EPS por encima de la gente: la mayor decisión sanitaria del Gobierno

Columnista invitada
02 de abril de 2020 - 07:39 p. m.

*Por Victoria Sandino Simanca/ Senadora del Partido FARC  

El 30 de marzo, el Instituto Nacional de Salud (INS) presentó sus dramáticas proyecciones frente a la pandemia: las víctimas en Colombia por coronavirus alcanzarían la terrible cifra de 3.000 muertes y aproximadamente 4 millones de contagiados. Ante este anuncio, el Procurador General de la Nación, Fernando Carrillo, en carta enviada al ministro de Salud, Fernando Ruiz, solicitó que se tomen las medidas pertinentes de acuerdo con el diagnóstico que hace el Instituto.  

La directora del INS, Martha Lucía Ospina, afirmó días antes, que la capacidad del Instituto está siendo subutilizada ya que hoy se cuenta con la capacidad de realizar 1.600 pruebas diagnósticas, pero las muestras no están llegando. Es decir, alguien no está implementando la recolección de muestras a la velocidad y con la cobertura que requiere una crisis de semejantes dimensiones como la que plantea la rápida expansión del COVID 19 en Colombia.  

¿Dónde está el cuello de botella? ¿Por qué no se están realizando las muestras?  

Una de las personas que trabaja en mi equipo legislativo presentó síntomas hace más de 20 días. Estuvo expuesta en un aeropuerto con presencia de extranjeros y en condición de hacinamiento a causa del retraso en los vuelos. Desde el momento en que informa acerca de su situación solo recibe llamadas en la que le informan que pronto le aplicarán la prueba. 

Pues la Contraloría, en su llamado de atención, nos revela dónde está el cuello de botella: insta a las EPS a tomar rápidamente las muestras.  

No me sorprende que cada vez que hablamos de un problema de oportunidad y calidad en la atención de la gente y de las situaciones de crisis, salga siempre a relucir cómo las EPS son el factor que hace lento e ineficaz al sistema.

Sin embargo, a pesar de lo reiterado que se ha vuelto el hecho de que las EPS estén en el mismo centro del mal funcionamiento del sistema, el actual ministro de Salud insiste en entregar a las EPS, buena parte de la recolección de las muestras que se necesitan de manera urgente. De nada sirve traer más pruebas si se entregan a las EPS, porque como paso con todo lo que cae en sus manos, harán lo más lento que les sea posible cualquier proceso. El Gobierno tomó su mayor decisión ante la crisis sanitaria: proteger a las EPS a costa de desproteger a la gente.  

Por eso, no me sorprende que se haya acelerado el giro de $708.000 millones a las EPS, cuando hospitales, usuarios, trabajadores de la salud, pedían con urgencia el giro directo a quienes, realmente, deben atender la emergencia. Tampoco me sorprende que, cuando en la pasada sesión informal de la Comisión Séptima de Senado le preguntaba al ministro de Salud, por qué el gobierno insiste en dejar en manos de las EPS buena parte de la crisis en lugar de tomar el control y la rectoría del sistema de salud, como le corresponde a un Estado en una emergencia, y como muchos otros ya lo han hecho en el mundo, ni siquiera se molestó en responder mis preguntas.  

 

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