“Hay muchas preguntas que Uribe debería responder”: María McFarland

La autora del libro “Aquí no ha habido muertos” habla luego del lanzamiento de la edición en español en Colombia. La masacre de El Aro (Antioquia) y el papel que habría tenido la gobernación de Álvaro Uribe en ese hecho son algunas de las piezas fundamentales de la obra.

-Redacción Política
23 de diciembre de 2018 - 09:00 p. m.
La edición en español de “Aquí no ha habido muertos” se lanzó hace dos meses en Colombia. / Archivo particular
La edición en español de “Aquí no ha habido muertos” se lanzó hace dos meses en Colombia. / Archivo particular

El libro de María McFarland, “Aquí no ha habido muertos. Una historia de asesinato y negación en Colombia”, generó controversia luego de su publicación en inglés a principios de este año, por la información que revelaba sobre la relación entre el paramilitarismo y el Estado en Colombia. Desde las historias del defensor de derechos humanos Jesús María Valle, asesinado en febrero de 1998; del exmagistrado auxiliar de la Corte Suprema Iván Velásquez y del periodista Ricardo Calderón, cuenta detalles de masacres y asesinatos, de luchas políticas y de la violencia durante las épocas en las que el narcotráfico estaba en su punto más alto y había permeado todas las esferas del Estado. Masacres como la de El Aro y el contexto que se desarrolla cuando Álvaro Uribe era gobernador de Antioquia, o las movidas políticas durante su presidencia son parte central de la obra.

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Desde hace un par de meses, el libro se vende en el país en su edición en español, con la editorial Planeta, por lo que se espera que llegue a un público más amplio que busque conocer las historias que, como lo dice su autora, han sido opacadas por las dinámicas propias del conflicto armado, el narcotráfico y las guerrillas. Llega, además, luego de ser galardonado con el premio Juan E. Méndez Book Award for Human Rights in Latin America de 2018.

¿Ha podido medir el impacto del libro en Colombia luego de su publicación en español?

No he estado en Colombia, así que es difícil para mí medir exactamente el impacto allá. He tenido noticias de distintas personas que lo están comprando, que me han escrito por Twitter, que lo están discutiendo, y ha servido para contar historias que normalmente no se conocen. He recibido mensajes, por ejemplo, acerca de víctimas de masacres que leyeron el libro y para quienes fue muy conmovedor tenerlo ahí. Para mí es muy importante que esas historias se conozcan y que la gente afectada pueda tener acceso a su propia historia.

¿Y en cuanto al tema político?

Hubo una reacción inicial, cuando el libro salió en inglés, por parte del expresidente Uribe, pero no he tenido más noticias.

¿Cuánto tiempo le tomó recolectar toda la información para finalmente escribirla?

Sabía de las personas acerca de las cuales escribí. Cuando trabajaba para Human Rights Watch, hace muchos años, empecé a entender la situación, pero después de dejar mi trabajo para la organización me dediqué a investigar para el libro específicamente, durante seis años. Fue un trabajo intenso. Empecé con la historia de Iván Velásquez, que es la que conocía mejor, y esa me llevó a la historia de Jesús María Valle, porque Iván me contó el impacto tan fuerte que tuvo sobre él la muerte de Valle y el hecho de que había denunciado los vínculos entre los paramilitares y la Fuerza Pública y nadie lo había escuchado.

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Cuenta en el libro que para esa obra no pudo hablar con Álvaro Uribe y que en este momento lo único que ha habido es un tuit de él. ¿Habrá un nuevo intento para hablar sobre el caso de la masacre de El Aro y la relación entre Estado y paramilitares?

Le envié entrevistas, le envié cuestionarios a lo largo de años. En este momento estoy dedicada a otros temas y no pienso tratar de ubicar a Uribe de nuevo. Él tuvo una respuesta bastante frívola. A través de Twitter escribió o retuiteó a alguien diciendo que yo era empleada de José Miguel Vivanco, lo cual, francamente, es un comentario machista, como si una mujer no pudiera escribir un libro por su cuenta y, sobre todo, cuando yo soy la directora ejecutiva de una organización (Drug Policy Alliance) y no soy empleada de nadie. Ese tipo de faltas de respeto no me parecen la apertura o el acercamiento que debería existir para poder tener una conversación productiva.

¿Por qué cree que Uribe evita hablar de ese tema?

Lo que él dice es que ese tema ha sido investigado a fondo. Yo no sé si ha habido algún esfuerzo en los últimos meses por tratar que él conteste de nuevo, pero obviamente es un tema en el cual hay muchas preguntas que Uribe debería responder y seguramente es incómodo para él.

¿Qué tan satisfecha quedó con la obra?

Estoy muy contenta con cómo quedó el libro. Este fue un trabajo de seis años que hice por compromiso, por cariño a las personas que conocí en Colombia, al país, a esa sociedad, y por querer que se conociera una verdad. Lo que se conoce de Colombia afuera es narcotráfico o Farc, pero las historias de personas valientes que, por compromiso con los derechos humanos, con la verdad, con la justicia, se han atrevido a luchar, no se conocen.

¿Cómo percibe que ha cambiado esa Colombia que conoció, donde estructuras paramilitares, en alianza con el Estado, podían silenciar vidas, frente a lo que está ocurriendo hoy, con la situación de líderes sociales que siguen siendo asesinados por los grupos armados en las regiones?

Es muy preocupante, pero no me sorprende. Creo que Colombia tiene un problema muy complejo, que sí tiene mucho que ver con el mercado ilícito de droga y por eso ahora, como directora ejecutiva de Drug Policy Alliance, busco acabar con la guerra contra las drogas. Y parte de la razón de eso es que la prohibición alimenta el crimen organizado y permite la existencia de un poder económico enorme en sectores criminales, que luego tienen la capacidad de corromper a autoridades. A pesar de que habido un proceso de paz con las Farc, a pesar de que ha habido una supuesta desmovilización de los paramilitares, me parece que mientras exista ese mercado ilícito, mientras las drogas sean ilegales, van a continuar teniendo este problema del poder del crimen organizado.

Por -Redacción Política

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