Partido Conservador, entre santismo y uribismo

Hernán Andrade, presidente de la colectividad, es abiertamente afín al gobierno Santos, mientras que sus posibles precandidatos más fuertes, Alejandro Ordóñez y Marta Lucía Ramírez, son de línea uribista.

Redacción Politíca
15 de febrero de 2017 - 03:00 a. m.
La exministra y excandidata presidencial Marta Lucía Ramírez y el exprocurador Alejandro Ordóñez.   / Archivo
La exministra y excandidata presidencial Marta Lucía Ramírez y el exprocurador Alejandro Ordóñez. / Archivo

Con una imagen lesionada, poca credibilidad entre sus militantes de base y sin reglas claras, así definen los mismos integrantes del Partido Conservador la situación que vive la colectividad por estos días de agite político de cara a la campaña electoral de 2018. No es una apreciación menor, si se tiene en cuenta la división interna que, eso sí, desde hace ya algún tiempo padecen las huestes azules y que, precisamente, se ha convertido en la principal razón para que sus más importantes dirigentes hoy se encuentren deshojando margaritas.

Es cierto que falta más de un año para la elección presidencial, pero para las campañas el tiempo apremia y, sobre todo, para los precandidatos, que aún no tienen claro en qué escenario están jugando. Ese es el caso del exprocurador Alejandro Ordóñez y de la exministra Marta Lucía Ramírez, los más fuertes aspirantes dentro de los “godos” a la primera magistratura del Estado y, por lo que se ve hasta ahora, parece que ambos están nadando contra la corriente dentro de su propio partido.

Todo arrancó cuando el senador Hernán Andrade asumió la presidencia del Directorio Nacional Conservador, en reemplazo del representante a la Cámara David Barguil. De inmediato, Ordóñez y Ramírez sabían que tendrían que pelear su aval con uno de los militantes del conservatismo más afines al gobierno del presidente Juan Manuel Santos. “Con Ordóñez hemos tenido diferencias profundas en materia de paz”, advirtió Andrade tras una primera reunión que sostuvo con el exprocurador para hablar de sus aspiraciones en 2018.

Pero Ordóñez ha sido claro: o el Partido Conservador deja de ser lo que ha denominado “un apéndice de los liberales y se declara en oposición al gobierno de Santos y Vargas Lleras” o, de lo contrario, se verá obligado a buscar otros canales para participar en las elecciones del próximo año. Y todo indica que esa alternativa ya la tiene vislumbrada: según pudo establecer El Espectador, el exprocurador ha sostenido varios encuentros con miembros del Centro Democrático para buscar ser precandidato allí. Ello significaría renunciar al Partido Conservador e ir a pelear la nominación con Óscar Iván Zuluaga, Carlos Holmes Trujillo e Iván Duque, las cartas ya destapadas en el uribismo.

Es decir, Ordóñez no la tiene fácil. No se trata simplemente de tocar las puertas en el partido que mejor lo representa, sino que, entre otras cosas, tendría que someterse al mecanismo que éste decida para elegir al que será su candidato único. El otro problema al que se enfrentaría, según fuentes consultadas por este diario, tiene que ver con el rencor que le guardan algunos uribistas por la sanción disciplinaria que en 2011 confirmó en contra de Andrés Felipe Arias por el caso de Agro Ingreso Seguro. Muchos no le perdonan esta decisión, además el no haber tomado medidas en contra de funcionarios del mismo gobierno Santos por presunta participación en política.

El caso de la exministra Marta Lucía Ramírez es similar. Tanto ella como Ordóñez consideran que el Partido Conservador sacrificó sus principios por las supuestas migajas que le lanzan desde la Casa de Nariño. Por eso, no sorprendería que Ramírez renuncie a sus aspiraciones políticas o que arme rancho aparte y se lance por firmas a la aventura presidencial. Voces en el interior de la colectividad afirman que, dadas las condiciones en las que se encuentran sus militantes, es altamente probable que los congresistas azules hagan alianzas por debajo de la mesa para apoyar al candidato santista, y dejen colgada la candidatura de Ramírez o la del mismo Ordóñez.

Lo cierto es que ninguno de los dos está dispuesto a someterse a una consulta interna en la Convención Conservadora —próxima a realizarse— por el temor a que sea manipulada. Más bien, sí se someterían a una consulta popular este mismo año para escoger ese candidato único y, ojalá, tener la opción de hacer una coalición antes de llegar a primera vuelta. Claro, la única alianza viable que los dos ven es con el Centro Democrático.

Los otros dos precandidatos ya destapados, Francisco Ricaurte y Ubeimar Delgado, de acuerdo con voces dentro del propio partido, no tienen ninguna posibilidad. En todo caso, habrá que ver hasta dónde cederá Andrade para contrarrestar la imagen que tiene la colectividad de haber quedado reducido a apetitos burocráticos. La idea, dice el senador, es reivindicar los principios conservadores, que son recuperar la ética y los valores en la vida pública de la nación.

Por Redacción Politíca

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