’, era el soberano de este país. Todo lo que tenían que hacer era volver esa situación un producto legítimo. Pero hicieron todo lo contrario. Redactaron mal la pregunta, recogieron mal la plata, presentaron el referendo como no era, lo aprobaron de manera sospechosa… Todo lo que parecía fácil lo hicieron mal, y en la democracia las formas lo son todo.

¿El uribismo sigue siendo muy fuerte?

Uribe sigue siendo fuerte. El uribismo se acabó. El Presidente no confía en su gobierno. Destituye y amenaza a generales. Dice que los ministros no le cuentan todos los temas. El lío de las pirámides, por ejemplo, lo hizo desconfiar de todo su equipo económico. Y sus aliados políticos tampoco creen ya en él. Muestra de ello fue la sesión en la que se aprobó el referendo, más producto de la presión del Ejecutivo que de una verdadera convicción.

¿Y qué papel juegan entonces los partidos uribistas?

Los partidos uribistas sin Uribe son como la leche deslactosada o el café sin cafeína. El uribismo sin el Presidente no existe.

¿Cómo ve el futuro de los miembros de estos partidos?

Sin Uribe, probablemente vuelvan a sus colectividades originales. No creo que el uribismo, sin el Presidente, tenga un puesto en el futuro político de Colombia. Creería que algunos de estos políticos podrían crear un partido de derecha no cristiano, distinto a la derecha tradicional que representa el conservatismo.

¿Cómo ve al ministro Fabio Valencia Cossio?

El Ministro tenía que ganar algo. Llevaba un récord muy malo en su gestión y quiso que le aprobaran proyectos. El problema es que, al menos en lo del referendo, lo hizo a como diera lugar.


¿Cómo califica la oposición ejercida por el Partido Liberal?

Buena. Hemos hecho control político y propuestas en el sentido de presentarnos como una alternativa. Creo que tuvimos una equivocación grande en el tema de la votación a Procurador. Me parece que el Partido ha debido mostrar una posición ideológica clara en lugar de un pragmatismo inexplicable en la elección de Alejandro Ordóñez. El liberalismo lleva luchando 150 años para que las decisiones del Estado estén desprendidas de las convicciones religiosas, y creo que hay demasiadas evidencias para pensar que Ordóñez no representa esos valores, como magistrado y como hombre público.

¿A quiénes extraña en el liberalismo?

Después le doy esa respuesta. Ahora está en juego la continuidad del Presidente y si no existiese el tema de la reelección estaríamos en otro plano para hablar de política. La coyuntura ahora es un Gobierno que va en pasos acelerados hacia una forma totalitaria de poder.

¿Qué rescataría de las políticas de Uribe en un eventual Gobierno suyo?

El tema en cuestión es el de la seguridad, y aquí hay que distinguir varias cosas. La estrategia militar actual es buena y vale la pena mantenerla. Habría que definir, eso sí, si lo de los falsos positivos y asesinatos de civiles son una política oficial o no. Además, replantear la estrategia judicial, porque en este país hay una ley para cada persona. Una para Isaza, una para Rojas… Tampoco tenemos una estrategia de inversión social en el tema de la seguridad. En varias regiones en las que hay fuerte presencia militar, el Ejército lleva todo el peso y el resto del Estado no está. Así que lo militar es importante y hay que defenderlo. El resto hay que reconstruirlo.

¿A qué se refiere con definir lo de los falsos positivos?

A que el Presidente y el Ministro de Defensa tendrían que dar una explicación de lo que pasó. Quién permitió eso, cómo pasó, quién falló. Porque se trata de un asunto demasiado sostenido y sistemático como para que no haya ni una explicación oficial sobre lo que pasó.

¿Qué hacer con las Farc?

Con las Farc ha habido demasiado triunfalismo. Es obvio que están afectadas militar y políticamente, al igual que en temas internacionales. Pero no han desaparecido. Creo de todas maneras que no es el momento para dialogar. Se necesita continuidad en la acción militar antes de hablar con la guerrilla.

¿Y el tema de los secuestrados?

Es un tema humanitario en el cual hay que poner todo el empeño. Pero no creo que sea el momento de un diálogo. La búsqueda de la paz no puede depender de que el señor Cano quiera hablar o no.

¿Sería partidario de invitar al presidente de Venezuela, Hugo Chávez, a que medie en las liberaciones que recién anunciaron las Farc?

El Gobierno no tiene por qué depender de nadie. Las liberaciones se pueden dar sin la necesidad de un escenario internacional desproporcionado.


¿Cómo ve el papel de la senadora Piedad Córdoba?

Positivo. Es difícil pensar en que sin ella se hubiesen dado las liberaciones unilaterales. Lo que ha pasado con los ataques en contra de ella es que al Gobierno nunca le ha gustado que le quiten el protagonismo.

Al interior del liberalismo no todos la quieren…

Bueno, hay opiniones que ella da, que son respetables, pero no son convenientes ni para ella ni para el liberalismo.

¿Y cuál sería la diferencia entre lo que ella dice y lo que dice Rodrigo Rivera?

Que Piedad no dice que hay que apoyar la reelección de Marulanda, ni que hay que apoyar a las Farc. Ella tiene unas posiciones políticas cuestionables, pero Rivera ha ido en contra de la política de oposición del liberalismo, ejercida a lo largo de estos seis años. Apoyar al Gobierno es decir que lo hecho por los liberales está equivocado. Eso no tiene sentido.

¿Entonces lo sorprendieron las declaraciones de Rivera apoyando a Uribe?

Fue sorpresivo verlo actuar de esa manera, dando declaraciones sin hablar con el director del Partido. Cuando Piedad Córdoba dice algo que al director del Partido no le gusta, se le notifica a ella. Lo mismo pasa con Rivera, lo que pasa es que lo de él es más cuestionable porque va en contra de la posición de la colectividad como alternativa de poder.

¿Cree que la reforma política del Gobierno le devuelve la legitimidad al Congreso?

De reforma política no tiene sino el nombre. No garantiza que las elecciones de 2010 van a ser diferentes a las de 2006. Me parece que hay que hacer un esfuerzo y proponer una reforma consensuada que rescate la política del estado de descrédito en el que está.

¿Qué hacer para que la yidispolítica no se repita?

Eso se lograría con una reforma política bien estructurada. Digamos, habría que eliminar el voto preferente al menos por dos períodos electorales. Esa es la mayor expresión de política individual. Cada quien usa su curul y su capacidad de acción para reelegirse, y así se va en muchos casos al clientelismo, a la corrupción. Pero tal parece que el tema de la yidispolítica no dejó enseñanzas. Al mismo Ministro implicado en ese escándalo se le vio buscando votos para el referendo. No hay escarmiento.

¿Cree que en ese caso están pagando los que deberían?

Creo que falta la mitad. Están pagando los que recibieron. Los que ofrecieron están en proceso. El tiempo dirá.

¿Qué va a hacer si le va mal en la consulta?

Me va a ir bien. No tengo dudas.

Dicen que a usted le falta carisma…

Hemos tenido presidentes muy carismáticos que no han sido buenos. Eso también tiene que ver con el éxito. El que gana tiene carisma, y el que va por el camino, pero no ha ganado, dicen que no cuenta con esa cualidad.

¿Está seguro de que Vargas Lleras no va a estar en ese pulso?

Si está, sacaré más votos que él.

Rivera y Pardo: pulso por una candidatura

Pese a compartir militancia en el mismo partido, el Liberal, Rafael Pardo y Rodrigo Rivera han manifestado públicamente sus diferencias políticas.

En sus declaraciones públicas, Rivera ha dicho que es reacio a las etiquetas de la izquierda, la derecha, el centro. Él cree en la unidad nacional, mezclando la fortaleza del orden público, la inclusión social, una economía que estimule la inversión privada y cree un entorno favorable para la inversión.

Pero sus ideas son, a juicio de Pardo, inconsecuentes y dice que a estas alturas, “nadie sabe si Rivera está o no dentro del Partido. Su actitud muestra que no lo está, su actitud es la de un uribista y eso va en contra de las políticas liberales. A esta colectividad no le gustan algunas políticas del Gobierno y si alguien quiere hacer parte de ella, tiene que compartir esas ideas”.

Lo cierto es que los dos comenzaron una carrera para lograr la candidatura a la presidencia por el Partido Libe

Por María del Rosario Arrázola / Laura Ardila Arrieta

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