Elección del contralor: Congreso elige este lunes al sucesor de Edgardo Maya

El presidente Duque señaló que no quiere un contralor de bolsillo, pero tampoco a alguien que ataque su gobierno desde el ente de control. / Gustavo Torrijos - El Espectador

La elección del contralor general siempre es maratónica. Por Constitución, la cabeza del control fiscal en el país debe ser elegida en el primer mes de sesiones del Congreso de la República, razón por la que la sesión plenaria en la que Senado y Cámara votarán conjuntamente por los aspirantes que están en la contienda se realiza a las 2 de la tarde de hoy. Sin embargo, la elección del nuevo contralor para el próximo período tuvo una particularidad que la hizo más intensa, fuera de la ya consabida tensión política que se genera alrededor de ella: por primera vez se puso en marcha la realización de un concurso de méritos, que quedó en manos de la Universidad Industrial de Santander (UIS). Ese fue el primer filtro que, no obstante, no pudo evitar que el proceso tuviera la injerencia de la política.

El más reciente hecho respecto del proceso de elección ocurrió el viernes en la noche, cuando Wilson Ruiz, quien figuraba como uno de los favoritos para quedarse con el cargo, renunció a su aspiración. Las razones fueron prácticas, pero, sobre todo, políticas. Ruiz tenía, de manera oficial, el apoyo del Partido Conservador, pero los azules decidieron en la tarde del viernes dar un giro en la orientación de los votos de la bancada hacia Carlos Felipe Córdoba, quien ahora, con contundentes mayorías, se decantó como el más opcionado para suceder a Edgardo Maya Villazón. “Tras reflexiones internas y consultas lideradas por el expresidente Andrés Pastrana, el Partido Conservador ha decidido dar su apoyo a Carlos Felipe Córdoba en su aspiración a ser contralor general de la República”, fue la conclusión que el Partido Conservador anunció en un comunicado.

Las cosas están así: Córdoba tiene el apoyo de las bancadas de Cambio Radical, la U, los liberales y el conservatismo. También tendría de su lado los votos de las llamadas bancadas alternativas, que son la Alianza Verde, los Decentes, el Polo Democrático y la FARC, entre otros. En la otra orilla, con el apoyo del Centro Democrático, está José Félix Lafaurie. Apenas iniciado el proceso de elección, Lafaurie se mostraba como uno de los aspirantes más fuertes, sin embargo, su candidatura se desinfló, entre otras cosas, por una denuncia de la Red de Veedurías Ciudadanas, publicada por El Espectador, que dejaba en evidencia lo que sería un acomodo en la resolución que dictó los lineamientos del concurso para que las reglas del juego quedaran a su favor.

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El cambio en el documento tuvo que ver con la eliminación del “vínculo dentro del cuarto grado de consanguinidad, segundo de afinidad y primero civil o legal respecto de los miembros del Congreso que participen en la elección por mandato constitucional” como causal de exclusión e inadmisión. Una modificación que para muchos tuvo nombre propio, pues Lafaurie es el esposo de la senadora del Centro Democrático María Fernanda Cabal. En la baraja también está José O’Meara, quien se ubicó como uno de los favoritos luego de que se conociera su cercanía con el presidente Iván Duque Márquez y, como ha sido costumbre hasta el momento, el guiño del primer mandatario es determinante para que las fuerzas en el Legislativo giren hacia un lado u otro.

Lo cierto es que eso, hasta el momento, no ha sucedido. Por el contrario, Duque, en reunión con los partidos, expresó que se mantendría al margen y que dejaría la decisión en manos de las colectividades, dejando claro, eso sí, que su deseo no era tener un contralor de bolsillo, pero tampoco a alguien que atacara su gobierno desde el ente de control. Ahora bien, Córdoba tampoco genera resistencia dentro del Centro Democrático, pues hizo parte de la campaña de Álvaro Uribe en 2002 y, en 2014, apoyó a Óscar Iván Zuluaga a la Presidencia.

El nuevo contralor, que deberá obtener mínimo 141 votos de 280, estará elegido al final del día, en una sesión plenaria que se convertirá en el primer pulso entre el uribismo, el gobierno Duque y las demás bancadas en el Congreso. Como ya se ha dicho, el nuevo mandatario no tiene las mayorías que se daban por hechas antes de su llegada a la Casa de Nariño y lo que sucederá esta tarde le medirá el aceite al “nuevo estilo” de gobierno, que Duque quiere implementar durante su período, en el que, ha insistido, primará la relación institucional entre el Ejecutivo y el Legislativo, y no la llamada mermelada.

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