Incursión en Venezuela: riesgos e implicaciones

Para expertos en materia internacional y sectores políticos, ingresar a Venezuela para capturar a guerrilleros como “Iván Márquez” o “Jesús Santrich” podría escalar hasta un conflicto bélico y dejaría mal parado al país en sus relaciones.

-Redacción Política (politicaelespectador@gmail.com)
13 de septiembre de 2019 - 11:00 a. m.
Maduro decretó “alerta naranja” en la frontera y dio inicio a ejercicios militares hasta el 28 de septiembre. / AFP
Maduro decretó “alerta naranja” en la frontera y dio inicio a ejercicios militares hasta el 28 de septiembre. / AFP

El Centro Democrático, en cabeza de figuras del calibre del expresidente Álvaro Uribe y la senadora Paloma Valencia, ha puesto a rodar una idea que —en opinión de analistas y sectores políticos— es tan peligrosa como temeraria: ingresar a territorio venezolano en búsqueda de disidentes de las Farc como Iván Márquez o Jesús Santrich, quienes supuestamente permanecen refugiados en ese país tras su nuevo levantamiento en armas. ¿Puede tener eco su propuesta? ¿Qué implicaciones tendría en medio del ambiente de tensión que persiste entre ambas naciones?

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Un repaso de hechos previos y su cruce con la coyuntura actual permite dimensionar las declaraciones y situarlas en contexto. La semana pasada, en diálogo con el medio regional Telecafé, el senador del Centro Democrático alegó que contra “los protegidos de (Nicolás) Maduro”, que “desafían nuevamente al país e insisten en el terrorismo”, no había otra salida que “sacarlos” de donde estuvieran y que la inteligencia del Gobierno de Iván Duque debía “procurar todos los medios” en ese propósito, priorizando “la protección de los colombianos”.

A su turno, Paloma Valencia —en una entrevista con el periodista peruano Jaime Bayly— dijo lo propio y si bien señaló que se trata de una alternativa que se debía analizar, teniendo en cuenta que “el régimen de Maduro viene buscando desde hace tiempo alguna confrontación con Colombia”, señaló que si ella fuera presidenta no dudaría en ingresar al vecino país para dar con su captura, “con la menor bulla posible” para extraditarlos a Estados Unidos.

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Ambas declaraciones coinciden no solamente con el despliegue militar ordenado por Maduro en la frontera con Colombia, en respuesta a una supuesta “escalada guerrerista” de parte del gobierno Duque, sino con la suscripción que esta semana hicieron Colombia y otros países (entre ellos Estados Unidos) del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR).

Dicho documento, invocado ante la Organización de Estados Americanos (OEA), consagra la defensa mutua entre los países como mecanismo de prevención ante eventuales ataques armados, abarcando, por supuesto, la cooperación militar extranjera. Todo esto, con el argumento de que la crisis política de Venezuela “tiene un efecto desestabilizador y representa una clara amenaza a la paz y a la seguridad” de la región.

En paralelo y también ante la OEA, el canciller, Carlos Holmes Trujillo, arreció en el discurso y presentó un informe en el que denunció vínculos entre el gobierno de Nicolás Maduro y las guerrillas colombianas. En su presentación, el funcionario detalló cómo, supuestamente, el régimen venezolano favorece a estos grupos que “pasaron de tener una retaguardia allá, a un asentamiento permanente fundamentado en las economías criminales”. Todo esto, con el objetivo del gobierno Maduro de ejercer control social y usarlos como “escudo” en la frontera ante una intervención.

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“Una irresponsabilidad”

Ante todos estos hechos, que exacerban el ambiente beligerante y de tensión que padecen ambas naciones, los sectores políticos coinciden en que la propuesta del uribismo de entrar a Venezuela es “una irresponsabilidad”, que no se compadece con la situación en la que se encuentra el país. De acuerdo con el senador Luis Fernando Velasco (Partido Liberal), “no se puede seguir jugando a la guerra” y Colombia no puede prestarse para un juego de geopolítica mundial.

Incluso, va más allá y advierte que toda esta situación se está gestando con fines económicos por parte de “inversionistas petroleros” que apetecen Venezuela. “En una guerra entre Colombia y Venezuela perdemos todos, nadie gana. No hay que jugar al macho y hay que ser prudentes. No se puede ofrecer sangre colombiana para que otros hagan negocio con el petróleo”.

A su turno, el parlamentario Antonio Sanguino (Alianza Verde) califica la propuesta como temeraria y señala que implicaría “meter al país en un conflicto bélico internacional, pues del otro lado está un presidente como Maduro, a la espera de una provocación para agredir a Colombia”. En esa línea, el senador Roy Barreras (Partido de La U) dice que “no se puede prender una chispa para volver a Colombia un teatro de la guerra, en la que el pueblo pone los muertos”. Y agrega: “Estos sectores radicales llevan muchos meses atizando la guerra. Están jugando con fuego y lo peor es que lo hacen de manera consciente, no miden las consecuencias”.

Por su parte, el senador Rodrigo Lara (Cambio Radical) concuerda con que “no es responsable proponer acciones militares contra un país”. Eso sí, advierte que puede llegar a ser una alternativa en caso de que “exista una incursión armada por parte de Venezuela en nuestro territorio”.

Frente a esta situación, los congresistas señalan que el Gobierno debe insistir en estrategias como el cerco diplomático para presionar la salida pacífica de Maduro, en lugar de aventurarse a un conflicto, y confían en que lo dicho por Uribe no tenga eco en Iván Duque.

“La debe rechazar desde la responsabilidad que le corresponde como jefe de Estado, cuya primera tarea es mantener la paz”, opina Barreras, mientras que Sanguino aboga por “agotar instancias diplomáticas y proteger la frontera evitando cualquier confrontación”. Sin embargo, alega que el presidente “tiene muy poco carácter” y podría terminar haciéndole caso “al núcleo duro del uribismo”. Lara concluye que, pese a que los países estén gobernados “por los peores sátrapas”, las herramientas deben ser la diplomacia y el multilateralismo, en lugar de las armas.

Implicaciones

Para analistas políticos e internacionales, si tiene eco lo dicho por Uribe y Valencia, el país podría tener un retroceso diplomático y en materia de relaciones internacionales, sin dejar de lado las implicaciones sociales, económicas y humanitarias que suponen un conflicto. Según Ronald Rodríguez, investigador del Observatorio de Venezuela de la Universidad del Rosario, este episodio recuerda lo hecho por el expresidente en su mandato, cuando ingresó a territorio ecuatoriano en búsqueda de alias Raúl Reyes, lo que significó “perder 200 años de respeto a fronteras internacionales”.

“No se puede realizar una acción en esa dirección, sería una declaración de guerra a Maduro. Así lo reconozca o no, ese gobierno está admitido por Naciones Unidas y por la mayoría de países. Uribe, como exjefe de Estado, debería tener una responsabilidad mayor. Espero que Duque sea más precavido que él; además no le convendría: quedaría como el presidente que metió a Colombia en una guerra internacional”.

Entre tanto, Nastassja Rojas, decana de la Facultad de Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad Santo Tomás, indica que adentrarse en una guerra con Venezuela “sería caer en las provocaciones de Maduro, quien pretende justificar su discurso alrededor de Estados Unidos”.

Con todo, para Rafael Piñeros, coordinador del programa de Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad Externado, el tono “incendiario” del expresidente puede tener graves consecuencias jurídicas, políticas y diplomáticas. Muestra de ello, dice, fue lo que pasó en 2004 cuando, también bajo su mandato, fue capturado en territorio venezolano el líder guerrillero Rodrigo Granda, lo que fue considerado por el entonces presidente Hugo Chávez como una “violación de la soberanía venezolana”.

“Fue un período muy oscuro en las relaciones de Colombia frente a sus vecinos. Éramos vistos como una amenaza. Uribe lo que está buscando realmente con esto es ver la reacción de la opinión pública”, manifiesta Piñeros.

Aunque reconoce el ambiente de tensión, Víctor Mijares, profesor de ciencia política de la Universidad de los Andes, sostiene que “es muy poco probable” que se haga realidad la propuesta de Uribe y que su declaración “es una práctica usual para presionar al presidente Duque para asumir posiciones más fuertes”.

Tanto expertos como políticos coinciden en que, dado el ambiente enardecido y provocador que persiste entre ambos gobiernos, lo más sensato y cuidadoso en materia internacional es no hacer llamados bélicos y concentrarse en las estrategias diplomáticas dispuestas para lograr no solo la captura de quienes insistan en rearmarse, sino apaciguar los ánimos con el país vecino y, dado el caso, conseguir una salida pacífica de Maduro. ¿Seguirá subiendo el tono de la discusión o se pasará a las manos?

Por -Redacción Política (politicaelespectador@gmail.com)

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