Aunque el expresidente Juan Manuel Santos prometió que tras su retiro se iba a alejar de la política, su incidencia en ella sigue vigente y se conoció este fin de semana que lideró a un grupo de personajes de talla internacional para que firmaran una carta dirigida al mandatario de los EE. UU., Joe Biden, solicitándole apoyo para la iniciativa de liberar las patentes de las vacunas contra el COVID-19.
En ese marco, Santos lamentó, en un artículo publicado en El Espectador, que en su momento Colombia no acompañara la solicitud presentada ante la Organización Internacional del Comercio (OMC) que presentó Sudáfrica, India y otros países. Y se atrevió a especular que el rechazo del país se debió a su sincronía con la anterior administración de Donald Trump.
“La verdad me dio mucha tristeza que nuestro Gobierno votara en contra de la iniciativa cuando se presentó en la OMC. Me imagino que fue por seguirle la cuerda al entonces presidente Trump, porque fue en época que finalizaba su administración. Esperaría que rectificara la posición, ya que más de 100 países están apoyando la propuesta y el mundo está viviendo una situación que si no se hace eso, todos saldremos afectados”, dijo el exmandatario a Caracol Radio.
Pese a esa posición contraria de finales de 2020, de Colombia, EE. UU. (de Trump) y otros países, en esta ocasión se presenta una propuesta para que sea el presidente Joe Biden el que lidere la solicitud ante la OMC y su voz ayude sumar apoyos como los del gobierno Duque. “En estas organizaciones se requiere un país líder, que vaya jalonando a los otros países y creemos que EE. UU. debería se ese país”, insistió Santos.
¿Y por qué la solicitud a Biden y no a otros mandatarios importantes como los de Rusia y China? “Donde está el corazón del problema de las patentes y por su peso específico en la OMC es EE. UU., también porque el presidente Biden, en un discurso, sugirió una acción en esa dirección”, dijo Santos al mismo medio, señalando la oportunidad que hay en la nueva administración sobre el tema.
Además del argumento de la salud pública mundial, especialmente la de los países en vía de desarrollo, Santos contó que en la carta esgrimieron un punto netamente económico. “Esta desigualdad de las vacunas también produce unos efectos económicos y solamente en EE. UU. se calcula que se estarían perdiendo cerca de USD$1.3 trillones de su PIB por esta desigualdad”, explicó a Caracol Radio.
Le puede interesar: Carta de Juan Manuel Santos a Joe Biden: una vacuna para la humanidad
Para él y los firmantes de la carta, lo hecho hasta ahora, como la estrategia COVAX y donaciones de países rico a pobres, son “pañitos de agua caliente” que están lejos de ayudar en el tema. Por lo que insisten en la importancia que se liberen las patentes y que países como Colombia y otros comiencen en producir las vacunas y así asegurar la inmunización de forma rápida de toda la población mundial.
La posición de Colombia en la OMC, ante la propuesta de Sudáfrica y otros países para que se levantes las patentes de las vacunas, venía siendo neutral, pero a finales de febrero manifestó que era necesario seguir estudiando el tema más a fondo para determinar una nueva postura.
La decisión de Colombia de mantenerse neutral ha sido criticada por varios expertos en la materia al señalar que el país no ha sido solidario con los países más pobres y tenga una alineación con los países que han tenido mayor acceso a las vacunas.
Para Claudia Vaca y Carolina Gómez, investigadoras del Centro de Pensamiento Medicamentos, Información y Poder de la Universidad Nacional de Colombia, “el problema de fondo no es la capacidad de producción de vacunas, sino el sistema de propiedad intelectual. Cada empresa interesada en producir localmente tiene que pedirle permiso al productor original de las vacunas y negociar los términos en los que podría hacerlo. Un proceso muy lento”. Eso escribieron las expertas en un reciente artículo en el portal Razón Pública.
“Si se quiere resolver la inequidad en la distribución de las vacunas, es indispensable aumentar la disponibilidad de las dosis mediante un aumento en la capacidad de producción, que no dependa de las grandes farmacéuticas. Solo así, los países pobres podrán tener un papel activo en la solución de sus problemas y en la forma en que se distribuyen los bienes esenciales”, agregaron Vaca y Gómez.