La iglesia católica colombiana aplaudió y reconoció la decisión del presidente Iván Duque de presentar el estatuto de protección temporal para migrantes venezolanos, el proyecto del gobierno para regularizar a una población flotante que asciende a un promedio de 1,7 millones de venezolanos.
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Al respecto, al Conferencia Episcopal de Colombia y su Secretariado Nacional de Pastoral Social- Caritas Colombianas, expresó que reconoce que se trata de una respuesta “valiosa”, encaminada a fomentar la acogida, protección, promoción e integración de la población.
“Las personas migrantes, refugiadas, desplazadas y las víctimas de la trata se han convertido en emblema de la exclusión porque, además de soportar dificultades por su misma condición migratoria, con frecuencia son objeto de juicios negativos o de rechazo social”, recalcaron en una carta.
Por tanto, añadieron, es necesario “avanzar hacia actitudes e iniciativas que promuevan la dignidad humana de todas las personas independientemente de su procedencia”. Óscar Urbina Ortega, arzobispo de Villavicencio y presidente de la Conferencia Episcopal, Ricardo Tobón Restrepo, arzobispo de Medellín y Vicepresidente de la Conferencia Episcopal, Elkin Fernando Álvarez, obispo de Santa Rosa de Osos y secretario general de la Conferencia, y Fabio Suescún Mutis, presidente de la Comisión Episcopal, señalaron que la implementación del estatuto de protección temporal “será un acto fraterno” para garantizar que esta población “pueda disfrutar de los derechos fundamentales y pueda acceder a oportunidades para la vida digna”, resaltaron.
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Así mismo, los firmantes recordaron que el Papa Francisco ha sido enfático en el llamado que hace a los gobiernos para que acojan a todos los refugiados que puedan ser integrados y regularizados a sus naciones. “En su Encíclica Fratelli Tutti, el Santo Padre le dice sí a una sociedad de hombres y mujeres ‘que hacen propia la fragilidad de los demás, que no dejan que se erija una sociedad de exclusión, sino que se hacen prójimos y levantan y rehabilitan al caído, para que el bien sea común’”, agregaron.
La voz de la iglesia católica colombiana responde, además, a sus posturas históricas en su diócesis, congregaciones y movimientos apostólicos, en las que “han aportado efectivamente para dar una respuesta integral” a las necesidades de los migrantes, dice en la misiva. “A este esfuerzo han contribuido significativamente las comunidades de acogida con su solidaridad y generosidad, la comunidad nacional e internacional y numerosas instituciones de cooperación”, escribieron.
Finalmente, la congregación en Colombia ofreció acompañamiento y el despliegue de acciones caritativas “a favor dela población migrante y refugiada, escuchando e incorporando a los más débiles en las dinámicas sociales, impulsando una política pública de migraciones con enfoque en derechos humanos, así como promoviendo soluciones duraderas y sostenibles para las personas con necesidad de protección internacional”.